Fer

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Fer era una chica criada a la antigua, quería mantenerse virgen hasta el casamiento y a gatas había dado su primer beso hacía muy poco, creía que ese preciado regalo debía entregarse al hombre que disfrutara por el resto de su vida. Tal vez sea por una cuestión de crianza que nunca se fijó en nadie, no había nadie en especial que llamara su atención hasta que llegaron los nuevos vecinos de junto.

La familia Dixon era algo disfuncional, el padre era un desastre, la madre vivía ebria y los hijos tenían pinta de maleantes. En cuanto comenzaron a descargar las cajas, la madre de Fer le prohibió prácticamente salir de la casa hasta que terminaron con la mudanza.

El lunes temprano Fer salió de su casa directo al instituto, cursaba su último año antes de la carrera, ni bien llegar a la puerta saludó a algunas compañeras y comenzaron a hablar sobre el examen de física que tendrían en ese mismo día, el ruido del motor de una motocicleta las calló de un momento a otro.

—Vieron eso?—exclamó la chica junto a Fer.

Fer dirigió su mirada al hombre sobre el vehículo sorprendiéndose de ver a su nuevo vecino allí, algunas de sus compañeras suspiraron al verlo quitarse el casco mientras ella se sentía sus mejillas sonrojarse al pensar lo lindo que era aquel muchacho frente a ella.

La clase de la señora Jones era la mas aburrida de todas y empezar la mañana con ella era lo peor, se sentó en el pupitre del medio sosteniendo un lápiz, preparada para cuando aquella insoportable mujer comience a tirar fatos inútiles sobre guerras pasadas que a casi nadie le interesa. La puerta del aula se abrió dando paso al señor Petterson y tras él al dueño de sus sonrojos.

—Señorita Jones, el es Daryl Dixon, el nuevo alumno.—exclamó el hombre sin muchas ganas.

La señora Jones levantó su mirada al muchacho y luego miró al frente inspeccionando el lugar, señalo hacia Fer indicándole al joven que se siente junto a ella.

-Fernanda es una de las mejores alumnas aquí, ella te pondrá al corriente.-le dijo a Dixon con una sonrisa fingida.

El muchacho se acercó al pupitre de Fer con pasos lentos y controlados, las mujeres del salón cuchicheaban entre ellas mientras Fer sentía sus mejillas arder y como todo su rostro se calentaba por la vergüenza. Dixon se sentó junto a ella quitando un viejo cuaderno y un lápiz comenzando a apuntar diferentes datos que la profesora decía mientras Fer solo podía pensar en la cercanía de sus brazos y como los músculos de sus bíceps se marcaban cada vez que apretaba el lápiz contra la hoja. Se obligó a borrar aquellos pensamientos prestando atención en lo que la señora Jones decía hasta que la ronca voz de su compañero de banco la interrumpió.

—Disculpa, Fernanda, podrías ayudarme con esto.

—No... digo si... digo, dime Fer.—murmura sintiendo sus mejillas sonrojarse por su equivocación.

Dixon sonrío con gracia por lo atolondrada que era aquella muchacha y tras asentir le señaló algunas cosas en su cuaderno que Fer se ocupó de explicar. A la hora del almuerzo se sentaron juntos, ella había prometido mostrarle la escuela y de paso pasar un poco de tiempo con aquel lindo muchacho . Durante el primer receso caminaron a través de los pasillos aprovechando así para mostrarle las aulas y las materias que se dictaban en cada una, en el segundo receso charlaron sobre diferentes temas pasando el tiempo y riendo de bromas que el rubio le hacia pero dentro de ella no paró de pensar si él sabía quien era y donde vivía.

—¿Sabes que somos vecinos?—pregunto Fer intentando sacarse aquella duda que la carcomía el inconsciente.

—Claro, la ventana de mi cuarto da al tuyo.—responde con una sonrisa.

Las mejillas de Fer se tiñeron de rojo al pensar que Daryl había estado viéndola por la ventana, recordó que las cortinas habían estado abiertas luego de que salió de la ducha o sea que el muchacho la vio en ropa interior mientras se cambiaba para dormir.

