2. Suspiros del Averno [BG #2]

Cicatrices

Permanecía acostado casi toda la duración de los días. Muchas veces sentía los rasgados ojos de mi amo clavados en mí e inundados en desprecio e ira. Las heridas tanto en su cuerpo como en el mío aún no sanaban, aunque la mayoría se habían tornado en espantosas cicatrices que marcaban nuestra piel marchita de seres demoníacos.

Un día, Hades me llamó a sentarme bajo su trono. Yo obedecí no sin antes dar un resoplido. La arrogancia del rey podía presentirse en todo el Inframundo y, al estar tan cerca de él me causaba arcadas. Lo había admirado durante miles de años y, en esos momentos, lo único que me producía era ese inmenso sentimiento de repulsión y desagrado.
Me recosté en el suelo levantando una nube de polvo mientras la imagen de su angelical rostro de niña me hacía suspirar. Las cadenas en mi cuello tintinearon ante mi movimiento y nuevamente Hades posó su mirada en mi cuerpo, en especial en las cicatrices carentes de pelo que recorrían zizagueando por mi piel.

—Lamento eso, Cerbero —dijo de repente—. No pude controlar mi ira titánica.

Sus palabras me sorprendieron bastante; levanté una de mis cabezas perrunas con las orejas erguidas y miré al rey con los ojos atónitos.

—Solo quería cumplir las reglas que se establecieron —en sus facciones se evidenciaba la culpa y la tristeza, algo poco común en Hades—. Sin embargo, me dí cuenta que incluso yo, quien fue que estableció esas normas, las quebró alguna vez.

—¿Habla de esa tarde, mi señor? —pregunté agachando las orejas, temiendo haber hecho una pregunta muy afilada para la situación.

—Sí. Exactamente.

Otro nuevo sentimento nació en él al referirse al rapto de la reina por sus garras negras. Ver la agonía reflejada en los ojos de la diosa Ceres no ha de haber sido un espectáculo admirable y Hades se sintió miserable por décadas por lo que había hecho, disculpándose infinitas veces con la reina mientras se arrepentía por las noches.
Y entonces, pude presenciar algo que jamás había visto antes.

Lágrimas corrían por los cadavéricos pómulos de Hades.