Solo Esta Vez.

Prólogo.

"10 años antes.

-Las mujeres no valen nada, hijo. Eso tenlo por seguro- aseguró mi padre George Vinci. -Son unas... Agh ¡Nunca te enamores! Ellas solo quieren destrozarte. - dijo tomándo su cabeza en medio de su opreción con sus ojos inyectados de sangre por tanto llorar.
-Pa, ¿que sucedió? - cuestioné arrodillándome frente a él.
-¿Desde hace cuánto no ves a tu mamá? - preguntó el mirándome con obviedad.
-Desde hace algunas semanas-dije pensándolo.
-Pues yo no tengo lo que tu mamá quiere o necesita así que ella consiguió a alguién mas. - dijo mientras rodaban lágrimas de dolor por su rostro- y por eso hijo tu no debes enamorarte. Nunca serás suficiente para una mujer. Crea tu mundo, estructuriza tu vida y no permitas que nadie rompa esas barreras de no enamorarte porque si te enamoras vas a perder. Mírame como estoy, espero jamás tener que verte así. - mi padre tomó mis manos y con estas limpió sus lágrimas. Me dió una sonrisa y con esto se paró y salió del cuarto. "
¿Como el podría pedirle a un niño de tan solo 9 años no enamorarse? Justo en la edad dónde más quería conocer y experimentar.
¿Como el podría de ser tan cruel de compartir su dolor de padre a hijo y prohibirle experimentar ese gran sentimiento?
Pues a mi padre no le importó y yo no quería decepcionarlo así que me siento orgulloso de decir que hoy en mi cumple años número 19 jamás me he enamorado.
-Hey Monalisa, ¿en que piensas? - Jason mi amigo me llamaba "Monalisa" pues su pintor fué Leonarde Da Vinci y que mi apellido sea Vinci le recuerda a este gran pintor.
-En la próxima clase. - dije desordenando mi cabello haciendo a las plásticas de la Univerdad chorrear baba. "Pobres ilusas".
-Las tienes locas- aseguro Jason.
-Y a mí harto. Solo tuvimos sexo ¿por qué tanto problema? - dije arrugando el ceño.
-Yo de tí estaría empujándo esos pequeños cuerpecitos contra los casilleros y no dudaría en repetir unas cuantas veces más. - aseguró Jason mirándolas de soslayo.
-Ninguna fué muy creativa como para repetir. - afirmé.
-Que cruel- dijo votando una risotada.
Pero las plásticas pasaron a un segundo plano cuándo una chica pasó por el pasillo frente a nosotros, con unos auriculares en sus oidos  una libreta y su celular. ¿Y los cuadernos? ¿Es nueva?
Su cabello era negro y su vestir era un blusón gris, jeans negros y converse blancos. Una ropa muy relajada para la exigencia del estudio. La chica se dió cuenta de que la miraba y conectamos miradas. Sus ojos negros con los míos grises  e hizo algo que jamás pensé que haría. Sonrío  y murmuró a mi amigo: Linda chaqueta, Jason. - y siguió su camino.
-Mi sobrina es hermosa, es única y tiene un cuerpazo- rodó los ojos- pareciera que no, pues mantiene cubierta pero muy pocos la hemos visto es shorts y en camisas de tirantes- sonrió pero al mirarme se puso muy serio- pero te queda prohibido fijarte en ella y mucho mas utilizarla como haces con todas. Prohibido.