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—Kim Taehyung, tienes que comer —repitió por enésima vez la chica. El peligris simplemente se encogió de hombros y siguió jugando con el perrito, sentado en el sofá—. Tae, por favor... solo un poquito, ¿sí?

El chico simplemente frunció en ceño y se levantó del sofá para acercarse a la mesa, coger una patata frita y comérsela.

—¿Ya estás contenta? Voy a dormir.

La castaña suspiró mirando a su amigo marcharse a su habitación. Elena la iba a matar, estaba segura. Le había ordenado a la chica que se marchara con Yoongi a dar un paseo y despejarse un poco, la pobre se había pasado la última semana cuidando a un Taehyung que no comía y solo se dedicaba a dormir y jugar con Yeontan, pendiente siempre de alguna llamada desde Estados Unidos. Le había prometido a su mejor amiga que conseguiría que Taehyung comiera y se animara un poco, pero la cosa no estaba yendo muy bien.

Se levantó dejando su hamburguesa a medias y caminó hasta la habitación del chico, quedándose bajo el marco de la puerta y observándolo. Estaba sentado en el borde de la cama, mirando fijamente el móvil, esperando una llamada entrante mientras las lágrimas amenazaban con deslizarse por su rostro.

Suspiró. Le dolía verle así. En los dos años que llevaba siendo su amiga, nunca antes le había visto tan decaído. Ella amaba a Taehyung con todo su corazón. Siempre había sido como su hermano mayor, el que la cuidaba cuando se enfermaba o cuando sus ánimos no eran los mejores. Ahora era su turno de cuidar de él, pero lo cierto es que debía regresar a España en tan solo un par de días.

—Tae... —dijo suavemente sentándose a su lado, quitándole cuidadosamente el teléfono de las manos. El chico le miró. Tenía los ojos vidriosos y su hermosa sonrisa cuadrada había desaparecido totalmente desde hace unos días. Andrea le observó con tristeza, sorprendiéndose cuando el chico le abrazó— Puedes llorar tranquilo, Tae. Puedes desahogarte con libertad, no me voy a ir de tu lado.

Escuchó como el chico soltaba una pequeña carcajada: —Eso solía decírtelo yo a ti...

Andrea asintió suavemente con la cabeza: —Ahora es mi turno de estar aquí para ti, Taehyung.

El chico no puedo evitar sollozar y abrazarle con más fuerza. Pasaron un buen rato así, abrazados, el chico llorando y ella dándole palabras de ánimo, hasta que se separaron más tarde. Taehyung había decidido comer, en el fondo tenía hambre, así que ambos amigos volvieron a salón y comieron tranquilamente sus hamburguesas. Yeontan les miraba feliz desde el sofá.

—¿Qué te parece si llamo a Jimin y nos reunimos el trío original? Como en los viejos tiempos, podemos jugar videojuegos, cantar, lo que queráis —sugirió la chica feliz. El peligris simplemente asintió con la cabeza y Andrea corrió a llamar al rubio.

Jimin llegó una media hora después con una bolsa repleta de instrumentos desconocidos para el chico.

—Jiminie, ¿que es todo eso? —preguntó curioso sacando un pequeño bol de plástico.

—¡Park! ¿Otra vez? —exclamó Andrea, mirándole y fingiendo enfado.

—No es culpa mía, te prometo que esta vez no ha sido idea mía —se defendió el chico—. La compañía de baile nos ha dicho que deberíamos teñirnos para la presentación de mañana a la que por cierto estáis invitados todos, no acepto un no por respuesta Taehyung.

—¿Teñirte? —frunció el ceño el chico— Lo hiciste hace no mucho, de rubio. Se te va a caer el pelo si sigues tiñéndote tanto... Además, solo has traído colores fantasía: verde, azul, morado, rojo, rosa...

—Ah sí, es que nos han permitido escoger el color que quisiéramos y no estaba seguro de cual escoger, así que he comprado todos para que la experta me aconseje.

Todas las miradas recayeron en Andrea, hasta Yeontan se acercó corriendo a sus pies.

—Déjame ver los colores, anda —suspiró la chica tranquila—. Creo que el azul te quedaría bien.

