El regreso de Angie

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La boda de Agustina y Norman estaba pronta a realizarse, Angie había comprado un hermoso
vestido verde agua con un escote en forma de corazón sin tiras y con pedrería, ajustado hasta la
cintura con una linda caída en tela crepe y tul en las mismas tonalidades. Los tacones color marfil,
aunque algo incómodos, eran preciosos y hacia juego con el pequeño sobre donde guardo las
llaves, cigarrillos y algo de dinero por las dudas.

La boda se celebraría al aire libre, la estancia estaba decorada en lavanda y blanco con adornos de
margaritas violetas y blancas alrededor del gran arco de bienvenida, las sillas se encontraban
disputadas en varias filias a cada lado del altar forradas con una tela blanca con un gran lazo
lavanda y un hermoso moño en la parte de atrás.

Pronto a gente comenzó a llegar ocupando cada silla del lugar, miro a su alrededor saludando a
algunos de los invitados y a la madre de Agustina quien con una gran sonrisa abrazo a la
muchacha, los acordes de “Canon en Re Mayor” comienza a sonar haciendo que la gente voltee
hacia el gran arco de entrada por la que Agustina, tomada del brazo de su padre, camina hacia el
altar donde su flamante novio la esperaba con una gran sonrisa en su rostro.

Angie sonrió hacia su amiga quien camina a paso firme apretando a penas el ramillete entre su
manos, estaba segura que si fuese por ella saldría corriendo hacia su futuro marido para enredar
sus piernas sobre su cintura y besarlo con pasión, pero debía controlar todos sus impulsos y
caminar despacio frente a toda esa gente.

La boda fue hermosa, los novios dijeron sus votos haciendo soltar algunas lagrimas a más de uno y
también algunas sonrisas, como cuando Agustina recordó a su, ahora marido, que casi la atropella
con su auto el día que se conocieron.

Angie se encontraba sentada en la mesa junto a los novios donde Mingus, el hijo de Norman, y su
novia Aida se daban algunos arrumacos cariñosos. Podría jurar que se estaban tocando por debajo
de la mesa con total descaro, Angie suspiro con algo de pesar, ella había concurrido a la fiesta sin
acompañante ya que no contaba con una pareja a la cual invitar.
Alguien aclaro su garganta junto a ella y al elevar su rostro se sorprendió al verlo allí parado, con
traje negro, camisa blanca y con una corbata gris perla la miraba con una pequeña sonrisa en los
labios.

— ¿Esta ocupado? — dijo señalado el lugar junto a ella.

Angie parpadeo algunas veces por la sorpresa y tras dudar unos segundos negó apenas con la
cabeza, no sabía que es lo que hacía allí ni porque se sentaba junto a ella. No había visto a Daryl
después de aquella noche, le había escrito un par de veces pero ella por vergüenza había evitado
responderle.

— ¿Qué haces aquí? — murmuro sin dejar de mirarlo.

—Agustina me invito. — se encongio de hombros con una sonrisa.

Volteo hacia su amiga que la miraba desde su lugar con una gran sonrisa burlona en los labios,
negó divertida y volvió a mirar a Daryl quien parecía entretenido viendo como Mingus y Aida se
besaban de forma apasionada.

—Deberíamos intentar eso. — susurro rozando sus labios sobre el lóbulo de la oreja de Angie
causándole un cosquilleo que la recorrió de pies a cabeza.
La noche había caído y la fiesta por fin había comenzado, la gente bailaba entre si y el alcohol se
hizo presente en cantidades, Angie sonrio hacia Agustina quien se acerco a ella con una sonrisa y
la abrazo envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros.

—Felicitaciones. — dijo por encima de la música que resonaba a su alrededor.

— ¿Qué tal la sorpresa? — hizo una ligera inclinación con la cabeza señalando hacia Daryl quien se
encontraba tomado algo apoyado en la barra.

—No puedo creer que hayas hecho eso. — rio.

Agustina soltó un grito seguido de una carcajada al ser envuelta por los brazos de su marido quien
le hizo girar para luego besarla. Angie sonrio viendo como su amiga y su marido reían al unisonó,
hacían una hermosa pareja, eso no podía negarse.

— ¿Señora Reedus, sería tan amable de acompañarme al brindis? — dijo Norman con una
reverencia algo exagerada.

