Las peleas, el fuego, las muertes, las guerras, dejan huellas más allá de las físicas, son recuerdos que sin querer se guardan en nuestro corazón y hacen mella en nuestra alma, cambian nuestra visión del mundo y nuestro espíritu, nos hacen apreciar lo que tenemos y lo que dejamos ir, ese tipo de cosas son las que habían hecho que Draco Malfoy fuera casi invisible fuera de la sala de Slytherin.
Seguía siendo un líder innato y para los de su casa un ejemplo a seguir, había cometido errores sí, pero había aprendido de ellos, no es que fuera una especie de ángel o algo así, pero sabía que no tenía sentido buscar pelea porque llevaba las de perder.
Sabía que era más capaz que la gran mayoría de sus compañeros y lo sabían, así que no tenía que demostrar nada. Sin la presión de su padre, Draco dejo de exigirse para cumplir sus propias expectativas y no las de alguien más, no le debía nada a nadie, quizás solo a su madre, ella era la razón por la que había regresado al Colegio, ella fue su rayo de esperanza cuando creyó todo perdido.
Burlarse y gastarle bromas de mal gusto, era lo más cerca que estaban sus compañeros de cobrar venganza por aquellos que habían sufrido en la guerra. Al principio, Draco lo soporto porque creyó que se lo merecía, pero cuando se dio cuenta que también molestaban a los de primer año, fue cuando comenzó a defenderse o mejor dicho a defender a los de su casa.
La clase de Pociones solía ser su favorita, le gustaba la idea de hacer magia sin varita, pero ahora, cada que entraba a las mazmorras, le recordaba a su padrino, su nostalgia era la causa de que algunas veces actuara en piloto automático.
Sin embargo, ese día, Draco creyó haberse equivocado en su poción, lo cual era extraño pues no era la primera vez que preparaba la amortentia, pero esta no olía como solía hacerlo. Estaban ahí los olores de siempre, el olor a jugo de calabaza, del roble, la tierra mojada, pero había algo más, era como un perfume, mejor dicho como un olor corporal, aunque dudaba que fuera el de una chica, pues era bastante fuerte. Se sonrojo cuando se dio cuenta que debía de estar enamorado de un chico pues solo así tendría sentido su poción.
No recordaba que le gustase un chico de manera romántica, siempre supo que era bisexual, jamás lo había dicho porque sabía que no era lo que se esperaba de él, pero había estado bien porque quizá jamás encontraría a alguien a quien amar y que lo amase de vuelta. Por eso jamás había cuestionado a sus padres sobre su futuro matrimonio aunque ahora lo dudaba un poco.
Casi al final de la clase, coloco en un frasco una muestra de su poción para que el profesor la calificará; a medio camino choco con Potter y se quedó petrificado mientras Harry susurraba un "lo siento" y caminaba a su asiento. Slughorn se acercó a Draco y este casi, casi que le avienta el frasco, Draco se apresuró a tomar sus cosas y salió corriendo. Cuando sonó la campana, Draco ya había llegado a su siguiente clase.
Cuando las clases del día terminaron, Draco casi había olvidado el tema de Potter y su poción, casi.
Una vez en su cama, su conciencia no le permitió pasar el tema desapercibido, pero dio por zanjado el tema unas horas después cuando se dijo a si mismo que la mazmorra olía así debido a que todos preparaban la misma poción y que Potter no podía oler tan exquisito, además era inaceptable que Potter le gustase, podrían gustarle los hombres pero no le iba a gustar ese cuatro ojos.
Sin saber que Potter lo acompañaba en su insomnio, aquella noche ninguno sufrió por sus pesadillas.
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El aroma del amor [Drarry] TERMINADA
Fanfiction"La amortentia, la poción de amor más poderosa" Harry siente curiosidad por los aromas que percibe de la amortentia, decide que puede darse el lujo de buscar a la persona de la cual parece esta enamorado. Ya no hay señores tenebrosos ni horocruxes q...