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— Solo está decaída, ¿ha pasado algo que la ponga triste? Estoy seguro que solo es un mal momento. Ella está bien.

El Doctor terminó de hablar con mi mamá y se retiró, no escuché nada en un rato y justo cuando pensé que me quedaba dormida, me habló.

— ¿Recuerdas el día en que nos lo dijeron? — me preguntó, y sentí como si ese día volviera a través del tiempo — Ese fue el peor día de mi vida, pensé, ¿por qué? ¿Por qué mi pequeña y no yo? Daría mi vida si pudiera salvarte a ti, porque quiero que vivas y que conozcas las maravillas de ser joven y libre.

La escuché suspirar y su mano sobre la mía.

— Pero luego, nos dieron una esperanza — comenzó a llorar — Y espero que puedas aferrarte a ella como lo hice yo, no te puedes dar por vencida. Sé que estás cansada, pero por favor, sigue intentando.

Quiero, quiero hacerlo. Pero, ¿qué pasa si luego de todo este sufrimiento solo queda la oscuridad?

— Entones luego de eso, podrás decir que lo intentaste todo y que no tienes arrepentimientos.

Abrí mis ojos de golpe al escuchar esa voz, ¿qué hacía aquí? Él se había ido, le dije que no volviera
Ñ.

¿Por qué volvió?

— Hoseok — mi madre lo saludó — Que bueno que estás aquí, espero que tu puedas sacar a esta niña de la cama. No hace nada más que estar ahí recostada.

La vi levantarse y salir de la habitación, sus ojos se dirigieron a los míos y me sonrió. Me sonrió de la manera más brillante del mundo, cómo si no pasara nada.

— ¿Qué haces? — le pregunté sentándome, escuché uno de mis huesos crujir.

— Vine a verte, te dije que vendría todos los días.

— Te dije que no vinieras.

— Y te repito, que vendré todos los días. Digas los que digas — lo miré, y sus ojos estaban mirándome.

Parecía como si estuviera estudiando mi rostro y tratando de memorizar cada parte de este, mis mejillas se calentaron y volteé mi rostro para no verlo. Su mirada me estaba poniendo nerviosa, además. Mi corazón estaba que explotaba, estaba realmente hermoso con esa ropa y el cabello totalmente arreglado.

— ¿Qué pasa? ¿Ahora te vas a quedar el día entero aquí? — alzó sus cejas — Mira que yo no puedo, me aburro fácilmente dentro de cuatro paredes, así que vamos.

Tuvo la intención de tomar mi mano pero yo la aparté rápidamente, sus ojos se entristecieron y me sentí mal al ver esa mirada. Eres una completa estúpida, solo le estás haciendo más daño.

Suspiró y volvió a intentar tomar mi mano, esta vez lo logró y cuando nuestras manos estuvieron entrelazadas, las apretó y me sonrió.

— Estoy aquí, puedes confiar en mi. Nunca me iré, lo prometo. Por favor, no sueltes mi mano.

Hoseok, solo quiero ayudarte, si no lo logro, va a ser peor para ti después. Me extrañarás y te haré daño. No quiero eso, no quiero ser la causa de tu sufrimiento.

— Ven conmigo, déjame quererte — hizo que me levantara y quedamos frente a frente — Solo quiero quererte — puso su mano detrás de mi cuello y se acercó a mi, para dejar un beso en mi frente.

Sus labios tibios hicieron contacto con mi piel y mi corazón se derritió, no solo el sino todo mi cuerpo. Sentí como si no tuviera fuerzas para estar sin él.

— Hoseok... — lo llamé, y él me apretó contra su cálido pecho — ... te quiero mucho.

(...)

SMILE; JHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora