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—Taehyung, ¿puedes venir un momento?

Era Yangmi que le llamaba desde la cocina. El joven cerró momentáneamente el libro que le estaba leyendo a Hyungsu y le despeinó suavemente. Caminó hacia la mujer y esbozó una pequeña sonrisa al verla, que se disipó al ver la seriedad con la que le miraba.

—¿Qué... qué ha pasado? —preguntó repentinamente asustado, mirándole con sus brillantes ojos marrones.

—Oh, tranquilo, no es nada —dijo ella sonriendo ahora y él se relajó—. Es solo que estoy preocupada por ti. Llevas viniendo todos los días y pasas todo el rato aquí desde hace un tiempo. Escuché ayer lo que te dijo aquella chica de la fiesta, deberías ir y pasarlo bien con tus amigos, Tae. Hyungsu y yo podemos sobrevivir sin ti perfectamente, si pasara algo te llamaría al momento, eso lo sabes.

—No te preocupes, de verdad —Taehyung le miraba enternecido—. Vengo porque me apetece pasar tiempo con vosotros. Además, las fiestas no son realmente lo mío y mis amigos lo saben. Ellos entienden que prefiera estar aquí ayudándoos.

La mujer suspiró, soltándose el pelo y dejando que su descuidada melena castaña cayera sonre sus hombros. Miró al joven y vio una versión más mayor de su propio hijo, una versión que probablemente nunca llegaría a suceder. El peligris había hecho mucho por su familia y le estaba eternamente agradecida, de eso no había ninguna duda, pero le preocupaba que no estuviese disfrutando de su vida y su juventud por estar con ellos.

—Hay un concurso de fotografía —dijo dulcemente, sacando un folleto de su bolso—. Sé que te gusta, nos has enseñado miles de fotos maravillosas. Deberías apuntarte, así además te despejas un rato.

—No sé, yo...

—Hazlo por mí. Necesito saber que tu vida no somos solo Hyungsu y yo, que haces algo más, que tienes a gente a la que quieres y que vives y disfrutas. Probablemente no nos quede mucho tiempo y no quiero que te alejes de tus amigos por nosotros, porque cuando todo esto acabe, te verás solo y no hay nada peor que eso. Hazme caso.

—Eso no va a suceder, los chicos y Jimin...

—Ya sé que entienden la situación, no me cabe duda de que son unos chicos tan maravillosos como tú, pero de verdad, necesitas salir, tomar aire fresco y despejar tu mente. Creo que el concurso es lo mejor. Son varias fases y en cada una requieren un tipo de fotografía en específico. El ganador obtiene un premio en metálico y un puesto de trabajo asegurado en una compañía fotográfica.

—Suena muy bien, de verdad, pero... —pero no tengo fuerzas para ello y las pocas que me quedan prefiero utilizarlas para cuidar al pequeño. Suspiró sin pronunciar esas palabras que acudían a su mente.

—Pero nada. Prométeme que te inscribirás y que irás a esa fiesta —dijo la mujer, ahora tomando un aspecto más serio.

—Te prometo que pensaré lo de inscribirme y que pasaré más tiempo con mis amigos.

No era lo que quería oír del todo, pero Yangmi se dio por satisfecha e iba a añadir algo más pero su hijo comenzó a toser en el salón descontroladamente y corrió hacia él, preocupada y con el corazón latiéndole a mil. El peligris la seguía de cerca y colocó a Hyungsu correctamente en el sofá. Solo había sido una falsa alarma.

—Y te prometo —añadió Taehyung— que si ganase, el dinero estaría destinado a las necesidades de este campeón.

Yangmi suspiró dándose por vencida, sabía que no iba a conseguir nada. Ese chico era un maldito ángel.

🌸🌸🌸

Era la noche de la fiesta y Elena tenía muy claro que no iba a moverse de su casa, con su buen pijama y los videos de los conciertos de su querido Harry Styles. Ni Andrea ni Hoseok ni Jimin iban a poder convencerle de cualquier otra cosa, por mucho que insistieran, tiraran de sus extremidades o la amenazaran con rídiculas promesas. Bah, esa fiesta ni siquiera era tan importante.

