La guerrera ya reconoció que es luz. Que aunque el enemigo quiera apagarla con sus maquinaciones no podrá, si ella no lo permite.
Ahora bien, también aprendió que no sólo basta ser luz si no que también debe comportarse como hija de luz.
¿Cómo se comportan los hijos de luz? Le preguntó al Maestro en oración , a lo que él le respondió.
Una hija de luz, anda en amor, no quiere decir que andara dando besos y abrazos por todos lados, si no que será dada al servicio a los demás por amor sin esperar nada a cambio, que aprenderá a perdonar lo errores y faltas de su prójimo y clamara al Padre por ellos.
Dejara toda inmundicia del mundo atrás, eso le pertenece a una versión desactualizada de su persona, por lo tanto no le corresponde a la nueva criatura que ahora es en Cristo.
Deberá demostrar ser honesta y legal ante Dios y todos los hombres, pues debemos tener buen testimonio ante ellos, para que ellos crean que el Padre la ha enviado.
Debe esforzarse por conseguir y mantener en ella todos los frutos del Espíritu:
Tendra mansedumbre aunque a veces su personalidad explosiva quiera salir para hacer actos de presencia.
Logrará tener paciencia aunque aveces sienta que Dios tarda con sus respuestas, recordará que el tiene el control y que El sabe lo que hace.
Será justa y prudente evitando hablar de más, pues no siempre habla con templanza.
Su palabra tendrá valor su, si será si, y su, no será no.
Pero sobre todas la cosas amara a Dios, lo buscará con denuevo y se deleitará en su verdad y amor.