Jimin simplemente asintió con la cabeza, poniéndose el plástico protector para cubrir su ropa y se sentó en la silla. Inmediatamente después, Andrea se puso un delantal, guantes y comenzó a preparar el tinte

—P-pero, ¿estás segura de esto? ¿Le vas a teñir tú? —preguntó confuso el peligris, abrazandona Yeontan desde el sofá.

—Claro. Siempre le he teñido yo, también a Yoongi, Namjoon y Hoseok. Incluso me teñí a mí misma una vez —dijo tranquila ella—. ¡Ya sé! ¡Tenemos que teñirte también! Te vendrá bien un cambio de look, llevas con ese gris mucho tiempo. Podría cortarte el pelo también.

No era tan mala idea. Taehyung se paró a pensarlo mientras observaba como su amiga aplicaba el tinte azul sobre el pelo de Jimin.

—Está bien, pero yo elegiré el color —se levantó con Tannie en sus brazos y se acercó al comprobar los colores que había comprado el ahora pelizul—. ¿Este es menta?

—Ah, sí. Había pensado que igual le quedaría bien a Yoongi, pensaba que estaría aquí y que querría teñirse también.

—Buena elección, Jimin-ssi.

Un buen rato después era Taehyung quien estaba sentado en la silla mientras Andrea le teñía de rojo. Jimin mientras tanto jugaba con Yeontan a correr por la casa.

—¿Cómo aprendiste a teñir el pelo?

—No es muy complicado. Solía ayudar a mi madre a teñirse así que bueno, al final acabé aprendiendo. Jimin acabó convirtiéndose en mi conejillo de indias para experimentar.

—Tenías el pelo azul cuando nos conocimos —recordó Taehyung con una sonrisa.

—Sip, ahora vamos a jugar a algo mientras esperamos a que el pelo absorba el color.

La casa que llevaba escuchando sollozos en los pasados días, se convirtió en un escenario de risas. Los tres mejores amigos no podían parar de reír mientras competían en los videojuegos. Acabaron hablando de todo un poco: de España, de Elena, de Jungkook y Yuna y de la actuación de Jimin del día siguiente.

Los dos chicos finalmente fueron a lavarse las cabezas para comprobar que el tinte había quedado bien así que se turnaron en el baño para ello. Un poco después ambos chicos salieron para que Andrea comprobase el resultado. Jimin se quedó secándoselo un poco más mientras que la chica se dedicaba a cortarle el pelo a Taehyung para luego secárselo con el secador.

El timbre sonó y Andrea corrió a abrir la puerta, seguida de un alegre Yeontan. Eran Elena y Yoongi.

—Hola, fea —rió el chico antes de dejar un beso en los labios de su novia—. Apestas a tinte, ¿qué has estado haciendo?

—Animar a Taehyung —rió dulcemente—. Hemos comido, no te preocupes, Elena, está todo controlado.

La mayor saludó a su mejor amiga con un dulce abrazo y los tres se dirigieron al salón donde los dos chicos recién teñidos se burlaban el uno del otro por el nuevo color de pelo.

—¡Tae! —exclamó Elena, corriendo a abrazarle y observarle mejor—. Madre mía, estás guapísimo.

El chico rió, dejando un dulce beso en los labios de su novia, quien se lo siguió algo tímida por estar delante de sus amigos.

—Perdón por haberte preocupado tanto estos días —susurró el chico abrazándole, recibiendo un pequeño beso en la frente de su novia.

—¡Oye! ¡Que a mí también me han teñido! —exclamó Jimin, haciendo reír a todos.

—¿Tú también quieres besitos, Jimin? —se burló Yoongi, riendo, acercándose a él e intentando llenarle la cara de besos, pero el peliazul solo reía e intentaba huir.

—¡Yoongi! ¡Que tu novia soy yo!

—¿Eh? Ah sí, perdona, cariño. Ha sido un momento confuso.

Todos estallaron en carcajadas hasta que el móvil de Taehyung comenzó a sonar y se hizo un silencio sepulcral.

El pelirrojo alcanzó el móvil con las manos temblorosas y se apartó un poco del resto para responder la llamada.

—¿Hola? —preguntó al descolgar. Un hilito de voz le respondió unos segundos después.

—¿H-Hyung?

smile » taehyung ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora