En Sunset Arms se encontraba Helga ayudando a su nieta menor a peinarse, la pequeña iría a jugar con Ludwig, el niño que molestaba en la escuela, pues la maestra les había sugerido que para que ya no peleara con él, debía verlo fuera de la escuela también.
Helga sabía mejor que nadie que los pleitos entre ambos no terminarían aún que los forzaran a vivir en la misma casa, pues su nieta a su corta edad se había enamorado del nieto de Wolfgang, sí, así es, la vida daba muchas vueltas y el objeto del afecto de la menor de los Shortman era nada más y nada menos que Ludwig Garner.—Yo no sé por qué tengo que ir a jugar con ese melenudo— se quejó la pequeña y Helga se rió
—¡Yo tampoco!— se quejó Arnold, recargado en el marco de la puerta de la habitación de su nieta
—¡Oh vamos Arnold, no seas celoso, el melenudo es su amiguito solamente!— exclamó Helga
—Me niego a que mi nieta se junte con el nieto de Wolfgang
—¡Arnold! Superalo, soy tu esposa ahora ¿O no? Hasta tenemos tres nietos, creo que es demasiado tarde para arrepentirme de mi decisión— se burló la mujer y Arnold se relajó un poco
—Bueno, tienes razón, pero vámonos ya que mientras más pronto nos vayamos, más pronto regeesaremos— dijo el hombre mayor
—¡Tu abuelo, es todo un caso!— se rió Helga, colocándole el moño rosa a su nieta en su cola de caballoWolfgang Gartner se había casado con nadamás y nada menos que Lila, sí así es, la señorita perfección dejó de ser perfecta en la universidad y se unió a los movimientos feministas y se volvió más rebelde, después de eso volvió a asentarse y cuando trabajaba como periodista se reencontró con Wolfgang, prodigio del rugby, campeón indiscutible.
—¡Hey Shortmans!— exclamó el hombre grande al verlos entrar al parque
—Wolfgang, ¿Dónde está Lila?— preguntó Helga, sonriendo
—La mujer llevó a nuestra mascota al veterinario, no se ha sentido muy bien últimamente
—¿Todavía tienen ese lagarto monitor?— preguntó Arnold
—Asi es cara de balón— afirmó el hombre
—¿Quien lo diría eh? La señorita perfección amante de los loros que recitan poesía es dueña de un lagarto sanguinario— se rió Helga
—¡La vida da muchas sorpresas, princesa!— dijo Wolfgang y Arnold rodó los ojos al escuchar el apodo de antaño
—Bien, estamos aquí para que los niños jueguen— recordó el hombre mayor con cabeza de balón
—Ah sí, escuché que tú nenita le ha estado dando una paliza a mi nieto, ¡Los genes Pataki siguen vigentes!— exclamó Wolfgang y soltó una sonora carcajadaElsa G le sonrió al hombre con diversión y luego miró a su melenudo
—¡A qué no me ganas, melenudo!— le retó y salió corriendo hacia donde estaban los columpios
El niño pelirrojo salió corriendo tras de ella, tratando de ganarle, pero la pequeña era muy rápida.
—El pequeño Ludwig heredó sin duda los genes Swayer— observó Helga
—Asi es, es demasiado amable para mi gusto, pero ya encontró a su alma gemela, ¿Eh Arnold? — dijo Wolfgang y Arnold arrugó la cara
—Si, sí, lo que digas — dijo observando con el ceño fruncido a su nieta y al pequeño54 años antes...
Helga y Arnold se habían convertido en la pareja de novios más divertida de la escuela y es que Helga era tan ruda con el que muchas veces parecían mejores amigos, pero Arnold no se daba por vencido y seguía siendo todo un caballero romántico con ella.
Cuando entraron a la escuela, Arnold decidió tomarla de la mano, pero ella se le colgó del cuello y como si fuera un monito, se fue columpiando hasta llegar a clase...
—Helga, me estás rompiendo el cuello— se quejó el chico
—No seas aguafiestas, me estaba divirtiendo mucho— dijo ella, haciendo un puchero, lo cual hizo que el corazón de Arnold se derritiera
—Está bien, te dejaré colgarte hasta llegar a tu banco— le prometió y ella sonrió y le dió un sonoro beso en la mejilla
—¡Eres el mejor!— exclamó y Arnold se rióHelga por primera vez en su vida era feliz, completamente, a pesar de que sus padres estaban en ese momento en un juicio donde se peleaban por los bienes que tenían, entre ellos, ella misma.
