–¡Joder, les han estado robando hasta el respirar! – grité en medio del desespero. Youngjae se levantó del sofa y caminó hacia mí, con la cerveza en su mano y la otra en sus pantalones. A veces olvidaba lo intimidante que podría verse, pero luego recuerdo lo tierno que es conmigo y todo pensamiento de macho alpha se va por la ventana.
–¿Porqué siempre tienes que gritar lo mismo?– dijo posicionandose de tras de mi y acercando su pecho a mi espalda para ver sobre mi hombro mis anotaciones.
–¡Porque cada vez que entro a alguna cuenta veo estos horrores! La gente se ha de estar riendo de nuestra maldita familia a cuenta de ustedes. – comencé a enfurecerme y Youngjae comenzó a asustarse.
Dejó la cerveza encima de la mesa y con ambas manos comenzó a acariciar mis brazos, tratando de contorlarme mientras yo cerraba los ojos tratando de buscar la paz interna que se desvanecía con el pasar de los días estando en este apartamento. No lo hiba a negar, amaba estar de vuelta, era como estar en casa. Estar alrededor de los chicos me hacía sentir cómoda, como si tuviera pertenencia con algo, y me traía una cierta paz de que estaba segura, me llenaban de alegría y sobre todo, no me sentía sola.
–Soo, ¿ves cuanto te necesitabamos? Y tu decías que no eras necesaria para esto– levanté mi mirada y casi lo asesino con ella. –Bien, bien, no me tienes que mirar así, lo sé, hemos sido irresponsables con eso. Pero tú más que nadie sabes lo malo que somos en las matemáticas.
–¡Malos cojones, son HORRIBLES, PESIMOS, LAS MIERDAS ANDANTES! – golpee la mesa antes de levantarme, tirando la silla hacia atras empujando con ella el cuerpo de mi mejor amigo. Necesitaba salir de allí, despejar mi mente antes de cometer un asesinato.
Pude escuchar como llamaba mi nombre pero decidí ignorarlo por completo. Tenía tanto coraje, y aunque quizás nadie entienda el por qué aun así no deja de molestarme. Saber que mi padre trabajó tanto por crear nuestra familia, tanto por ganar el respeto de todos, y saber que estos dos idiotas están manchando el nombre del BangChoi y haciendo que la gente le pierda el respeto, me enfurece de maneras indescriptibles.
El caminar sin rumbo no me molestó en lo absoluto, hasta que llegué al final de una calle la cual nunca había visto. Me puse un poco nerviosa, pues al final de la calle había una pequeña luz proviniente de un pequeño negocio. Y lo que mi niñez me ha enseñado, es que esto era el camino a una guarida la cual no muchas personas son bienvenidas. Mi curiosidad ganaba aún más y más cuando comencé a escuchar una música sutil venir de aquel lugar secreto.
Cuando estuve a escazos pasos de la puerta, podía escuchar con más claridad la música que provenía de aquel lugar. La puerta de entrada era de cristal, por lo que pude ver hacía dentro, apreciando la belleza que estaba allí escondida. Las ganas que tenía de entrar al lugar eran demasiadas, se veía tan tranquilo, como si al abrir aquellas puertas entraría en un ambiente lleno de paz y amor. Las ganas tomaron control y mi mano se posicionó en la perilla de aquella puerta, dándome complete claridad de lo que había adentro una vez abrí y entré.
Mesas pequeñas color madera, la luz tenue, lamparas que alumbraban tan solo el rostro de las personas, olor delicioso a café, y música que transmitía completa serenidad. Sentía que estaba entrando a otro mundo por completo.
– Hola, veo que es tu primera vez aquí . ¿Desea el menú? – me preguntó un joven más o menos de mi edad, con una sonrisa plasmada en su rostro genuinamente. Me quedé en silencio contemplando el rostro de aquel chico, porque era hermoso en todo los aspectos. Sonrió y me dirigió hacia una mesa que quedaba en la parte de afuera de este pequeño lugar, y al ver el exterior lo amé aún más. El pequeño patio que tenían estaba cubierto de plantas y flores hermosas iluminadas por unas pequeñas luces que adornaban el lugar, haciendolo un área acogedora y pacifica. Justo lo que necesitaba.
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Noona ➵ Im Jaebum
Fanfiction-No necesito nada de nadie, y mucho menos de ti - dije con el pecho agitado mientras él se acercaba aún más y más a mí. - Ahí es donde te equivocas, yo soy todo lo que necesitas... -y sin esperar más me tomó por la cintura y me besó, como si el mund...