—Por supuesto señor Reedus. — Agustina extendió su mano tomado la de su esposo y tras
caminar algunos pasos volteo hacia Angie guiñándole un ojo.

Ambos se alejaron hacia la mesa principal mientras la música menguaba hasta ser casi un
murmullo inentendible. La pareja comenzó a decir hermosas palabras hacia su invitados mientras
se daban algunas miradas cómplices sonreían hacia las personas frente a ellos, Angie enjuago una
lagrima de su mejilla al ver la felicidad de su amiga y sobresalto al sentir una dulce caricia en su
cintura.
— ¿Sentimental? — susurro aquella voz en su oído.

Angie lo miro y el sonrio con descaro, Daryl era un tipo atractivo y mas después de haber probado
el sabor de su piel, el roce de sus labios sobre los de ella y la fragancia que desprendía la
hipnotizaba por completo.

—Estoy feliz por ella. — se encogió de hombros y sonrio.

— ¿Porqué no respondiste mis mensajes? — reclamo cruzando sus brazos haciendo que los
músculos de sus brazos se tensen bajo la tela del saco negro.

Angie trago saliva con dificultad, algo desorientada por su pregunta y suspiro con resignación.

—Lo siento. Estaba algo avergonzada a decir verdad. Nunca había hecho eso… — se quedo en
silencio sin saber cómo terminar la frase.

— ¿Tener sexo con un desconocido? — pregunto con una sonrisa burlona. — Angie, ya no somos
desconocidos. ¿Por qué no me acompañas por allí? — dice señalando la puerta del jardín.
Angie se ruborizo por completo, si las luces se encontraran encendidas se sentiría como una idiota,
miro a Daryl con los ojos bien abiertos y no supo si por el alcohol recorriendo su cuerpo o por la
mirada tan llena de fuego de él pero asintió mientras tomaba su mano de aquel hombre siguiendo
sus pasos bajo la divertida mirada de su amiga.

Daryl la dirigió por un largo camino de piedras rodeado de pasto que llevaba hasta la parte mas
oscura del gran parque, la música aun podía oírse a lo lejos, Angie caminaba con lentitud para no
caer por causa de sus tacones y las pequeñas piedritas del suelo, Daryl se paro en su lugar
haciendo que la mujer golpee contra su espalda y de un ágil movimiento la subió sobre su hombro
arrancándole un grito de sorpresa.

En cuando llego a la parte más alejada del salón se escabullo entre algunos árboles a una zona
recóndita donde nadie podría verlos, bajo a Angie de su hombro quien reía con algo de vergüenza
y sin aguantar más estampo sus labios en un apasionado beso que dejo a la muchacha sin aliento.
Apretó la cintura de Angie restregando por su bajo vientre su creciente erección, ella enredo su
brazos por encima de sus hombros acariciando los cabellos de su nuca intensificando aun más el
beso.

Dieron algunos pasos torpes hacia atrás golpeando su espalda contra lo que parecía una pared,
Daryl recorrió su cintura bajando por su trasero hasta sus muslos, la levanto con rapidez
obligándola a enredar sus piernas en la cintura de él sintiendo la dureza de su hombría. Beso su
mandíbula bajando con lentitud por su cuello succionado de él con algo de fuerza, sabía que eso
dejaría una marca pero poco le importo al oír el dulce gemido que soltó Angie, bajo hasta su
escote besando el nacimiento de sus pechos que se dejaba ver sobre la tela del vestido, ella bajo
su mano derecha con lentitud por entre sus cuerpos acariciando el por encima de la camisa el duro
pecho de él, con algo de dificultad consiguió desabrochar el cinturón de sus pantalones y meter su
mano dentro de su bóxers acariciando la tersa piel de su miembro.
—Oh Dios. — murmuro Daryl excitado por el dulce toque de Angie.

Desenredo sus piernas de la cintura del hombre bajando los pies con lentitud al suelo, con una
sonrisa descarada se arrodillo frente a él quien parecía hipnotizado de placer, sin soltar su
miembro se lo introdujo en la boca causando que el castaño tiemble apenas, acompañaba los
movimientos con su mano mientras sentía las palpitaciones de su hombría bajo la piel.
Daryl gozaba de los labios de la muchacha dándole placer absoluto, echo la cabeza hacia atrás
disfrutando por completo para luego bajar su mirada hacia ella y descubrir que tenía sus ojos

marrones calvados en el, Angie bajo su mirada quitando el miembro de su boca pero sin dejar de
masturbarlo, tomo aire y volvió a meterlo hasta el fondo de su garganta, lo saco por completo
pasando su lengua con atrevimiento por el glande estremeciéndolo des pies a cabeza.

—Para, necesito sentirte. — exclamo con la voz ronca de deseo.
Levanto a Angie con delicadeza y sin miramientos le bajo sus bragas hasta sacarlas por sus pies, se
las guardo en el bolsillo del traje y acaricio el trasero de la muchacha merodeando con sus dedos
la cara interna de los muslos sintiendo la humedad de esta.

—Por Dios Angie, ya estas lista para mí. — susurro pegando sus labios al oído de ella.
Daryl separo a penas las piernas de ella para así tener fácil acceso a su femineidad, acaricio su
hinchado clítoris recorriendo su intimidad hasta hundir su dedo dentro de ella con facilidad. Jadeo
con fuerza apretando el hombro de Daryl al sentirlo invadir su cuerpo de una forma tan deliciosa,
enterró su rostro en el hueco de cuello de él gimiendo sin nada de pudor.

—No, necesito verte. — exclamo separando apenas su cuerpo del de ella. — Quiero que te corras
para mí. — dijo algo agitado.

Pego su cuerpo aun mas a la pared llena de sensaciones en todo su cuerpo, los dedos de Daryl
entraban y salían de ella sin darle respiro, con la otra mano acariciaba su pecho por encima del
vestido aumentado la excitación de ella.
Pronto sintió como el fuego que la recorría se unió por completo en su bajo vientre haciéndola
explotar de lujuria soltando un fuerte gemido.

—Oh Dios, Daryl. — casi grito.

—Eso es nena, córrete para mí. — murmuro con un tono excitado.

Angie se dejo ir creando espasmos en su cuerpo apretando los hombros de Daryl con fuerza pero
sin que este se quejara en el proceso, se sintió vacía por un momento cuando el saco los dedos de
su interior y los introdujo dentro de la boca degustando su sabor con sensualidad.
Del bolsillo de su saco quito un condón y se lo coloco con rapidez bajo la atenta mirada de ella, de
un rápido movimiento volvió a empotrarla contra la pared introduciendo sin dificultad alguna
soltando un gruñido de satisfacción. Comenzó con movimientos firmes y duros arrancándole
dulces jadeos a Angie quien lo tomaba con fuerza por los hombros para no caer, pronto sus
movimientos e hicieron mas rápidos, sus respiraciones se mezclaban en una sola cuando se veían a
los ojos mientras ambos disfrutaban de sus cuerpos. Daryl apretaba sus muslos con fuerza
penetrándola con rapidez oyendo los gemidos que ella soltaba en su oído, Angie de dejo ir en su
segundo orgasmo que la desarmo por completo, Daryl sintió como las paredes del interior de de
ella se apretaban alrededor de su miembro aumentado la excitación de él, algunas embestidas
después se dejo ir eliminado la tensión de su cuerpo.

Jadeante, Angie bajo sus piernas al suelo con cuidado, acomodo su vestido y miro hacia ambos
lados mientras Daryl se deshacía del condón y acomodaba su ropa. Cuando estuvieron
presentables él le trajo a su cuerpo y beso sus labios con dulzura, ella sonrio y entrelazo los dedos
de su mano como cualquier otra pareja, unos metros antes de llegar vieron a Mingus y Aida salir
entre algunos arbustos algo agitados y desaliñados. Amabas parejas se sonrieron con complicidad
y volvieron en silencio a la gran fiesta.
Algunas horas después la gente comenzó a irse, Daryl se acerco al oído de Angie y con una sonrisa
divertida murmuro.

— ¿No te falta algo?

Angie frunció el ceño y miro hacia la mano de Daryl frente a ella.

—Hijo de… — intento tomar sus bragas con apuro pero él lo impidió alejando su mano con
rapidez. — Devuélvemela. — dijo decidida.

—Si la quieres de vuelta tendrás que venir conmigo. — sonrio de lado seductor.
Angie rio.

—Por supuesto.

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