—Por cierto, lindo pijama.—le guiña in ojo divertido.

La muchacha no pudo disimular su vergüenza y con rapidez se levantó del lugar caminando lejos de él, no podía permanecer un segundo más allí sabiendo que la había visto de aquella forma. Los pasos de Dixon siguiéndola no se hicieron esperar, la tomó del brazo deteniendo su huida haciendo que lo mire de frente, Fer contuvo su aliento al tenerlo tan cerca y sentir la calidez de su piel sobre la suya.

—Lo siento, fue un comentario de mierda, no debí decirlo. Solo te vi por un momento cuando fui a apagar la luz y de verdad te juro que no vi nada.—murmura clavando sus orbes azules en los ojos de ella.

—E... esta bien. No hay problema.—balbuceó jugueteando con un mechón de cabello evitando así seguir viendo los azules ojos de aquel muchacho.

Las clases llegaron a su fin, ambos jóvenes regresaron juntos a casa, se separaron en la puerta de los Dixon y Fer continuó su caminata hasta llegar a la puerta de la suya donde su madre la esperaba con los brazos cruzados, molesta por alguna razón. El discurso de su madre era inesperado, le prohibió hablar con Daryl, acusó a aquella familia de incontables cosas que no sabia si eran verdad y luego de eso la castigó.

Fer lloró en su habitación por un largo tiempo hasta que un ruido en su ventana la sorprendió, se acercó hasta ella llevándose el susto de su vida al ver entrar a Daryl con gran agilidad.

—¿Qué haces aquí?—¡Van a matarme!—exclamó en voz baja la joven.

—Lo siento, te vi llorando y no pude detenerme. ¿Qué paso?—dijo Dixon acercándose a ella con su ceño fruncido.

Fer le explicó la orden que su madre le habla dado, le pidió que por favor ya no
volvieran juntos a casa y que de ser posible no se hablaran, Daryl se sintió mal pero acepto su pedido, a cambio le pidió que en el Instituto siguieran con su relación.
Y asi fue, durante los días de clases ellos entablaron una linda amistad que se acababa cuando salían de allí, Fer no podía ocultar que le gustaba y que cada vez que lo vela sentía que su mundo se paralizaba con solo oír su voz o verlo reír. Daryl tampoco podía ocultar que aquella muchacha le gustaba, que del solo oírla cantar aquellas extrañas canciones que tanto le gustaban su mañana se volvía la mejor de todas. La oía cantar en todos los recreos y sonreía al ver la pasión que ponía en ello, la misma que el ponía en su motocicleta.

Una tarde, de regreso a su casa, Fer fue recibida por su madre quien la esperaba con seriedad marcada en su rostro. Discutieron por Dixon, Fer lo defendía de todas las injustas acusaciones de su madre, ella sabia muy bien que Daryl no era malo ni mucho menos aquella persona que su madre creía que era, con la rabia recorriendo su cuerpo y las lagrimas cayendo por sus mejillas salió corriendo de su casa ignorando los gritos de su madre que prácticamente alertaron a todo el vecindario de su huida. Sus pasos eran cada vez mas rápidos, las lagrimas empapaban su visión y sentía un gran nudo en su pecho, no podía evitar sentirse mal ya que sabia que todo lo que su madre decía era mentira, solo lo juzgaba a causa de su familia pero nada tenia el que ver con ellos lo único que compartían era el lazo sanguíneo v nada mas. Sus pasos fueron detenidos de un momento a otro, volteo asustada clavando sus ojos marrones en las lagunas azules de Dixon que intensificaron el nudo en su garganta.

— Hey, hey, que sucedió?— pregunto Daryl con preocupación al ver el estado de aquella muchacha que tanto le gustaba.

Fer le conto llorando todo lo sucedido mientras Daryl oía cada palabra en silencio. En cuanto se desahogo por completo simplemente la invito un helado y luego la llevo a pasear en motocicleta, cuando la noche cayo, la llevo de nuevo hasta su casa a la que Fer se negó a entrar. Seguía furiosa con su madre asi que para desobedecerla sugirió ir hasta la casa de el, Dixon no se opuso ya que prefería que este con el antes de que este dando vueltas por las calles de noche.

