CAPITULO 5 - BOCADILLOS

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Durante las últimas dos semanas Harry tenía la sensación de que Draco lo evitaba, lo que era raro, pues no creía que esta vez tuviera algo que esconder. Aunque quería acercársele o acecharlo como en sexto año, aun no encontraba la excusa perfecta para hacerlo sin levantar sospechas. Claro que podría hacerlo de la manera más discreta posible pero dado que últimamente siempre tenía un grupo de chicas persiguiéndole y siguiendo cada paso que daba, el ser sigiloso parecía una misión imposible.

El segundo viernes posterior a su "revelación" (como le había llamado al episodio nocturno en los pasillos) durante la cena, Hermione volvió a preguntar qué le ocurría, cuando lo detuvo de destrozar a la pobre pieza de pollo que era quien había terminado por recibir toda su frustración, mientras miraba furiosamente a la mesa de Slytherin, donde una vez más, el líder de aquella casa no estaba.

-No pasa nada Hermione, solo estoy un poco cansado

-Yo también estoy cansado pero no por eso hago papilla al pollo- Repuso Ron cómicamente.

-Tienes razón, será mejor que lo deje, me iré a la torre ahora, antes de que el club de fans se dé cuenta- dijo de manera irónica mientras se dirigía a la puerta del Gran comedor.

La verdad es que si tenía hambre, pero su cabeza estaba en otro lugar, mejor dicho, pensando en otra persona. Sabía que a media noche tendría hambre y quería evitar la fatiga de salir a esas horas, además no era día de las rondas nocturnas de Draco, o al menos eso escucho decir a Pansy Parkinson, una de sus allegados, no es como si se hubiera aprendido sus horarios, claro que no.

Mientras caminaba rumbo a las cocinas, pudo darse cuenta que una niña de primer o segundo año de su "club de fans" lo estaba siguiendo, por lo que se echó correr cuando giro en un pasillo, acelero su paso y cuando diviso el cuadro que le permitiría entrar, aun sin tocar la pera* , este se movió permitiéndole entrar sin darse cuenta que alguien intentaba salir, por lo que a trompicones, sello la entrada de la cocina mientras se desplomaba sobre el cuerpo de la persona por la cual Harry estaba enfurruñado durante la cena.

Harry no sabía si maldecir o no su suerte, pues se encontraba sobre el cuerpo de Malfoy de una manera poco decorosa en las cocinas de Hogwarts. Los elfos que había en aquella habitación comenzaron a aglomerarse alrededor de ellos intentando ayudarlos.

-Hola- fue lo único que Harry dijo antes de que los elfos ayudaran a levantarlos. Harry parecía embobado y Draco parecía no mostrar ninguna emoción en su rostro que a diferencia de Harry estaba sonrojado y sonriendo. Kreacher les pregunto a ambos si querían que los llevase a la enfermería, los dos dijeron que no.

Draco se encontraba observando la salida y se extrañó cuando el cuadro volvió moverse lentamente, Harry siguió su mirada y recordó a su pequeña admiradora, por lo que aun sin ser necesario, tomo a Malfoy de la mano y se metió junto con él en un pequeño armario y le pidió a los elfos que no dijera nada sobre su estancia ahí, ni la de Draco.

Aquel armario estaba vacío, quizá los objetos de su interior estaban siendo enjuagados por elfos, esa quizá era la razón por la cual aquel armario fuera tan pequeño y sus pechos y piernas se rozaran al más mínimo movimiento. Draco estaba más que dispuesto para replicar pero Harry en lugar de hacerle una seña como normalmente suele hacerse, opto por algo de lo quizá se arrepentiría luego.

Mientras tanto, afuera, los elfos cumplieron la orden de Harry, prometiéndole a la pequeña alumna que por ahí no había pasado ningún Harry Potter y sin darle tiempo a replicas echaron a la chiquilla de las cocinas.

Harry se había acercado rápidamente a Draco, no le dio tiempo a los reflejos del rubio de oponerse. Fue un beso urgente, necesitado de respuestas por parte de ambos, pues Draco aunque renuente al principio se dejó llevar por la intimidad de aquel lugar que no era demasiado cómodo, ensimismados en aquel encuentro de bocas, no escucharon el llamado de los elfos desde afuera hasta que les falto el aire.

Draco fue el primero en salir, casi corriendo, con las mejillas calientes, rosadas y con una incomodidad en sus pantalones. Harry se encontraba en la misma condición que Draco, solo que él estaba quieto mientras los elfos le preparaban un bocadillo, que probablemente devoraría Ron por que por ahora, Harry había saciado su apetito.










* Para entrar a la cocina, en el corredor exterior, uno encontrará una pintura de un cuenco de frutas; una de esas frutas es una pera. Si uno le hace cosquillas a la pera, se retorcerá, se reirá y luego se transformará en una perilla de puerta verde, y por lo tanto, se revelará la entrada

El aroma del amor [Drarry] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora