Destino

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No encontré manera, y es que no quería encontrar alguna, de escaparme de allí y salir corriendo. Sus manos acariciaban mi cintura y la yema de sus dedos quemaban, como siempre lo hacían, por cada lugar en donde pasaban.  Lo miré detenidamente, sus ojos recorriendo todo mi rostro como si fuera alguna obra de arte, y mi sentidos se iban perdiendo poco a poco.

Los pasos de alguien acercándose a nosotros fue lo que causó que cayera en cuenta, estaba con un completo extraño.  No lo conocía, no sabía de dónde venía, no sabía con qué intenciones se aparecía en mi vida y la hija del Sr. Bang no es ninguna tonta como para dejarse llevar por una cara bonita, o unos labios dulces, o su olor tan distintivo... ¡mierda!

Lo empujé para que se distanciara de mí y seguí mi camino, eso había sido suficiente por hoy, había olvidado por completo mi enojo y eso era exactamente lo que necesitaba, nada más.

–¡Espera! – gritó mientras lo ignoraba como si no acabáramos de tener un momento tan íntimo entre los dos.  Escuchaba que sus pasos seguían tras de mi y aceleré mi caminar aún más, si tuviese el poder de desaparecerme lo usaría justo en este instante. –¿A caso eres sorda? – logró alcanzarme, y me tomó por el codo para girarme y quedar mirando aquel perfecto rostro, que en estos momentos estaba rojo y agitado. – Explícame, ¿qué es lo que te pasa? – y lo miré confundida, ¿acaso me estaba preguntando que me pasaba en general o la razón por la cual me fui como si nada hubiese pasado? – Estabas aquí por una razón, dudo mucho que sea por tomar un simple café a altas horas de la noche. – y la expresión en mi rostro se suavizó, estaba preguntando por mí, había visto algo fuera de lo "normal" que había visto en mi esas pocas veces que coincidimos, y no sabía como sentirme.

– No me pasa nada, ya suéltame. – y me solté de su agarre para nuevamente ir a casa. Sus manos me tomaron por sorpresa, me abrazó. Sentía el palpitar de su pecho en mi espalda y su respiración agitada en mi oído.

– No se que tienes, pero esto me ayudaba bastante cuando me sentía como mierda. – no pude evitar soltar un suspiro, y no de cansancio, suspiré por que sentí como si una carga estuviese siendo quitada de mis hombros, como si necesitaba ese abrazo y él era el único que podría dármelo con esa intensidad.

– Eres tan terca. – y todo lo que había sentido se fue a la mierda.

Me giré para encararlo y esa jodida sonrisa adornaba su rostro. – ¿Qué me acabas de decir? – y su risa causó que rodara mis ojos para continuar mi camino. No valía la pena, nunca vale la pena. Por unos escasos segundos dejé que mis defensas bajaran, por que por alguna razón cuando estaba él, inconscientemente lo hacía de manera automática.

–No, no, espera. – caminó a mi lado, sin decir una palabra, simplemente haciéndome compañía. Cuando llegamos cerca del edificio de los chicos, me detuve, no podría mostrarle a alguien que no conozco en lo absoluto en donde vivíamos.

– ¿Quién eres? – y esa era la pregunta que más repetí durante toda mi juventud. Era la pregunta que desataba guerras, la pregunta que esclarecía la verdadera razón del por qué alguien entraba a mi vida.  Pero su mirada me mostraba confusión, de la misma manera en la cual yo lo estaba.

–¿Que quieres decir con eso? – cruzándose de brazos y mirándome aún más confundido que hacía unos segundos.

–Quiero decir exactamente eso, ¿Quién eres? ¿Por qué apareces de la nada? – sonreía mientras seguía mi cuestionario– ¿Por qué te empeñas en acercarte a mi? ¿Cuál es la verdadera razón por la que apareciste en mi vida?

– Destino. – dijo con una seguridad increíble. Se acercó a mí y acarició mi rostro – Se llama destino, preciosa, y sé que al igual que yo sientes lo mismo.

Noona ➵ Im JaebumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora