Noche lluviosa de Marzo.

0 1 0
                                    

Ella estaba acostumbrada a otra cosa,
A hombres bruscos y rudos,
Qué la tomaban violentamente,
Sin importarles su sed.

Hombres de una sola noche,
Qué la sujetaban fuertemente,
Le arrancaban bravamente la ropa
Y la tiraban sin tacto en la cama.

Estos no se preocupan por ella,
No les importaba si alcanza el clímax,
Si la cúspide de su propio placer,
Su libido, es lo único que los guiaba.

Pero el no era así, él no era uno más.
Sus dedos recorrieron su cuerpo,
Con la suavidad de una pluma blanca,
Excitando cada fibra de su ser.

Dibujo en sus pechos un mapa,
Descendiendo despacio hacia ahí,
El rincón más sagrado y puro,
De su feminidad  no saciada.

Nadie la había tocado así.
Hablo suave a su oído dulces palabras
Hipnotizando sus sentidos,
Activando los capilares de su goze.

Así fue que solo acariciando su piel,
La llevo a la cúspide de un orgasmo,
Logro hacerla temblar sin invadirla,
Él no toco su cuerpo, el le cogío el alma.

Antología CotidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora