Thomas es un estudiante de secundaría ordinario, tiene algunos buenos amigos, buenas calificaciones en la escuela, una familia amorosa... Vive su vida con tranquilidad y calma, contento con lo que tiene, hasta que un día un chico de su edad, cuya pe...
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Un viento frío, un suspiro, cerró sus ojos mientras se ajustaba la chaqueta alrededor de su cuello, cuándo abrió los ojos el autobus estaba allí, se levantó rápidamente y se deslizó en el monton de gente que buscaba subirse al bus, se colgo la maleta al hombro y luego entró en el autobus buscando un puesto
- Oh, milagro - Exclamó cuándo vió uno vacío, se acercó rápidamente como temiendo que alguien se lo quitara, estaba listo para sentarse cuando vió a una viejita caminando hacía él mirando de derecha a izquierda en busca de un puesto vacío, él sin pensarlo le cedió el puesto con una amable sonrisa, Thomas se aferró a las barras que estaban en el techo para evitar caerse, muy mal no podría sentarse esa mañana tampoco, pero por lo menos había echo una buena acción y eso lo alegraba un poco, después de media hora llego al colegio y rápidamente encontró a Alby sentado en el patio hablando con Zart, se sentó con ellos a hablar un rato hasta que llego Sarten y la campana sonó, fuerón juntos a clases
Habían comenzado hace diez minutos cuando Chuck llegó apresurado y finalmente salierón a almuerzo, la comida se pasó entre risas y burlas suaves sin sentido, todo fue bien, es más todo fue perfectamente, ¿tal vez demasiado perfecto? Se preguntó Thomas al ver a Jeff sosteniendo su estomago por el ataque de risa que le dió ¿Podía ser un día tan normal? ¿Era normal sentirse tan feliz? Siempre algo terminaba mal ¿no?
No, Thomas no pudo encontrar algún motivo que hiciera que ese momento se volviera malo, así termino su comida con un sentimiento de felicidad.
Pero a finales de la tarde cuando todas las clases terminarón, sentía que algo le faltaba, si, el estaba feliz y nada podía aburrirlo pero todavía tenía algo que lo podía hacer aún más feliz, algo que ponía más interezante su vida, algo que le traía nuevas experiencias, y ese algo o mejor alguien era Newt
Su corazón palpito más rápido y su sonrisa se ensancho, la conversación que habían tenido el día anterior rondo por su cabeza toda la noche y después de mucho pensarlo había llegado a la conclusión de que Newt tenía razón
Se despidió de sus amigos y corrió a la biblioteca, nada podía quitarle la sonrisa que llevaba, estaba demasiado feliz, nada, esxcepto eso... Newt no estaba en la mesa en la que siempre se veían, Thomas sintió como si alguien lo hubiera abofeteado, esperaba verlo allí, Newt siempre estaba dormido o no pero estaba, la puesta de sol le ilumino todo el cuerpo y luego el cabello castaño que caía brevemente en sus ojos y su cuello, Thomas siempre había sentido un poco de luz flotando a su alrededor así las nubes estuvieran grises, pero esa noche no se sintió alegre por eso.
Triste y decepcionado se acercó, rozo suavemente con sus dedos la mesa como si fuera un objeto que en cualquier momento se podía romper, no quería irse, todavía quedaba la posibilidad de que a Newt se le hubiera echo tarde, jalo la silla para sentarse pero algo lo detuvo a último minuto, vió un pedazo de papel encima de la silla, intrigado lo desdoblo para ver los digitos que habían en él
