Gracias

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Apenas la luz golpeó mis nuevos ojos, mis patas se llenaron de vitalidad y corrí por los pastizales secos que rodeaban la entrada recóndita del inframundo. Por primera vez, desde inicios de los tiempos, el can guardián pudo ser libre.

Podía sentir la brisa golpearme los oídos y el olor del suelo húmedo inundaba mis narinas. El cielo retozaba de azul marino con nubes vaporosas en formas de cirros que sobrevolaban sobre mi cabeza. No pude evitar ladrar una y otra vez y solté un aullido como el antepasado de mi piel.

Perséfone contemplaba manteniendo sus pies lejos del resplandor de la luz diurna. Volteé a verla desde mi alegría inenarrable jadeando. Pude notar el leve camino de lágrimas desde donde me hallaba.

Ella sacrificaba tanto por mí y de alguna forma debía de pagárselo...
Mi musa me esperaba y mi ama aguardaba...

Ladré llamando la atención de la monarca oscura quién levantó la mano proclamando una despedida.
Ella me había asegurado que me vaya cuando respondió al aullido haciéndo una pequeña cajita de resonancia con sus manos y alzando la voz a los cuatro vientos.

Yo conteniendo la más infinita felicidad, contesté y posteriormente seguí mi olfato por entre el camino imaginario de los pastizales.

2. Suspiros del Averno [BG #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora