Sentimientos

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Descanso: Sentimientos

El día siguiente tuvieron que quedarse en el hotel debido al constante ardor en la piel de Hoseok, y mientras el mayor buscaba una solución en internet, el menor intentó darse una ducha.

— ¡Hobi espera! Aquí dice que si te bañas con agua tibia te va ayudar con las quemaduras— Leyó Yoongi, mirando al chico quien asintió antes de entrar al baño.

Cuando Yoongi escuchó al contrario gritar de dolor no pudo evitar correr a ver si el menor estaba bien. Apenas llegó se arrepintió de haber abierto la puerta.

—perdón, perdón. Te escuché gritar y creí que...— En menos de un segundo el rostro del Yoongi estaba completamente rojo.

— N-No importa, estoy bien gracias...— Hoseok con todo el dolor de sus brazos trató de cubrir su cuerpo con sus manos, su rostro ahora ardiendo de la vergüenza.— ¿Podrías salir?

— Claro, claro.— Yoongi asintió antes de irse.

Cuando el azabache salió del baño, lo primero que hizo fue sentarse en su cama y tratar de calmar su sonrojado rostro.

Hoseok era su amigo, y más de una vez lo había visto en ropa interior, pero ¿desnudo? Eso nunca le había pasado antes. Y para empeorarlo todo, sus ojos no habían podido evitar bajar la vista hacia su miembro.

— ¿Qué me está pasando?— Yoongi negó con la cabeza antes de recostarse en su cama, tratando de limpiar su mente.

Después de ese pequeño evento, los dos chicos hicieron un trato silencioso de no hablar de ello, y Hoseok estuvo el resto de la tarde recostado en su cama, cubierto de bloqueador solar. Mientras Yoongi decidió salir por el pueblo donde estaban y trató de despejar su mente con el paisaje de alrededor.

Y después de un largo día viendo cosas y comprando uno que otro accesorio, Yoongi volvió al apartamento con una sonrisa en sus labios y una bolsa llena de pequeños regalitos.

Su mente ya se había despejado y logró conversar con Hoseok como si nada. Ambos aprovecharon la noche para ver una película y finalmente se quedaron dormidos en el suelo del lugar.

Durante la noche, Yoongi despertó de un salto, su mente divagando entre la realidad y el sueño y su cuerpo teniendo un sudor frío.

Miró a Hoseok unos segundos antes de levantarse y decidir recostar al chico en su cama, se iba a acostar en la contraria, cuando su vista volvió a caer en el adormilado chico a su lado.

Negando con la cabeza, Yoongi finalmente se recostó en la otra cama y a pesar de que la noche fuera calurosa se tapó hasta las orejas.

Con sus mejillas ardiendo y el sueño lejos de su cuerpo Yoongi se removió en su cama, recordando la primera vez que vio al chico de cabellos rojos.

Recuerda haber estado... Jugando, en el balcón, su mirada divirtiéndose con lo pequeños que se veían todos en el suelo,my sus manos estaban firmes al mini techo arriba suyo para evitar caer.

Cuando escuchó un grito casi perdió el equilibrio, pero logró mantenerse estable, y giró su vista para ver por primera vez a ese chico de cabellos azules...

Digo, Rojos.

Yoongi estaba demasiado tomado en ese momento para diferenciar colores, antes de entrar a esa fiesta había estado tomando con Jin y había decidido comer un hongo alucinógeno de dudosa procedencia, creyendo que era una mentira que afectaran al cuerpo, y equivocándose rotundamente.

Cuando comenzó a conversar con el chico, la voz del otro sonaba demasiado lejana, y de un momento a otro todo el vértigo que no había sentido había caído sobre él.

Y cuando saltó de vuelta al suelo, sintió como si hubiera caído de un acantilado a un mar completamente enojado, el cual lo sacudía de tal forma que lo hacía querer vomitar.

Y mientras le hablaba a uno de los tres chicos pelirrojos, se dio cuenta que ese chico tenía unos ojos muy brillantes, tanto que casi parecían albergar galaxias en ellas.

Y por un segundo quizo acercarse y besar al desconocido, mas no estaba seguro cuál de los tres era el real, y sentía el vómito tan cerca, que decidió que sería mejor pedirle ayuda.

Ya cuando su mente había vuelto a la realidad y ya no se sentía en un barco, en vez de ver tres chicos veía sólo uno, y en ese momento, se dio cuenta que era tan lindo como en sus alucinaciones.

En esa mañana, Hoseok estaba durmiendo, así que Yoongi no pudo comprobar si sus ojos eran iguales a como los imaginó.

Se quedó un rato mirando el rostro del chico antes de preguntarse a sí mismo si valía la pena coquetearle, porque en sus muy mezclados recuerdos, se dio cuenta que el chico parecía alguien reservado en ese aspecto.

Aún así, cuando Hoseok despertó y Yoongi comprobó que sus ojos seguían pareciendo galaxias (Pequeñas galaxias oscuras que brillaban por millones de estrellas que estaban lejos de su alcance) decidió que no perdía nada si le pedía su número.

Y cuando eso pasó, Yoongi logró hacer algo que nunca creyó posible. Se había vuelto un amigo cercano de Hoseok, en menos tiempo del que esperaba.

Aunque hubiese comenzado a acercarse con segundas intenciones, a medida que pasaba el tiempo junto al menor, más se daba cuenta que era más que una simple atracción, que quería más que besarlo o tocarlo, él quería saber cómo era su día, quería saber cuando estaba bien o mal, quería saber sus comidas favoritas para cocinarlas y hacerlo feliz, incluso quería conocer a su familia y ganarla con toda la valentía que su mente y cuerpo le pudieran dar.

Quizás, el pelirrojo sentía la misma atracción que él, quizás las atenciones que le daba el menor iban más allá de un amor fraternal, quizás y si tenía oportunidad, quizás no perdía nada con ese viaje y quizás su idea de declararse al final no sonaba tan alocada como creía.

— Hyung— Yoongi se sobresaltó cuando vio como Hoseok se acostaba al lado suyo— No pude dormir bien, ¿puedo dormir con usted?

— Ya te acomodaste, mocoso— Hoseok rió y Yoongi sonrió, ambos acomodándose en la cama para dormir.

Si, quizás la idea de Yoongi no era tan descabellada como él creía.

Esperanza. [Y.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora