Fuego

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Ya sentado en el sillón y mientras Midoriya daba vueltas y vueltas en la cocina, Todoroki le dio un vistazo al departamento.

La sala era simple pero acogedora. Muebles de color blanco, una mesa de centro de madera que emulaba ser un tronco de árbol y paredes del mismo color que los muebles adornada de paisajes campestres. La sala llevaba a través de mamparas de vidrio templado y suaves cortinas de tul, a una terraza con una pequeña mesa de vidrio y acero blanco con dos sillas y a su alrededor macetas con muchas plantas de hojas verdes como las del ingreso.

Ver el cielo nocturno con unas cuantas estrellas contrastando con las luces de la ciudad desde esa terraza era maravilloso y le daba un poco de envidia ya que en la terraza de su departamento no tenía una vista tan espectacular, en cambio en el departamento de Midoriya incluso podía verla desde donde estaba sentado en el sillón.

Que suerte.

Volteó al lado contrario y observó el comedor para 4 personas de madera color nogal con una lámpara de estilo moderno colgando sobre ella y más allá, en la barra de granito negro de la cocina con sillas altas estaba Midoriya preparando dos tazas de té.

Su rostro estaba tranquilo mientras servía el contenido en dos tazas de color turquesa y las colocaba en una bandeja junto con un plato con galletas. Lo vio moverse través de la cocina buscando algo más para luego colocarlas con diligencia junto con las tazas.

Había algo en sus movimientos, algo que parecía hipnotizante. Tal vez era el modo en que parecía dedicarse de lleno a lo que hacía como si fuera lo más importante del mundo en ese momento, o la sonrisa delicada que llevaba en su rostro mientras lo hacía, de cualquier modo, era imposible quitarle los ojos de encima.

¿Así funcionaba su kosei?

Se quedó allí mirándolo a lo lejos sin percatarse realmente hasta que el gato se paseó por sus piernas maullando insistentemente sacándolo de su letargo. De inmediato se regañó a sí mismo por dejarse influenciar por alguien de ese modo, aunque claro, podía ser un efecto secundario de su kosei ¿no?

De todos modos, debía de mantener su concentración y no dejar que Midoriya vea a través de él otra vez. Así que en vez de dejarse engañar por el brillo de sus ojos verdes se concentró en el gato, dándole pequeñas caricias que el minino recibía complacido.

—Lamento la demora.

Había hecho tanto esfuerzo concentrándose en el gato que no se percató de la presencia de Midoriya que ya estaba a su lado dejando la bandeja en la mesa de centro entregándole la taza humeante para luego sentarse a su lado, a una respetable distancia.

Bastante amable de su parte si le preguntaban.

Ahora solo que no lo mire fijamente y todo saldrá bien.

—Muchas gracias— le respondió monótono sosteniendo la taza con ambas manos disfrutando de la calidez en esa noche fría.

—E... Espero que te guste... Mamá me envió hojas de naranja, son mis favoritas para el té... Creo que es mejor que las infusiones...es más ¿natural? —soltó Midoriya mientras agregaba azúcar a su taza— pero si no te gusta... puedo prepararte otro té, o algo... Esto... Creo que tengo menta... Bueno no a todos les gusta la naranja... ¿Tal vez debí de preguntar antes?... Bueno aún puedo-

Y allí iba de nuevo.

Todoroki lo dejó hablar acercando la taza a su rostro, aspirando el aroma de las hojas, el ligero toque de naranja y el calor de la taza junto con el azúcar que le había agregado. Tomó un sorbo y degustó con calma el sabor, era bastante agradable.

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