Con que delicadeza apoyas tu patas,
Ajeno al suelo, casi rechazándolo,
Pues te sabes divino, superior
Y el piso te resulta tan mundano.Con que altanería comes de tu plato,
Pequeñas y feroces mordidas,
Qué acompañas con una pausa,
Mientras te limpias los bigotes.Te sabes mi dueño y señor,
Dejas caer tu cabeza en mi muslo,
Mientras me miras fijamente
Y con un maullido reclamas atención.De imprevisto tus músculos se tensan,
Sales corriendo a otra habitación,
Tus motivos son secretos y desconocidos.
Los gatos tienen razones que la razón no entiende.Cómo te fuiste, regresas y me miras.
Tus ojos grandes, color ámbar,
Me cuestionan fijamente tantas cosas,
Mientras me piden comida.Has sido mi compañero fiel,
En las noches amarillentas y frías,
De la depresión más fuerte,
De desamores con sabor ácido.A veces finjo que hablas
Y el delirio posee a la realidad,
La charla sigue y sigue
Y me encuentro hablando por horas.Largas conversaciones con mi gato,
En las cuales le cuento mis dolores,
Lloro sobre el mis inseguridades
Y descargo mis preocupaciones.El me escucha, mientras se lame.
Se lo que piensa, lo dice su mirar.
me observa y declara, juzgador,
Los humanos son tan raros.
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Antología Cotidiana
PoetryAntología de poemas que reflejan la vida de un escritor de los suburbios, obrero de clase baja, padre a distancia y víctima de sus adicciones.