Entraron en silencio a la obscura casa y con rapidez se dirigieron a la habitación de Daryl, encendió la luz de esta a lo que Fer la apago con rapidez, el joven la miro extrañado y cuando abrió la boca par decir algo ella se apresura a poner su dedo índice sobre sus labios en un intento de que haga silencio.

— Pueden vernos desde mi habitación.— susurro Fer solo para que el pudiera oírla.

Daryl tomó la muñeca de Fer con delicadeza apretando apenas de esta mirando con adoración a la muchacha frente a el, acerco su rostro hasta el de ella deteniéndose a milímetros de sus labios en un sutil pedido para poder acceder a su boca. Fer no dudo en dar el
ultimo paso uniendo su boca en un dulce beso lleno de extraños sentimientos para ella.

Daryl la acerco a el tomándola de la cintura, pegando sus cuerpos para asi sentir el calor que su cuerpo emana, Fer sentía que podía oír los latidos de su desbocado corazón junto con el sonido de sus besos. Estaba nerviosa por que sabia que no podría contenerse silos besos seguían subiendo de nivel pero tampoco quería detenerse.

Esa pequeña voz en su cabeza que le decía que pare fue acallada por los labios de Daryl que recorrían su mentón y bajaba hasta su cuello haciéndola sentir pequeñas cosquillas en aquel lugar. Los nervios eran evidentes en el suave temblor de sus manos que mantenía posadas sobre el firme pecho de Dixon, el se separo unos centímetros y tomó las manos de Fer entre las suyas acariciándolas con ternura.

— No quiero que te sientas presionada.— susurra Dixon clavando su mirada en ella.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Fer e intentando controlar su temblor llevo sus manos a la nuca de Daryl uniendo sus labios otra vez, dejando que el recorra su cintura. Dixon tomo aquello como el pie para continuar con lo suyo, sabia muy bien lo que hacia, no era un inexperto en temas sexuales como lo era ella.

Con lentitud se separo de su cuerpo, mirándola a los ojos llevo sus manos hasta el cordón de su blusa desatándolo bajo la atenta mirada de ella
quien sonreía con cada movimiento de sus manos.

Con lentitud le quito la blusa por encima de su cabeza dejándola caer a un lado de sus cuerpos para observarla por un momento, la inseguridad se apodero de ella e intento cubrirse abrazándose a ella misma pero Daryl la detuvo con una sonrisa en sus labios.

-No te cubras. Eres hermosa, no sientas vergüenza.- murmuro sin guitar los ojos del cuerpo semi desnudo de la muchacha.

La atrajo a el por la cintura volviendo a unir sus labios en un beso mas fogoso subiendo las manos por su espalda hasta llegar al broche de su sujetador para asi desabrocharlo y liberar sus pechos frente a el.

Recostó a la muchacha con sumo cuidado sobre su cama sin dejar de besarla, con lentitud bajo sus besos hasta su cuello dejando un camino de ellos hasta su pecho derecho, trazó círculos con la lengua sobre su pezón arrancándole pequeños gemidos. Todas esas sensaciones nuevas que estaba sintiendo en ese preciso momento comenzaron a abrumarla, no era lo planeado, toda su vida creyó que llegaría virgen al matrimonio y era lo que de verdad quería hasta que Dixon la hizo cambiar de parecer. Tornó una gran bocanada de aire intentando calmar sus nervios y esa mezcla de miedo y placer que sentía mientras Daryl la recorría con su boca.

Con su mano recorrió el cuerpo semi desnudo de Fer bajando con lentitud por su vientre hasta colarse por debajo de su ropa acariciando su clítoris con sus dedos haciendo que la j oven se remueva bajo su cuerpo, los labios de ella se separaron formando una o de la cual un jadeo escapa resonando en la habitación. El miembro de Dixon estaba completamente duro, verla a ella tan inocente removerse bajo sus toques lo excitaba a sobremanera, hundió un dedo dentro de ella sintiendo lo mojada que estaba en ese momento para luego sacarlo con lentitud y repetir la acción robándole mas de un suspiro de placer absoluto.