Cuando salió de clases se despidió del cabeza de balón y se dirigió a casa, para encontrarse con una no muy grata sorpresa.—¿¿Pero que está ocurriendo aquí?? ¡Bob! ¿Qué son todas estas cajas?— preguntó la chica
Su casa ahora estaba repleta de cajas de cartón y muchos hombres les estaban cargando y metiendo en un camión blanco
—¡Nos mudamos Olga, digo, Helga! Tu madre ha ganado el juicio y se ha quedado con la casa— dijo y la mandíbula de Helga se desencajó
—¿Que, qué?— cuestionó¿Qué tuvo que haber pasado para que Miriam le ganará el juicio al gran Bob? Ella estaba convencida de que su madre perdería todo, pues Bob era demasiado listo y tramposo.
—Lo que oyes, ahora ayúdame con esto— dijo, entregándole una pequeña caja
—¡P-pero, papá! ¿A dónde nos mudaremos?— cuestionó
—Ibamos a mudarnos a mi negocio de los localizadores, pero me encontré con un viejo conocido que me ofreció su casa de huéspedes a mitad de precio, era una ganga, así que acepté— le explicó el hombre
—De acuerdo— dijo Helga, no muy convencidaCuando el auto de mudanzas se estacionó frente a aquella enorme casa de huéspedes que conocía tan bien, Helga quiso salir corriendo de ahí... ¡No, definitivamente ella no podía vivir en la misma casa que Arnold! No por el momento, claro.
—¡Hey Bob!— exclamó el abuelo Phil, cuando vió el auto
—¡Hola Phil, gracias de nuevo por el precio especial!— le dijo el hombreLa cabeza de Helga daba vueltas, esto no podía estar pasando, ¡No ahora! La chica tomó una caja y entró a la casa, cuando iba subiendo la escalera se topó con el cabeza de balón.
—¡Hey, escuché que vas a vivir aquí! ¿No es grandioso?— le sonrió el chico, quitándole la caja de las manos
—Ehh si, pero Arnold, no le digas a nadie de esta casa que estamos saliendo, menos a Bob, no sé cómo reaccionaria al darse cuenta de que viviré con mi novio— se rió la chica, con nerviosismo en su voz
— Descuida, no diré nada— le dijo guiñandole un ojoCómo Arnold estaba ocupado ayudando con as cajas, Helga se sentó al pie de la escalera, y rogó internamente por qué nada extraño ocurriera.
— Tranquila Helga, vieja chica, tu puedes hacerlo, vivir con Arnold no significa que va a descubrir que estás locamente obsesionada con él...¡No es como si fuéramos a compartir habitación!— se dijo para tranquilizarse
—¡Helga, ayúdame con eso!— dijo Bob entregándole una caja color rosa— esa es tuya, tiene algunos cachivaches que encontré en tu habitación
—¿Donde la pongo? — preguntó la chica
—Todavia no lo sé, ponla en mi habitación— le sugirió y ella asintióCuando estuvo todo apilado en la habitación de Bob, todos bajaron a desayunar el estofado de la abuela de Arnold.
La conversación la lideró Bob como siempre, pero a Helga le sorprendió que no dijo nada ofensivo durante la cena, quizá estaba asustado, pues había perdido muchos de sus bienes.—Oye Phil, muchas gracias de nuevo por dejarnos quedar, sé que no he sido muy bueno en el pasado — dijo Bob y Helga le miró sorprendida por su cambio de actitud
—Descuida, la vida da muchas vueltas, pero me alegra que estén bajo nuestro techo, será muy divertido tenerlos como huéspedes, ¿Verdad Arnold? — dijo el abueloArnold, quien había permanecido callado toda la cena observando cómo Helga comía nerviosa, se sonrojó y asintió con la cabeza.
—¡Oh y se me olvidaba algo! Helga va a tener que compartir habitación con Arnold porque no hay suficientes disponibles— recordó el abuelo
Arnold y Helga escupieron sus bebidas del susto...¡Iban a compartir habitación!
—¿Qué has dicho abuelo?— cuestionó el chico
—Cambia esa cara chaparrito, que yo mismo he visto que tú y tu amiguita se llevan mucho mejor—le animó el abueloEse era precisamente el problema, pensó Arnold, no podía compartir habitación con Helga porque era su novia y sería extraño, es decir, ya tenían 16 años era absurdo.
—Bueno sí pero....
—¡Nada de peros, Eleonor vivirá contigo Tex!— exclamó la abuela y ambos chicos suspiraron...
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Mi Inspiración
Hayran Kurgu"Oh Arnold! Mi inspiración, la única razón por la que vivo... Si tan sólo supieras cuánto te admiro, todo sería diferente seguramente..."