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— Pss, oye.

¿Qué quiere ahora? ¿No se da cuenta de la hora que es? Es de noche y ya todos deberían estar en sus habitaciones durmiendo, ¿por qué él está aquí tratando de llamar mi atención?

No quiero verlo, quiero que se vaya y me deje sola. Sé que quiere pasar un rato más conmigo antes de mañana, pero, ¿de qué sirve? Si de todas maneras se va a ir y no lo voy a volver a ver. Así me voy acostumbrando.

— ¿Estará dormida? — cree que susurra. Pero la verdad está hablando demasiado alto, así lo van agarrar. Tonto Hoseok — JaeMi... — lo escuché más cerca.

¿Entró a mi habitación? Está loco, ¿ahora qué hago? No soy buena pretendiendo estar dormida.

— Oye, despierta ya — tocó mi hombro y una extraña corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, ¿qué me pasa?

Me levanté molesta de repente y le grité haciendo que se asustara, comencé a reír al ver su cara de miedo.

— ¿¡De que te ríes!? Me has dado un susto de muerte — tocó su pecho y suspiró — Eres una chica mala — pellizcó mi mejilla.

Estas se calentaron al instante, le di un manotazo para que me soltara.

— ¿Qué quieres?

— Vamos a dar una vuelta — sonrió y como siempre aquí vamos.

¡Pum, Pum, Pum! Mi corazón queriéndose salir de mi pecho y un calor demasiado agradable aparece dentro de mí, queriendo poder ver esa sonrisa para siempre.

— ¿A dónde vamos a ir? Te recuerdo que esto es un Hospital, no hay muchas lugares...

— Shh... — puso su dedo en mis labios — ¡Hoseok acaso quiere que me de un infarto y muera! — Nos van oír si sigues hablando, vamos camina más rápido.

Tomó mi mano he hizo que caminara detrás de él, ¿qué voy a hacer? Esto es demasiado para mi pobre existencia, no quiero sentir estas cosas por él, pero de alguna manera cada vez se hacen mas fuertes.

Hoseok, me gustas, me gustas mucho, ¿qué puedo hacer?

Llegamos al elevador y subimos hasta el último piso, no sé si fue idea mía. Pero el ambiente era algo raro, ¿pueden creer que no dijo ni una palabra en los minutos que estuvimos subiendo?

Bien, ahora nos toca subir por las escaleras ya que el elevador no llega hasta la azotea que es hacía donde nos dirigimos.

Comencé a respirar con dificultad y mis pies se aflojaron un poco. Me detuve y me senté en el escalón, me siento un poco mal.

— ¿¡Estás bien!? — se acercó y se arrodilló frente a mi — JaeMi, ¿qué pasa? ¿Te sientes mal? — puso su mano en mi mejilla para alzar mi rostro y poder verme, estaba asustado y preocupado. No quiero verlo así — Espera, ven sube.

— Estoy, estoy bien — sonreí y tomé su mano — Solo fue un mareo, creo que por la altura. Vamos a seguir.

Su mirada de preocupación no se había ido y podía ver que no me había creído. Me dijo que me apoyara en él para subir y así lo hice, no sabía que Hoseok era tan fuerte.

Llegamos arriba y había una manta en el suelo. Bueno, la verdad es una sábana. Seguro que es de su cuarto.

— Ven — me llamó — He visto en las noticias que hoy habrá una lluvia de estrellas — abrí los ojos completamente — Quería que la viéramos juntos. Sé que te gusta.

— Oh — aquí viene otra vez, Pum Pum Pum. Creo que me va a dar fiebre.

Nos recostamos en la manta y quedamos mirando el cielo, el aire era fresco y se sentía muy lindo estar allí. Es por él, donde quiera que vaya, es como un Sol que calienta hasta el invierno más frío. Y era cierto, él era mi esperanza.

— JaeMi... — me llamó. Yo tenía los ojos cerrados así que los abrí y vi como aparecía la primera estrella en el cielo.

— ¡Mira! — señalé el cielo y volví a cerrar los ojos para pedir un deseo.

Deseo que su luz nunca se apague.

— ¡Ah en serio! — se quejó — No la pude ver, ya perdí un deseo.

— Tienes que prestar atención y no dejar de mirar — lo regañé y puse mi atención nuevamente en el cielo.

— Oh ahí está — avisó y pude verla.

Por favor, que sea feliz.

— Otra, otra.

Que encuentre el amor y sea amado.

— ¿Qué estás pidiendo? — me preguntó.

— Ser millonaria, tener diez carros, tres mansiones y un perrito muy bonito — contesté con gracia.

— Eso lo piden todas las personas, ¿por qué desperdicias tus deseos así? — se cruzó de brazos.

— ¿Qué pediste tú? — me sentí curiosa, ¿qué tipo de deseo pediría?

— Bueno, el primero fue que JaeMi se enamore de mi, el segundo fue que JaeMi me quiera mucho y el tercero, que JaeMi me bese.

Ni siquiera puedo respirar. Sus ojos estaban clavados en los míos y me era imposible decir o hacer algo, simplemente estaba poseída por sus palabras.

Y una lágrima recorrió mi mejilla.

Hoseok...

— Hoseok... — pronuncié su nombre con dolor.

— ¿Qué? — me regaló una bella sonrisa.

— Tengo cáncer.

Lo siento.

Lo siento

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SMILE; JHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora