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|Editado|

Casa de la familia Kim


—07:25 a.m.

— Kim Shin Hee, debemos hablar —decía Jung Seok tocando la puerta de mi habitación, había estado evitando el tema, pero parece que no se le olvidará tan fácil.

— Kim Jung Seok ya déjame en paz, tengo que arreglarme para ir a entregar mi trabajo de historia —comente mientras guardaba el dichoso trabajo en mi mochila, porque hace media hora que estaba lista.

— ¡Ya! ¡Deja de poner excusas baratas! —Exclamó mientras seguía tocando mi puerta y estaba claro que no pararía. 

Puede seguir todo el día si se lo propone.

— ¡Pero que fastidioso eres! —grite y todo quedó en silencio— Mucho mejor, que paz —murmuró suspirando y fue entonces cuando los golpes se hicieron más intensos. 

Maldije por lo bajo antes de acercarme a la puerta y finalmente abrir esta, para mirar a uno de los causantes de mi estrés con mala cara.

Entonces me di cuenta de que este no estaba en pijama, al contrario este estaba muy bien arreglado, lo mire alzando una de mis cejas.

— ¿A dónde vas? —dije mirándolo de arriba a abajo repetidas veces.

Él sonrió y rio por lo bajo al mismo tiempo, causando más confusión en mi.

Ya se volvió completamente loco.

— ¿No es obvio? —dijo él con diversión— Qué tonta, es obvio que voy a acompañarte a la universidad.

Oh no, por favor. ¿Dios este es otro castigo?
¡Ya me disculpe por ser tan sexy!

No creo poder soportar que tontas chicas interesadas en él, se acerquen a mi solo para poder acercarse a él y coquetearle.

— ¡No, ni hablar! —chille de la manera más aguda que podía— ¡Tú! —apunte a su pecho con mi dedo— ¡Te quedaras aquí!

— Pero- —no pudo terminar de hablar porque le grite un "No"— Bien me quedaré, cálmate. 

Dijo esto mientras sus labios inconscientemente se abultaron haciendo un puchero que no duró mucho.

— Solo no iré si prometes que hablaremos en cuanto llegues —lo voltee a ver con mirada asesina, pero ante su estúpida sonrisa no pude hacer nada.

— Está bien, está bien hablaremos —solté un pequeño suspiro cansado, no se podía luchar contra él— pero no quiero que hablemos aquí, hace mucho que no salimos juntos, así que saldremos.

— Bien, pero debes prometer que dirás todo, sin omitir detalles y que tú pagaras los helados que compremos. —lo mire mal, él siempre dice lo mismo al final él termina pagando los helados y no me deja hacerlo.

— Bien yo pago —solté un gruñido para luego rodar los ojos, él sonrió con diversión— Ahora sal de aquí, que ya debo irme y no pienso dejar que te duermas aquí —dije dándole una fuerte nalgada, para que se fuera. 

— ¡Auch! Mi inexistente trasero —se quejó por el golpe mirándome mal, yo solté una carcajada al escuchar su queja— ya me voy, eres una maltratadora.


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—02:01 p.m.

Para mi buena suerte no me encontré ni con Chittaphon, ni con Hye Bin, por lo cual llegue de buen humor a casa.

No Somos Amigos - ChittaphonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora