19|Accidente

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Khiena

El silencio después de su trágica despedida -su azotazo cuando tiró la puerta- me dejó sin aliento, no se me pasó por la cabeza su reacción de hace ya unas horas, claro que me imaginaba que no lo tomaría bien, tal vez en cierta forma tenía esperanza. Liam es un hombre complicado, bueno en fin, yo -que estoy bien pendeja- ya sabía en lo que me estaba metiendo. Iba a vivir una vida de patas para arriba y aún así me arriesgué, estos son los resultados: yo panzona y sola.

El sonido del teléfono me saca de mis pensamientos.

–¿Diga?.–respondo de malas luego de descolgar.

—¿Señorita Khiena, cierto?.—pregunta la persona del otro lado de la línea.

—Sí... ¿Quién habla?.–mis pelos ya se me pusieron de punta.

Llamamos del hospital central, el señor Gashter acaba de ser trasladado a terapia intensiva, él ahora se encuentra en estado crítico, por favor seria tan amable de traer sus documentos y firmar como su familiar, aquí le estaremos esperando, muchas gracias.–¿Qué cojones acaba de decir?, No, no, no y no. Liam no puede estar en ese hospital, no, él está bien, imposible.

Inhalo.

Exhalo.

—E-esto es una equivocación... no, Liam acaba de irse de mi departamento, señorita es imposible...—lo último digo en casi un susurro, no lo puedo aceptar. ¿Y si me deja sola con una cría?, ¿qué haré yo sin él?, comienzo a chillar como una niña pequeña.

—Señorita estamos para informarle, la esperamos, al traer sus documentos se acerca a secretaría planta baja por favor, hasta luego.—y sin más, cuelga.

Estoy tratando de asimilar la noticia que acaban de darme, estoy tan ensimismada que no he recordado lo que me pidió, me levanto y rápidamente me dirijo hacia mi habitación encontrándome con una Aylen durmiendo profundamente, ni se percató de lo sucedido, sonrío tristemente al pensar en cómo es ella conmigo, cómo se deshace para que yo esté bien.

–Te amo.–le susurro con la esperanza que lo oyera para que vea lo destrozado que está mi corazón ahora, pero en vez de eso, sacudo ligeramente mi cabeza para tomar mis documentos y los coloco dentro de mi bolso. Me encamino hacia la puerta, pero antes le escribo una nota que luego dejo en el estante, diciéndole que ni bien despierte se dirija al hospital central planta baja.

El camino en el taxi se me hace eterno, por lo que opto por calmarme, por ahora en mi estado no puedo estar así, podría sufrir un aborto prematuro y eso jamás me lo perdonaría, si bien ahora estoy a punto de perder al amor de mi vida, no me arriesgaría a perder a un pedazo que me queda de él.

Podré ser demasiado presuntuosa, nerviosa, ligera, pero en estos casos de emergencias que te ponen entre la espada y la pared, casualmente pienso con la cabeza fría. En mi vida cotidiana, normalmente actúo y luego pienso, pero cuando tengo presión pienso y luego actúo; lo sé, soy algo... rara, quizás... "hecha por atrás".

Creo que Liam y yo somos hechos el uno para el otro, estoy destruida por dentro, quiero gritar, llorar, explotar, pero esas ganas de hacerlo me las estoy guardando. Uno, por el chofer. Dos, porque quizás la gente que me escuchará piense que estoy tremendamente loca ó desquiciada. Y por último la más importante de todas, mi bebé está creciendo dentro de mí, más que todo él merece una mamá con todos sus sentidos bien puestos.

Al bajar del taxi, le doy unos billetes que quizás sean más y me encamino rápidamente hacia el tablero donde se encuentra una pelirroja vestida de blanco.

Carraspeo para llamar su atención.

—Eh, Hola.. disculpe soy...

—La señorita Gashter. Ahora, permítame los documentos por favor. —me interrumpe penetrándome con una mirada profunda, dudosamente le alcanzo la delgada carpeta donde se encuentran los documentos de mi novio.

Ella hojea y comienza a llenar su hoja de control, mientras que yo siento que me hundiré si no pregunto.

—Disculpe, ¿cómo se encuentra el señor Gashter?. —de antemano sé que sonó muy raro ya que ella cree que soy su esposa.

Levanta la mirada y frunce el ceño.

Incómodo.

Deja el lapicero sobre la hoja. Suspira.—Usted no es su esposa, ¿no es así?, bueno eso no me incumbe así que... él está bien, digo... estable.—relajo mis hombros con la última palabra mencionada.

—Mire, estoy a punto de romper en llanto y pues creo que ya estoy entrando en pánico, todo esto es por mi maldita culpa. No debí decirle, la noticia era devastadora para él... ¿usted cree que me perdone?, ¡Ay, qué cosas digo!, yo... lo siento mucho.–miro hacia el techo para no derramar más lagrimas, definitivamente entré en pánico.

Creo que tengo que calmarme.

»Sí Khiena, hazlo.«

—Por favor, ¿podría verlo?, juro que serán minutos.

Asiente. Se levanta y se acerca a mí.–Tranquila, él está bien. Todo estará bien. Ahora dime, ¿qué fue lo que le dijiste que haya provocado un impacto en él?.–se cruza de brazos.

¿Cómo diablos sabe de lo qué pasó?.

—Yo... estoy en cinta.

—¡¿Qué?!, déjame decirte que el papá de ese bebé que tienes allí dentro es un dramático. Debo suponer que no estaba de acuerdo –me limito a asentir–, pero eso es una bendición, tienes que hablar con él, ven, te llevaré.

Me quedo completamente impactada con su amabilidad, creí que era una amargada cuando cruzamos palabras al principio. Estaba equivocada señores. Entramos al ascensor y ella suspiró.

—Debiste haberme dicho que estabas embarazada desde el inicio de todo, la verdad es que te debo una disculpa por cómo te traté. Yo me sentí abrumada con la situación, –no entendí nada, y al parecer ella lo notó– ¿no sabes, no?, te contaré, anduve saliendo con Liam. Bueno, eran más como "encuentros" secretos sexuales, hasta que un día de esos encuentros quedé embarazada. Él quería tenerlo y yo solo... fui una egoísta, me hice un aborto. Eso le rompió el corazón, puesto que él me había rogado para que lo tuviese. No volví a saber nada de él hasta que en los periódicos salió sobre su ruptura con su prometida. Sentí pena por él hasta que los vi juntos una noche, estaba en un restaurante de comidas rápidas y pues vi su auto estacionado, se me hizo demasiado raro ya que él jamás comería ese tipo de comidas y más aún por esos lugares, comprendí todo cuando te vi bajar del auto, pero luego se fue y te dejó tirada allí. Esa noche, él hizo un gran esfuerzo y lo
hizo por tí, quizás no llegó a bajar de su coche pero créeme que lo pensó y eso es mucho. —Ni nos dimos cuenta cuando salimos del ascensor y estábamos paradas fuera de él.

—Te lo agradezco, yo... no sabía esa parte de él. Bueno, creo que aún no lo conozco del todo. —No supe qué más decirle, fueron demasiadas cosas por hoy. Tenía que tener las fuerzas para verlo, decirle que estaremos bien nuestro bebé y yo. Ahora entendí la razón por la cuál él actuó así, no fue solamente por sus genes si no por su hijo el que nunca llegó a conocer.

Vida a medias [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora