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Lo sentimos... el tumor apareció nuevamente y ésta vez se desarrolla más rápido... estén junto a ella lo más que puedan...

Nadie quiere decirme lo que ya sé. Piensan que caeré, y tienen razón. Estoy abajo, estoy devastada. Pero... hay algo diferente de antes. No tengo miedo a morir, no quiero morir pero... si eso sucede, que va a suceder... no voy a estar asustada.

Estoy triste y feliz, triste porque pronto diré adiós y dejaré a las personas que quiero atrás, y feliz... feliz porque tuve la oportunidad de conocerlo a él y ser feliz por un tiempo. Feliz porque vi la sonrisa de Jung Hoseok, esa sonrisa que me llenó de esperanza.

Solo deseo que él sea feliz, que cumpla su sueño y no esté triste por mi culpa. Sé que va a llorar, pero espero que luego limpie su rostro y sonría mientras piense en mi. Porque no quiero ser un recuerdo que lo haga llorar sino sonreír.

— Jae... — está aquí. Apuesto a que tiene los ojos rojos pero aun así me está sonriendo de la manera más hermosa.

Abro los ojos y tal y como lo imaginé, puedo ver su sonrisa ante mis ojos.

— Hobi — sonrío también — ¿Dónde estabas? — llorando, esa sería la verdad.

— Fui a comprar un jugo... tenía sed — miente. Me mira y suspira mientras acaricia mi cabello — Tu mamá me dijo que fuera a casa a ducharme, pero no quise.

Hizo un tierno puchero y reí. Hice como que lo olía.

— Ah... ya sé por que te envió a duchar... — me tapé la nariz — Apestas — dije bromeando.

Frunció el ceño y se olió.

— ¡No es así! — hizo un berrinche — Bien... iré a ducharme, pero vuelvo en un dos por tres.

Asentí.

— Te amo — dijo.

— Te amo.

Te amo para siempre, sonreí porque podré cumplir esa promesa al menos. Lo amaré hasta mi último aliento y más allá de eso. Puede que no pueda estar con él mucho más tiempo, pero... mi amor será infinito.

Las medicinas me hicieron dormir pronto. Mi mamá se quedó toda la noche a mi lado hasta que llegó Hoseok, sólo supe de su llegada cuando me desperté y lo vi sentado en una silla a mi lado mientras lloraba.

— Hobi... — acaricié su mejilla — No llores... — mis ojos se llenaron de lágrimas.

— ¿Por qué? — preguntó con voz rota — No lo soporto, no puedo — su llanto se volvió más fuerte y verlo llorar así me destrozó. Había aguantado todo ese dolor durante días.

— Está bien...

— No... no está bien, tienes que vivir. Tienes que tener tu sueño, ser feliz...

Alcé su rostro y sonreí.

— Estoy viviendo, tengo mi sueño y soy feliz. Tu eres mi sueño, tu sonrisa. Hobi porque: Tu sonrisa es la más hermosa, sincera y amable que haya visto nunca. Si tu sonríes, yo estoy bien.

— Jae... — sus brazos me rodearon y su cabeza descansó en mi hombro — Ojalá pudiera hacer algo... salvarte.

Y lo que él no sabía era que ya lo había hecho. Tan solo con darme su amor me había salvado. No miento cuando digo que está bien. No me importa morir, está bien. Porque tuve la oportunidad de conocerte a ti, mi bella esperanza.

 Porque tuve la oportunidad de conocerte a ti, mi bella esperanza

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SMILE; JHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora