Los chicos dieron un breve paseo por el parque de atracciones, en silencio y observando a la gente, en especial a los niños, correr de un lado a otro. No era incómodo, pero ambos estaban cohibidos por lo que casi sucedió anteriormente.
—¿Sabes qué? —fue el chico quien interrumpió el silencio. Elena le miró con una pequeña sonrisa, aunque tímida—. Voy a conseguirte un peluche, vamos.
La chica se rió, pensando que lo diría de broma, pero no. El peligris cogió la mano de la castaña y se encaminó hacia uno de los puestos. Pagó lo justo para tener cinco intentos y lanzó las bolas a los objetivos. Elena le miraba divertida, pues Taehyung lo estaba haciendo realmente mal.
—¿Me dejas intentarlo? —preguntó entre risas mientras veía al peligris volver a pagar.
El peligris le dejó dos de las cinco bolas que tenía que lanzar y la chica acertó de pleno, por lo que comenzó a dar saltitos feliz. Taehyung sonrió enternecido y trató de acertar también, consiguiéndolo y obteniendo un peluche precioso y enorme de un oso.
—Mil gracias, mil gracias, mil gracias.
Elena abrazó fuertemente al peligris, dejando que le envolviese con los brazos y sin soltar en ningún momento su nuevo tesoro.
—No hay de qué, ha sido gracias a ti, que me has dado suerte —se rió el chico, apoyando la barbilla sobre la cabeza de la joven, aún abrazándola.
—¿Cómo debería llamarlo? —Elena se había separado ya y miraba con una sonrisa radiante al peluche.
—Taehyung —se rió el joven—. Es broma, es broma. ¿Que tal Taena? Así es como si fuera nuestro hijo.
Inmediatamente después de decirlo, se sonrojó y apartó la mirada de ella. Elena escondió su rostro tras su larga melena rizada, sonriendo ampliamente y sonrojada. Pero asintió con la cabeza lentamente.
Caminaron juntos a la salida del parque y luego al coche. No iban en un completo silencio, pero tampoco en una conversación fluida y profunda. Simplemente soltaban comentarios de vez en cuando que daban lugar a breves temas de conversación.
—Todavía quiero conocer a Yeontan oficialmente —dijo Elena.
—Entonces vamos a mi casa. Podemos ver alguna película si te apetece.
La chica asintió con la cabeza, entusiasmada y abrazada a su querido peluche. Ni siquiera lo soltó cuando iban en el coche, es más, lo sentó en su regazo y le puso también el cinturón, por lo que lo único que se veía de la joven eran sus ojos brillantes que irradiaban felicidad.
Taehyung se rió dulcemente y condujo hacia su propia casa bajo la atenta mirada de la joven. Adoraba ver a la gente conducir, en especial a los chicos y le parecía realmente atractivo. Permaneció en silencio todo el trayecto, no podía estar más feliz.
🌸🌸🌸
—¡Tannie! —exclamó el peligris en cuanto abrió la puerta, agachándose con una sonrisa para coger a su perrito y acariciarlo—. Mira Tannie, te presento a Elena. Elena, este es Tannie.
La chica soltó un pequeño gritito enternecida y cogió al perrito, soltando el peluche. Taehyung se rió y recogió el peluche del suelo para sentarlo en el sofá mientras observaba a Elena jugar con su querida mascota. Sacó una fotografía mental de ese momento y luego se acercó a ellos para unirse al juego. Cualquiera que los viera desde fuera, diría que parecían unos padres cuidando a su pequeño. Y en realidad, era más o menos así.
Pasaron un buen rato jugando con el perro hasta que este se alejó de ellos para comer un poco y dormir, así que los jóvenes simplemente se sentaron en el sofá, riendo.
—¿Quieres tomar algo entonces? O ver una película, o lo que quieras —dijo el chico, sonriendo.
—La película está bien.
Todo el silencio que habían compartido unos momentos antes de llegar a la casa, desapareció de inmediato. Comentaron cada escena de la película, riendo e imitando a los personajes que a veces se le antojaban un tanto ridículos. No era la mejor película del mundo, pero era divertida y Taehyung tuvo la oportunidad de cogerle de la mano de vez en cuando. Estaba completamente seguro de que Elena le gustaba mucho y de que probablemente estaba enamorado de ella, o al menos, estaba en proceso de hacerlo. Cada cosa que descubría nueva de ella, hacía que le gustara todavía más. Cada sonrisa que la joven esbozaba, hacía que su corazón saltase de alegría. Cada vez que se tocaban o se rozaban, las mariposas en su estómago de las que todo el mundo hablaba hacían acto de presencia. Y cuando estaba con ella, era completamente feliz.
