Hoy mi mascota estaba triste,
No jugaba conmigo cómo era usual.
Mis caricias y mimos tiernos,
No conseguían de algún modo distraerlo.Era habitual verlo tirado en el sillón,
Jugando con ese plástico negro atado a un cable.
Pero hoy estaba taciturno y callado,
Echado en la cama, con los ojos en el infinito.Me duele saberlo triste y me acerco,
Le doy un beso y le hago saber que lo quiero.
Me responde sin ganas,
Cómo un león derrotado.De golpe me pongo contenta,
Parece que su ánimo volvió a el.
Se levanta rápidamente de la cama
Y se pone a jugar con un trozo de cuerda.Lo mueve de aquí para allá,
Lo enrieda y anuda firmemente.
¡Qué torpe que es a veces!
¡Luego no lo podrá desatar!Trepa en una silla del salón,
Aún jugando con su cuerda.
Se para en sus patas traseras,
Mientras las delanteras se aferran su juguete.Sus juegos bruscos lanzan la soga al aire.
Esta cruza una viga del techo.
La cual con un movimiento torpe,
se enrieda en su cuello.Patea la silla y lo veo quedar colgando.
Al principio se mueve
Pero luego ya no.
Me acerco a verlo.¡Mi mascota no respira!
Corro a la puerta desesperada.
Empiezo a rasguñar mientras maúllo fuertemente.
¡Rápido!¡Alguien venga a salvar a mi humano!
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Antología Cotidiana
PoetryAntología de poemas que reflejan la vida de un escritor de los suburbios, obrero de clase baja, padre a distancia y víctima de sus adicciones.