El joven se alejo del cuerpo de Fer parándose frente a la cama desabrochando su camisa con lentitud sin quitar los ojos de la mujer sobre su cama, deslizo la tela por sus brazos dejándola caer al suelo para luego bajar sus pantalones no sin antes guitar de su bolsillo un pequeño sobre plateado. Fer seguía sus movimientos con la mirada, lo vio quitarse el bóxer quedando totalmente desnudo frente a ella, no podía guitar los ojos del miembro de Dixon y ahí es cuando el miedo se apodero de ella. Mientras Daryl se colocaba el condón la joven intentaba tomar valor para lo que venia a continuación, era consiente que su decisión había sido abandonar todas las creencias que hasta ahora sostenía por aquel joven que la volvía loca.

Con su cuerpo temblando por la anticipación bajo sus pantalones junto con su braga deslizándolos por sus piernas hasta dejarlos caer al suelo, Daryl gateo sobre el colchón hasta situarse entre sus piernas clavando sus ojos en los de ella sonriendo con ternura.

— No tengas miedo. Voy a cuidarte.— susurro para luego besar sus labios con delicadeza.

La joven enredo sus dedos en el cabello de Daryl mientras sentía como el se acomodaba mejor y con lentitud llevaba la punta de su miembro hasta la entrada de su sexo. Apretó con fuerza el cabello de el apoyando su frente en el hombro del muchacho y cerrando fuerte los ojos sintió como poco a poco entraba en ella. El dolor fue inexplicable en el momento, una vez dentro se quedo quieto tras un quejido por parte de ella, separo su rostro del hueco de su cuello para mirarla con preocupación.

—Estas bien?— murmuró acariciando su cabello.

Ella simplemente asintió con un pequeña sonrisa para luego besarlo con ternura.

—Si quieres que me detenga solo dilo.

Con lentitud comenzó a moverse dentro y fuera de ella, la mezcla de dolor y placer que sentía la joven en ese momento llego a brumarla, se aferro a la espalda de el escondiendo su ruborizado rostro en su pecho. Los movimientos eran cada vez mas rápidos, el dolor había quedado a un lado dejando solo un extraño sentimiento de gozo dentro de ella, los jadeos de placer que se escapaban de los labios de Dixon eran irresistibles y le encantaba saber que ella provocaba todo eso en el.

Dixon separo su cuerpo del de ella para poder mirarla a los ojos sin dejar de moverse haciendo que la excitación nunca antes sentida por ella se acumule en su interior, el calor recorría todo su cuerpo y no entendía todos estas sensaciones nuevas que Nora mismo estaba experimentado. Una extraña sensación de cosquilleo se acumulo en su bajo vientre que se mezclo con el calor de todo su cuerpo la hizo explotar en un inesperado orgasmo arrancándole gemidos de placer que llegaron a los oídos de Daryl quien los disfruto como si de una hermosa melodía se tratara. Algunas estocadas después Daryl se dejo ir sintiendo aun los espasmos del orgasmo de ella, acaricio sus sonrojadas mejillas sin dejar de mirarla por un segundo para luego salirse de ella con delicadeza arrancando un pequeño quejido de sus labios.

Se alejo hasta el baño para desechar el condón y al volver encontró a la joven envuelta en sus sábanas mirando el techo, se acercó hasta ella dejando un dulce beso en la comisura de sus labios y se recostó observando su perfil, los ojos le brillaban de una manera tan tierna que le lleno el corazón saber que
ese brillo era por su causa.

—¿Estas bien?—susurro acariciado su cabello.

—Si.—respondió la joven volteando hacia el quedando de frente y acariciando su mejilla.

—Agradezco a
mi madre por la discusión.— dijo y sonrió al ver como el joven fruncía su ceño.

-Si no hubiéramos discutido no hubiera entrado a tu casa y nada de esto hubiera pasado.- susurró para luego besar sus labios.

—Fue la mejor discusión de mi vida.

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