Entre risas y bromas, no se dieron cuenta de que el tiempo había pasado con rapidez y que ya era de noche. Cenaron juntos algo de ramen que el peligris cocinó e inmediatamente después, Elena se incorporó para marcharse, aunque su amigo le detuvo.
—Es tarde, Tae... Debería irme.
La joven le observó con un ápice de tristeza en la mirada. Ella era la primera que no quería irse, pero estaba cansada y quería relajarse y calmar su accelerado corazón de chica inocente y enamoradiza.
—Elena, no te vayas... Quédate a dormir.
Taehyung habló prácticamente sin pensar, pero no se arrepintió en ningún momento. Observó enternecido como la chica se sonrojaba y dudaba, pero comenzó a argumentarle por qué debería quedarse. Al final la chica cedió, total, no era la primera vez que dormían juntos.
Como en aquella ocasión, el peligris le dejó algo de ropa a la joven, que le quedaba enorme pero aun así, se veía preciosa. Se tumbaron en la cama juntos, aunque, a diferencia de aquella vez, no hicieron ninguna estúpida barrera entre ambos. Elena avisó a su mejor amiga de que no iba a volver a casa a dormir y Andrea le respondió que usara protección, avergonzando a la mayor.
—Elena... —murmuró el chico dulcemente, mirándole a los ojos. Eran preciosos, claritos, a diferencia de los suyos que eran de un marrón realmente oscuro—. Gracias por hoy, lo he pasado genial.
Ella negó con la cabeza: —Gracias a ti. Tú eres el que ha pagado todo. Algún día tendré que devolvértelo.
—Me basta con que sonrías así siempre.
El chico esbozó una sonrisa tímida, observando como ella sonreía ampliamente y con un leve tono rosado en las mejillas. Llevó la mano al rostro de la joven y lo acarició dulcemente, con una sonrisa. Adoraba esa sensación que recorría su cuerpo cada vez que estaba cerca de ella, esa felicidad tan pura que le colocaba como si fuera una especie de droga.
Inmediatamente, quiso besarla. Quiso unir sus labios con los de ellas y sentir lo que Jimin ya había tenido la oportunidad de sentir. El rubio había sido su primer beso. No pudo evitar acordarse de eso y entristecerse un poco. Hasta que escuchó como la joven pronunciaba su nombre en un susurro. Apartó esos pensamientos de su cabeza y le miró a los ojos. Entonces, no pudo evitarlo más.
Se acercó más a ella y ladeó levemente la cabeza para unir sus labios en un tierno beso. Cerró los ojos al mismo tiempo que la joven, que, sorprendida y a diferencia de lo que había hecho con el rubio, se lo siguió como buenamente pudo por su falta de experiencia. Los labios del peligris se movían con suma lentitud sobre los de la chica, convirtiendo el beso en uno realmente dulce.
Cuando se separaron, ambos sonrieron ampliamente, tímidos, ambos queriendo más. Y esta vez, fue ella quien lo inició. Colocó la mano en la cabellera del peligris, enredando sus dedos en su pelo y le volvió a besar con la misma delicadeza.
Estuvieron besándose con esa delicadeza y esa dulzura que los caracterizaba por un rato, declarándose mutuamente su amor de esa manera hasta que se separaron con los labios hinchados y extasiados de amor. Elena, tímida, apoyó su cabeza en el pecho del peligris, abrazándole. Él le devolvió el abrazo, acariciando suavemente la espalda de la joven con una amplia sonrisa y se quedaron así hasta que ambos cayeron en los brazos de Morfeo.
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smile » taehyung ✔️
Fanfiction"-¿Estás completamente seguro de esto? El joven alzó una ceja y esbozó una sonrisa. Miró a través del objetivo de su cámara y asintió con la cabeza. -Tú solo... Sonríe." » kim taehyung : hetero © triana (@artsytee333) 2018