Capítulo 5.

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                                                                                       Abraham

La situación acabaría en una discusión; en mis pensamientos.

Todo lo contrario, Tomás se mantiene en calma sin respuesta alguna debido a mi ya que Malú termina yéndose de la casa.

Tan sólo dirijo la mirada a él sin articular palabra. No sé por donde empezar. Sería raro hablar con él sobre mujeres , ni mucho menos me gusta contar mis penas.

Dispongo en recoger los platos, camino hasta la cocina y empiezo a enjuagarlo.

- ¿No me vas a decir nada? - se apoya en la encimera sin quitar la mirada-

- ¿Qué quieres que te diga? - acto seguido lo seco con el paño-

- ¿Qué hacía ella aquí? Si se llega a enterar Miguel de que tienen una relación, nos corta las pelotas. A ti por traicionar la compañía y a mi por taparte - atrapa en sus manos una manzana y lo mordisquea-

- No quiero darte explicaciones sobre ello, no te quiero incumbir en ningún tema que no sea del trabajo. Pero, quiero dejarte algo claro. No tengo nada con ella, no podría salir con alguien tan borde - salgo de la encimera que tenemos en medio- ¿Y tú qué haces aquí?

- Me fui del piso, discutí con Bob. No para de traer a sus amigos yonkis - saca de su bolsillo unas llaves y  me las tira- son tuyas, no volveré más por aquí

- ¿Por qué?

Él no me dice nada, su mirada es diferente. Aunque por un momento hace el amago de llorar, pero, no lo hace. Sonríe para disimular. Camina hacia mí y me abraza.

- Te quiero tío, nunca olvides de que soy tu mejor amigo. Nunca te he fallado, y gracias por venir después de todo - da palmadas en mi espalda, al separarse me mira- no soy gay

Río.

Le preguntaría que le pasaría. Aún así me diría "nada".

Veo como atrapa en sus manos una de las cremalleras de su bolso. Se saca la blusa por la cabeza, lo deja dentro.

Por un momento tuve la mente en blanco con lo que vuelvo a la realidad, dirijo mis pies hacia mi cuarto. Cierro.

Entro al plato de ducha del baño que está en mi cuarto, apoyo mis manos en el azulejo con la cabeza agachada intentando mentalizar a Malú. No a quién me la saque de mis pensamientos.

Minutos después salgo con la toalla alrededor de la cintura, me pongo unos bóxer y me acuesto.

Antes de cerrar los ojos recuerdo el momento en el que la besé.

                                                                                               Malú

La mayoría de veces los sueños pueden ser aterradores o incluso como un disco rayado. Sin sentido alguno.
Tal vez una que otra vez tenga la respiración profunda por lo que no me acuerdo de nada.
Pero, lo que no entiendo es soñar con él. Abraham.

Si digo la verdad, diferente al resto. No lo digo porque sea lúcido, si no porque aparecía una canción.
Ambos la cantábamos, la única diferencia era que tenía diecisiete años y yo...

La sintonía de mi teléfono móvil es el culpable por mi despertar.
Antes de que las sábanas se apoderen de mí, dejo que mi respiración se adueñe de mi cuerpo sintiendo la circulación.

[.....]

Bebo de mi café con leche a la vez que mordisqueo una tostada de jamón serrano.

Leo el periódico del día, a pesar de que esté en Inglés. Llevo varios años aquí con lo que sé algo del idioma.

Por un momento veo por el reflejo de la vitrina de que me miran. Ahí está él.

Paso el papel por la comisura de mis labios.

Levanto de mi asiento camino a la barra para pagar.

- Malú, perdón. No era mi intención - busca mi mano y antes de su agarre me echo a un lado-

- Nunca ha sido tú intención - digo irónicamente-  Siempre estás ahí jodiendo, insultando, tratándome mal. ¿Qué te piensas que soy? Soy humana, y tengo sentimientos como tú. O tal vez no los tengas.

- No seas dura conmigo por favor. Sé que he sido totalmente gilipollas, pero, me gustaría llevar una buena relación contigo - su mirada es diferente, igual la de ayer. Aunque está vez sus palabras son sinceras y no sé si creer-

- Malú, a la compañía - dice Bart tras mío-

No dirijo ninguna palabra, sólo cumplo órdenes.

Antes de alejarme de ellos oigo como Bart le escupe sus últimas palabras.

- Sí te vuelvo cerca de ella tú y yo tendremos problemas. No te lo diré más veces, ya eres mayorcito estando detrás de una mujer ¿No crees? Vergüenza tiene que dar a tus padres - masculle sin previo aviso-

Los pasos son rápidos a la misma vez inseguros.

Me meto en el coche, dejando que el motor arranque por si sólo.
Antes de dirigir mis manos al volante veo por el retrovisor a Bart, se mete en su Audi.

Abraham sale de la cafetería, se pone la capucha de su sudadera y camina. Hoy no está vestido para ir a la compañía. Tal vez vaya por su cuenta sin avisar con lo que no tengo otro remedio en seguirlo.

Aparco dos calles anteriores de su lugar.

Llegó a un supermercado. Entro después de él y camino hacia el pasillo de los congelados.

- ¿Qué haces siguiéndome? - hace un ligero movimiento para mirarle-

-  ¿Qué? No, vine a por gambas - digo pillando una bolsa de Nuggets-

- Parece ser que no es así - Me lo arrebata de las manos- Malú, no soy bobo. ¿Qué hacías siguiéndome?

- Se me hace extraño no verte vestido en condiciones para ir a la compañía

- ¿Tanto interés tienes para saberlo? - dice subir una ceja y una media sonrisa-

- Tal vez - digo algo nerviosa. No me puedo fijar en este imbécil-

Él va a hablar hasta que recibe un carro en sus costillas, alguien aparece tirándose encima suyo recibiendo golpes sin ton ni son.

Voy a ayudarlo, pero me levanta la mano empujándome a la estantería.

Un dolor estruendo me viene en la espalda, levanto como puedo y en una patada el desconocido cae. Agarro la mano de Mateo y lo estabilizo.

- ¿Estás bien? - digo mirando que tiene sangre en la ceja-

- Sí - su voz es cansada y en algún momento se va a desmayar por la sangre que le cae de la cabeza-

Recibo la pistola en la barbilla, preparado para disparar.

Abraham se resbala por la estantería apoyándose de mi mano.

- Dile a Bart y a Miguel que me van a pagar por todo el daño que han hecho - los ojos del desconocido son totalmente puros-

- ¿Qué? No sé de que me hablas

Intento calmar la situación. Imposible. El chico no tiene criterio alguno para controlar su ira. No tiene remordimiento de lo que va a suceder. Ni mucho menos, no sabe las consecuencias que se puede llevar estando así conmigo.



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