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— ¡Yo quiero ir al parque de diversiones! — hice puchero.

— ¡Me niego! — se cruzó de brazos.

No puedo creer que Hoseok tengo miedo a subirse en las atracciones del parque de diversiones.

— Es nuestra primera cita y ya estás poniendo peros, creo la ruptura será inevitable — bromeé y lo vi abrir mucho los ojos mirándome.

— ¡Puedo morir en una cosa de esas! No quiero salir destripado por los aires, ¡no señor!

Ahh... este chico, tendré que buscar otro lugar. Es que en verdad yo quería ir, nunca he ido y me gustaba la idea de ir por primera vez con Hoseok, pero no contaba con su pánico a esos aparatos.

— Está bien — sonreí para que no se sintiera mal — Buscaré otro lugar al que quiera ir mucho. Voy a pensar en eso hoy.

— ¿Todo el día? — asentí — ¿Entonces cuándo tendrás tiempo para pensar en mí?

Me abrazó por detrás y besó mi mejilla.

— Ah pues creo que no tendré tiempo de hacerlo — me alcé de hombros, solo quería molestarlo.

— ¡Oye! ¿¡Cómo que no!? Debes pensar en mi cada hora, minuto y segundo. Tal y como lo hago yo — me abrazó un poco más fuerte.

Y él no tenía nada de que preocupase porque yo nunca dejaba de pensar en él. En ningún momento del día y es qué, se había vuelto tan importante para mi que dolía cuando no estaba cerca.

(...)

— ¿Estás lista? — me preguntó mi mamá revisandome otra vez.

— Sí mamá estoy bien, ya estoy bien. No tienes que preocuparte por mi, además sabes que Hobi me cuidará muy bien — la tranquilicé.

— Es que... no me acostumbro — bajó la cabeza — Está bien, no tengo que preocuparme.

Dijo y sonrió. Escuchamos toques en la puerta y fuimos hasta ésta.

— ¡Waa! ¿Quién es esta princesa y por qué parezco un mendigo? — es Hoseok claramente.

— No digas tonterías, luces muy guapo — me acerqué a sus labios y le di un pequeño beso.

Tomó mi mano y antes de irnos le hizo una reverencia a mi mamá.

— La traeré sana y salaba — se despidió con la mano.

Entramos al taxi y lo miré curiosa. Hoseok me había llamado diciendo que tenia una sorpresa, que no buscara más un lugar para nuestra cita que ya tenía uno. Pero no me lo quiso decir y ahora tengo demasiada curiosidad.

— ¿Ya me vas a decir? — negó abultando sus labios — Por favor — puse cara de cachorro abandonado.

— No hagas eso — rió — Es una sorpresa, ya verás.

Estuvimos en el taxi casi media hora hasta que al fin llegamos, al parecer.

Hobi tapó mis ojos y me ayudó a bajar del auto, escucho a muchas personas, es un lugar muy concurrido al parecer. Y huelo palomitas de maíz, ¿que es este lugar?

— ¿Lista? — le dije que si — ¡Tarán!

¡Es el parque de diversiones! Vaya es muy grande, nunca en la vida había estado en uno, es hermoso.

— Hobi... pero tu...

— Está bien, es bueno enfrentar los miedos. Ya estoy grandecito para estarle teniendo miedo a estas cosas, ¡vamos! — tomó mi mano — ¡Voy a subirme la montaña rusa!

— Pero si es la peor — comenté.

Estoy asustada de que termine con un paro cardíaco del susto.

— Por eso — movió sus cejas — Hoy voy a tener una pelea con mi yo interior — estiró sus manos — Vamos, te compraré algodón de azúcar.

Reí al ver su cara y lo seguí cuando tomó mi mano nuevamente para adentrarnos en el parque. Compró algodón de azúcar y luego nos fuimos hacia la atracción.

— Se ve... divertido — Hoseok no dejaba de mirar con cara de miedo a las personas que gritaban desde arriba — ¡Ohh! ¿Viste eso?, ¡estuvieron de cabeza! ¡Santo Dios!

Comencé a reír a carcajadas por su rostro.

No puedo creer que esté aquí cuando se ve que le tiene tanto miedo a esto. Y sé que es por mi, ahora me siento culpable. Tal vez debí elegir otro lugar.

— Jae ya vamos nosotros — me indicó.

— Hobi, ¿qué tal si vamos a otro lugar? No necesito subirme a ninguno de estos, ya vine y estoy muy feliz por haber visto lo hermoso que es en serio.

Suspiró y me abrazó.

— Quiero hacer esto contigo, nunca has venido y todo lo que quiero ver es a ti gritando de felicidad allá arriba. Eso es más fuerte que mis miedos, y si te soy sincero también será mi primera vez así que tal vez ni me de miedo al estar allí — acarició mi mejilla.

— No te desmayes — dije y corrí a subirme antes de que dijera nada.

No le gustaba que me burlare de que se desmaya cuando ve sangre, pero a menudo bromeo con eso para molestarlo. Y de verdad espero que no se desmaye por la adrenalina.

Nos ajustaron bien las protecciones y el vagón comenzó a andar despacio mientras iba subiendo.

— Llámame cuando todo haya terminado — cerró sus ojos y reí nuevamente.

— Oye Hobi.

— ¿Qué? — abrió sus ojos.

— Te amo.

Dije y el vagón tomó toda la velocidad posible hacia abajo haciéndonos gritar, mas Hoseok que yo. Por supuesto.

— ¡Ah! ¡Paren esto, me voy a matar!

— ¡Ah! ¡Paren esto, me voy a matar!

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SMILE; JHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora