Capítulo 5 Endelige

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Taehyung POV.-

Mis ojos estaban clavados en ese perfecto ser que dormía plácidamente a mi lado, no pude evitar desviar la mirada hacia mi dedo anular derecho y sonreír abiertamente al tiempo que un sonrojo tomaba posesión de mis mejillas, casados, estábamos casados, mi corazón bailaba en mi pecho y tenía tantas ganas de abrazarlo y besarlo una y otra vez... Pero sabía que él estaba cansado, no había podido dormir bien últimamente, se removía y murmuraba muchas cosas sin sentido pero aunque intenté hablar con él al respecto no obtuve respuesta alguna, tan sólo un vago "¿En serio? No lo recuerdo amor, debió ser una pesadilla" la misma respuesta una y otra vez por lo que decidí respetar su silencio, seguro ya encontraría el momento para decirme lo que le molestaba.

Delineé con la mirada su rostro, apacible y tranquilo, su flequillo cubría parte de sus ojos, su respiración lenta y pausada, esos labios rosas que me traían loco estaban levemente separados, su varonil quijada que hacía estragos en mi estómago, santa chancla de la inmortalidad mi esposo era perfecto, su voz era la más hermosa melodía que había escuchado, hacía que mis rodillas se pusieran débiles y por eso debía siempre sujetarme a sus hombros o brazos para no caer, era lo que yo llamaba, el efecto Jung Hoseok, mis mejillas enrojecían, mi corazón dejaba de latir y a la vez latía descontroladamente ocasionando que mi cerebro se volviera gelatina y no pueda hacer nada más que caer rendido a sus pies, quería gritar, llorar, reír y rodar por el piso.

Hoseok era como una película que marcaba época, una que todos amaban, su ser entero sonaba como la más bella canción que pudo ser creada, de ritmo perfecto, armonía única, melodía hechizante y matices abrumadores, él era como las señoritas de Avignon de Picasso la capilla Sixtina de Miguel Ángel, la mona Lisa de Da Vinci... Hoseok era una perfecta obra de arte y ahora era sólo mío.

Sabía que aunque pasaran millones de años jamás me aburriría de observarlo dormir, el avión entero estaba en silencio, la mayoría de los pasajeros dormía y yo no podía despegar los ojos de mi hombre perfecto, finalmente terminé acurrucado junto a él con la cabeza recostada en su hombro y mis brazos alrededor de su cintura encontrando de ésta manera un plácido sueño que me arrastró a un mundo lleno de promesas y millones de "para siempre" cumplidos.

— Dios eres tan hermoso -su tersa y dulce voz llegó a mis oídos, mi aún adormilado cerebro no alcanzaba a dar la orden de abrirse a mis ojos, sin embargo mi corazón ya palpitaba a mil por hora haciendo que una sonrisa se abriera paso en mi rostro -mi bebé está despertando.

— Mmm... Hoppie -balbuceé.

— Aquí estoy mi príncipe -susurró acariciando mi mejilla con la punta de su nariz.

— ¿Llegamos? -pregunté envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, escuché su pequeña risa y posteriormente sus deliciosos labios acariciando mi cuello.

— Aún no pequeño, pero igual debes despertar.

Soltando un largo suspiro estiré mis músculos y sonreí abriendo mis ojos poco a poco, si había algo difícil para mí... Era despertar, pero no cuando Hoseok estaba cerca, parecía que mi cerebro estaba programado para disfrutar la mayor cantidad de minutos a su lado y por eso junto a él despertaba temprano, dormía tarde y me mantenía despierto sin problemas siempre y cuando mi ahora esposo estuviera junto a mí.

Nuestros ojos se encontraron y automáticamente quedé idiotizado por su sonrisa, esa sonrisa era tan perfecta, iluminaba mi vida entera, si algún día la perdiera estoy seguro que no encontraría mi camino en tan horrible oscuridad.

— Hoseok te amo.

— Mmm... Mi bebé quiere mimos -respondió besando mi mejilla.

— No seas idiota Hoseok -reclamé haciendo un puchero porque no había respondido como yo esperaba que lo hiciera.

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