Dioses del Edén III

10. EL QUINTO MANDAMIENTO

Luke era bastante chillón para el dolor, el tipo de gente que los doctores amaban, porque una vez que Chris ordenó reposo total, el hombre se negó a mover el pie por nada del mundo, una semana entera postrado en un camastro de la casa donde se estaban quedando, y mientras él hacía más bien nada atendiendo las indicaciones médicas, Magna fue con Rick y se puso a su servicio pagando su estancia con ayuda a la comunidad. El grupo de Magna en la casa fue un cambio singular para la pareja, principalmente porque Kelly resultó ser un hombre que adoraba a los niños y se entendió bien con el niño Dixon, cuidándolo mientras Magna iba con Daryl a montar guardia en el muro, ayudando con las reparaciones o en las granjas donde ahora removían la tierra y sembraban, primavera había comenzado unos días atrás y llegó con un calor delicioso por las mañanas y un sol abrazador por las tardes, pero hacia el crepúsculo siempre se nublaba y las noches fueron de lluvias. De algún modo casi incongruente, el carácter áspero y hosco de Magna y del moreno los hizo embonar bien llegándolos a ver en pocos días de pie a mitad de la calle conversando, él con los brazos cruzados y el ceño fruncido, y ella con las manos en las caderas y el mismo gesto arisco, pero conversando tranquilos.

Paul se entendió con Yumiko.

Ambos despertaban demasiado temprano y sabían de artes marciales, así que no fue extraño encontrarlos en el parque entrenándose juntos, ella enseñándole a usar el sable y él los cuchillos.

-No voy a hablar con Isaac, iremos directamente a correrlos, que sigan su camino, eso dijeron que harían en cuanto llegara primavera -dijo Rick al moreno la madrugada del viernes, en los últimos días de abril; Daryl había querido ir, pero el líder se negó de manera contundente, esa gente podría querer coger a Daryl y Rick no iba a arriesgarlo, bastante había tenido que soportar cuando Negan lo tuvo prisionero, un error que no cometería dos veces-. Aaron se queda al mando y quiero que lo apoyes, Magna y su grupo todavía corren por tu cuenta, en Siddiq ya confío.

Esa misma mañana, mientras el sol de la tarde daba una tregua con su calor insoportable, el grupo mayor de Alejandría partió dejando la ciudadela prácticamente vacía, con niños y ancianos resguardados, los forasteros, Aaron a cargo, Daryl y Jesús como respaldo y Hunter protegido.

Alejandría se encontraría con los Salvadores y los Carroñeros en el Crucero y desde allí seguirían todos juntos, Daryl no quiso pensar en tragedias de las que ya sabía mucho, en su cabeza hubo mil opciones de todo lo que podía salir mal...

Pero nada salió mal, de hecho, todo resultó aterradoramente bien y fácil.

Los alejandrinos estuvieron de regreso mientras apenas oscurecía con la noticia de que en la Tumba del Diablo ya no había nadie, sólo algunas cuantas tiendas abandonadas, carretas rotas y Caminantes todavía crucificados formando un camino para alejar a otros Caminantes sueltos. Probablemente habían decidido que Hunter no valía la pena para buscarse problemas con las comunidades y, pese a las amenazas de la ira de Dios, se habían ido. Eso fue un alivio para todos. Excepto para Rovia y Daryl, que, sin embargo, no comentaron su inquietud para no causar molestias innecesarias.

Los Caminantes crucificados le dieron una idea a Rick y Alejandría entera se vertió en cumplir el plan.

-Pondremos Caminantes a manera de espantapájaros para alejar a las aves -les dijo en la junta del sábado.

Pero para que resistieran ser amarrados y levantados necesitaban Caminantes que no estuvieran demasiado descompuestos, así que hubo que salir a buscarlos.

Por supuesto, los primeros en levantar la mano fueron Paul y su marido, oficialmente la última ayuda que tenían planeada para los amigos, después de todo, Daryl podía distinguir por peso y pasos a los Caminantes más nuevos: viajarían a pie para poder ir sobre el campo y llevarían consigo cuerdas y cadenas para recoger por lo menos dos que pudieran tener apenas unos meses de muertos.