Se había sentado en el sofá con las piernas cruzadas y su buen paquete de pañuelitos al lado dispuesta a llorar y a cantar a pleno pulmón en cuanto los chicos se fueran de su casa. Los seis y su querida amiga, no paraban de corretear de arriba abajo, nerviosos y terminando de prepararse. No entendía por qué habían tenido que ir hasta allí para prepararse, pero en el fondo, Elena disfrutaba viéndolos tan ajetreados. No quería imaginarse si sus queridos y alocados amigos tuviesen que
vivir con el estrés de la vida de los idols que a veces imitaban.

—Elena... —comenzó a hablar de nuevo el pelirrojo, mientras a su lado, Andrea hacía pucheros.

—No.

—¿Quieres que me arrodille y te lo pida como si fuese la maldita prom de los americanos? ¿Eso quieres? —rió Jimin y Elena reconsideró la idea. Que Park freaking Jimin se arrodillara ante ella solo para que fuera a una estúpida fiesta es algo que no le importaría ver, grabar y conservar para la posteridad.

—YOONGI, ¿POR QUÉ NUNCA TE HAS ARRODILLADO DELANTE DE MÍ PARA IR CONTIGO A UNA FIESTA? —gritó Andrea dejando a todos los presentes aturdidos y sordos por un momento.

—Ehhh... porque eres tú la que siempre insiste en que te acompañe a las fiestas. A mi no me importaria quedarme con Elena en ese cómodo sofá y dormir, pero me sacrifico por ti —hablaba pausadamente, con mucha autoconfianza lo que hizo reír a los demás y a Andrea suspirar y rodar los ojos.

Aquella bandasa de locos se disponía por fin a marchaese cuando Jimin entró de vuelta corriendo hacia Elena mientras murmuraba maldiciones. La joven le miró confusa, dispuesta a repetirle por millonésima vez que no iba a ir a la fiesta cuando vio que Jimin hablaba por teléfono.

—Taehyung —vocalizó sin hacer ruido el castaño, aunque a decir verdad, su pelo estaba cada vez más rubio.

A Elena se le encogió el corazón al recordar la imagen del peligris en el hospital.

🌸🌸🌸

Taehyung dejó su móvil en el bolsillo mientras negaba con la cabeza. Jimin, como no, se había olvidado completamente de la conversación que habían tenido en la que el rubio le había prometido darle una sorpresa a Hyungsu y pasar la noche con ellos. El pequeño nunca había tenido una fiesta de pijamas porque realmente no tenía amigos que le visitaran además del propio Taehyung, así que este decidió cumplir su deseo de una noche de chicos jugando a videojuegos.

Hyungsu lo tenía todo preparado y organizado y estaba verdaderamente ilusionado. Su madre había dejado algo de comida en la mesa a modo de snacks y el pequeño había escogido una larga lista de videojuegos que planeaba jugar y películas de miedo que quería ver y su madre no le dejaba. Yangmi iba a pasar la noche fuera, con una amiga en un hotel que el propio Taehyung había pagado para que la mujer pudiera despejarse y cuidarse un poco a sí misma. Así que tenía que ser esa noche. Y a su mejor amigo se le había olvidado por completo.

No estaba muy seguro sobre cuál sería la solución que Jimin había buscado para el dilema pero decidió ignorarlo por el momento y ponerse a jugar con el pequeño que no paraba de preguntarle cuando iba a llegar su amigo y si iba a traer esa hamburguesa del McDonnald's que tanto le gustaba. El peligris reía y asentía con la cabeza, esperando que no se le notara demasiado su preocupación y nerviosismo. No sabía que excusa le pondría, no tanto a Hyungsu que podría pasar la noche solo con él y sería feliz, sino a Yangmi, que estaba desesperada porque pensaba que Taehyung estaba perdiendo a sus amigos.

—¡Ahí está, ahí está! —gritó el pequeño sacándolo de sus propios pensamientos.

El timbre volvió a sonar y el peligris suspiró aliviado, dirigiéndose a la puerta. La abrió y se sorprendió al ver que en lugar de su rubio amigo, estaba Elena con una gran bolsa del McDonnalds.

—Voy a matar a Jimin, te lo juro.

—¡Servicio de McDonnald's a domicilio!

Hablaron los dos a la vez y rieron. Taehyung se disculpó a Elena por el hecho de que Jimin le hubiera obligado a sustituirle y ella le quitó importancia al asunto. Hyungsu gritó sorprendido al ver a la joven y empezó a cantar con su voz dulce y aguda algo como "Taehyung tiene novia, Taehyung tiene novia", por lo que ambos jóvenes se echaron a reir sonrojados.

smile » taehyung ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora