En toda plantación existe la cizaña o mala hierba está evita que la planta crezca, evita que que prospere, evita que se fortalezca, no le hace bien, le arranca la vida de poquito en poquito hasta dejarla seca, sin vistosidad, sin nada, así hasta perecer.
Cristo plantó una semilla en ti hace un tiempo y con el paso de este ha crecido una hermosa planta que es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, siempre verde, siempre vivo, siempre cargado de fruto, su Espíritu.
La cizaña no es plantada por Dios si no por el enemigo y crece con raíces de amargura, con tallo envidia, con hojas de murmuración hasta dar frutos de odio y disensión. Si en ti guerrera ha crecido o está siendo plantada está cizaña cortala de raíz, cuida de ti para que el enemigo no mine la plantación que Dios tiene; de esta cizaña. Eres tú la encargada de cuidar esta cosecha, para recibir bien de Dios, amor,gozo y paz