10|Regalo

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Khiena

Es mi cumpleaños número dieciocho, he decidido quedarme en casa, no suelo festejar mis cumpleaños desde el día que mis padres dejaron este mundo, en parte tomarme el día libre solo por hoy me servirá para estar tranquila conmigo misma; he tenido bastante las ultimas dos semanas, Liam firmó un nuevo contrato pues eso le ha tenido bastante ocupado y en sus tiempos libres se la pasa encerrado con la rubia falsa en su oficina, me queda claro qué es lo hacen porque ella sale alisando su vestido y despeinada; he de decir que al principio me dio mucha rabia verla entrar como si nada y para empeorar Liam la recibía con una sonrisa, pero con el paso de los días ya hasta aprendí a saludarla, los pillé un par de veces teniendo relaciones sexuales en su escritorio cuyas imágenes no me las puedo sacar de la cabeza, él me gritó que toque antes de entrar y que no fuese una intrusa.

Estoy empacando todas mis cosas, ayer por la tarde me entregaron mi apartamento y decidí mudarme hoy mismo, por otro lado, mi mejor amiga Aylen llegó de Italia en la madrugada por mis cumpleaños trayendo con ella un pastel delicioso, nos pusimos al día en toda la mañana en los cuales empacábamos mientras conversamos.

Aylen es mi mejor amiga de infancia, ella era mi vecina donde vivía con mis padres que al fallecer, su madre notó el trato de mis tíos y me acogió en su casa como a una hija más; cuando terminamos la preparatoria, tomamos diferentes rumbos, pero a pesar de eso ella seguía siendo la misma, le conté sobre Liam y sus cambios bruscos de humor, también le conté de Fred y cosas triviales.

–Khiena Riggins, tienes que llevarme con ese hombre que te trae así se mal. –dice con una sonrisa.

–No lo sé, capaz y nos salude para luego echarnos porque así de bipolar es, además debe estar con la rubia esa –respondo con una mueca.

–Soy yo o... ¡ay, no puede ser!se agrandan sus ojos y exclama –¡te gusta y estás celosa! –suelta eufóricamente.

–¿Qué? ¡Claro que no!, además es mi jefe y... pese a lo que haya pasado no se fijaría en mí –aparto la vista hacia la ventana –¡oh, mira un pajarito! –trato de evadir el tema, pero fracaso.

–Khiena...

–¡Está bien, está bien!, quizás sí me gusta pero solo un poquitín, es todo.

–¿Es todo? –pregunta con una ceja enarcada, se nota que se está divirtiendo.

–Bueno, sí me gusta bastante, es solo que a él le gusta la rubia esa y yo no le llego ni a los tacones.

–Quizás si dejas de martirizarte tanto...

–Es solo un gusto, ya se me pasará –trato de sonar convincente y casi lo logro.

–Claro, ya se te pasará.

Nos pasamos trajinando mis cosas hacia mi nuevo apartamento, sin ella no me las hubiese podido abatir, una vez terminamos nos tiramos en mi cama.

Suena mi teléfono y me fijo en la pantalla: desconocido.

–¿Hola? –respondo dudosa.

Hola Khiena, feliz cumpleaños, ¿serías tan amable de abrirme la puerta? –dice y las cosquillas de felicidad se me están subiendo.

¡No puede ser, no puede ser!

SANTA MADRE.

–C-Claro –tartamudeó y cuelga.

–¿Quién era Khin? –pregunta Aylen con cierta curiosidad.

–¡Es él y está aquí ahora, en la puerta! –digo dando pequeños saltitos de felicidad –ahora vuelvo.

Abro la puerta y me encuentro con un Liam perfectamente vestido con una caja enorme entre sus manos, me sonríe y dice: Feliz cumpleaños, ¿Puedo pasar?.

–Gracias y sí, puedes pasar.–sonrió y me aparto para darle espacio a que entre.

–Esto es para ti.–dice con una sonrisa y recibo la enorme caja en mis manos.

Estoy temblando de nervios, siento que hasta mis lombrices lo están.

–No lo abras hasta que me vaya, ¿de acuerdo?.–dice, entonces el timbre suena y él se adelanta –Yo abriré, es Samuel –abre la puerta y le entregan una caja con tapa transparente, dentro se deja ver un delicioso pastel de colores.

Me lo entrega y sonrío al ver un par de medias plasmadas en el pastel.

–Y aún no termina, espero que te guste, nos vemos –expresa aún con la sonrisa mientras se da la vuelta para marcharse y así lo hace, dejándome como una boba.

Cierra la puerta y Aylen se acerca al marco de la puerta, nos damos una mirada y corremos hacia la caja –Apresúrate que este gatito se muere de la curiosidad –dice acomodándose expectativa.

Rápidamente abro la caja y me encuentro con un hermoso vestido negro muy elegante, Aylen saca las cajas que hay a su alrededor resultando joyas y tacones.

–Dime que esto es un sueño... –digo con asombro.

–Santísima madre, golpéame –responde y ambas miramos el papel pegado a un par de medias coloridas debajo del vestido que perfectamente dice: Tienes dos horas para ponerte todo esto, te recogeré a las 8:30.

Al mismo tiempo como resortes, miramos el reloj que marcan las 6:15 pm.

~*~

Me encuentro satisfecha con el resultado, Aylen hizo un gran trabajo en mí, insistió demasiado en maquillarme que al final terminé aceptando y ahora no me arrepiento.

El sonido de una bocina nos hace agrandar los ojos y nos encaminamos hacia la puerta –no olvides preguntar cosas triviales y no lo pongas incómodo, trata de estar serena –me aconseja como una madre.

–Ya mami –digo y la abrazo.

–Estás hermosa, ¡suerte, te quiero! –grita mientras bajo las escaleras nerviosa.

Cuando termino de bajar el último escalón, lo veo...

Está apoyado en la puerta del auto con sus brazos cruzados y la mirada fija en mí acompañada con su deslumbrante sonrisa.

–¿Nos vamos? –pregunta y yo asiento con nervios.

Apaga el motor del auto y baja, para luego rodearlo y abrirme la puerta, me ayuda a pararme ya que no frecuento usar tacones, al levantar la vista mi boca automáticamente se abre.

Me trajo a uno de los mejores restaurantes de Detroit: 24 Grille.

Y yo aquí toda naca, enfundada en un vestido que ha debido de costarle una fortuna; pero definitivamente esta es mi noche y no pienso perderla.

–Esta es el mejor regalo que me han podido dar, gracias Liam... –susurro besándole la mejilla.

Vida a medias [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora