Aida

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La boda de su jefa era la fiesta mas aburrida a la que la podrían haberla invitado, la gente habla entre ella, la mayoria de las mujeres se critican entre si y Aída simplemente suspira apoyando los codos sobre la mesa y posando alli su cabeza. Prácticamente estaba obligada a venir, habian invitado a todos los empleados con un cargo lo bastante alto como para no preparar los cafés y era en ese momento donde se maldecia por ser directora de marketing.

—¿Aburrida?— dijo una voz ronca detras de ella.

Volteo su rostro con su ceño fruncido quedando prendada de aquella intensa mirada, sonrió de lado al ver como se sentaba junto a ella. Se acomodó en la silla poniéndose derecha y observando lo bien que le quedaba aquel vestuario que traia y que no era para nada apropiado en una boda.

—Algo asi.— respondió encogiéndose de hombros.

—¿Amigo del novio?

—Algo asi.— rió imitando tu contestacion.

—¿Amiga de la novia?

—Algo asi.— Aída rió siguiendo el chiste para luego negar divertida. —Su empleada mejor dicho. Aida Colins, mucho gusto.— extendió su mano al hombre quien la aceptó de inmediato.

—Daryl Dixon, mucho gusto.— apreto la pequeña mano de Aída con delicadeza.

Ambos hablaron durante un largo rato, Daryl le contó que era el mecanico y mejor amigo del novio, se habian conocido en la escuela creando una gran amistad que duró hasta el dia de hoy. Aida por su parte le conto lo insoportable que era su jefa y como vivia maltratando a los empleados que ahora mismo eran obligados a estar alli, Dixon concordo con ello, no le caia bien para nada pero era la eleccion de su amigo el hacerla su mujer.

Los tragos pomposos y extravagantes comenzaron a llegar, esa fue la mejor parte de la fiesta. Varios sexo en la playa despues se estaba besando con Daryl cerca de los baños, la gente los miraban como si fuesen la atraccion del año y a ellos comenzó a molestarles algunos comentarios como el de la madre de la novia que al pasar por su lado se horrorizo al verlos y dejo en claro su rechazo a tales muestras de afecto frente al publico con un desconocido. ¿Es que vivimos en la edad de piedra?

—¿Vamos a mi casa?— susurro Dixon sobre los labios de ella.

Aída solo asintió y siguió a Daryl quien la llevaba tomada de la mano hacia la feliz pareja, le murmuró algo a su amigo y luego saludo a ambos tirando del cuerpo de ella hasta el estacionamiento. Del bolsillo del pantalon saco la llave de lo que Aída penso era su coche pero se sorprendio al verlo parar frente a una hermosa motocicleta negra, subió a ella quitando el traba volante para luego hacer una seña con la cabeza para que ella subiera detras de él. Con apuro se montó abrazandose a la cintura de Dixon quien arranco el motor con rapidez y se adentró a las calles oscuras de aquel lugar.

No sabía cuanto tiempo paso desde que salieron de aquella fiesta y poco le importaba a decir verdad, Daryl bajo la velocidad hasta aparcar frente a una casa, apagó el motor y extendio su mano ayudando a la mujer a bajar sin dificultad. No esperaron a entrar que ya estaban besandose, Dixon choco el cuerpo de Aída contra la pared uniendo sus bocas en un beso desesperado, ambos estaban calientes y eso se notaba desde la fiesta.

Dixon recorria el cuerpo de Aída con recelo, la acorralo con su cuerpo refregando su exitada entrepierna por la de ella haciendo que ella se retuerza bajo su cuerpo.

—¿Donde esta la habitacion?— murmuro agitada sobre los labios de él.

Con apuro y sin separar sus bocas la guió por el salon hasta un pasillo con dos puertas entrando en la de la derecha, las piernas de Aída chocaron contra el borde el colchon haciendo que caiga sobre este con una gran sonrisa, Dixon tomo la hebilla del cinturón tirando de esta desabrochandolo con desesperación mientras Aída baja sus bragas tirandolas al suelo, se colocó un condón que sacó de su bolsillo enrollandolo con rapidez sobre su erecto miembro.

Just SexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora