16. EN PENUMBRAS

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-Míralos, nos habríamos evitado muchos problemas por su culpa -masculló El Cuervo-, toda esta mierda por un niño. -Se rascó la cabeza cuyos cabellos se habían comenzado a hacer nudos debido a la suciedad.

Era de noche y estaba lloviendo, aunque fino, desde el nordeste venía una tromba de truenos y rayos que iluminaban a momentos la oscuridad del lugar; a diez metros de donde El Cuervo montaba guardia junto con otros ocho Salvadores, el castaño explorador alejandrino yacía sentado entre las piernas de Dixon comiéndoselo en un beso necesitado.

Seis minutos atrás, tan sólo, El Cuervo los había visto allí sentados revisando un mapa a la luz de una lámpara, parecían estar discutiendo algo serio sobre los caminos, Dwight había explicado que Daryl estaba oteando los alrededores buscado las huellas de los monjes, y eso había seguido haciendo la semana entera que llevaban los alejandrinos con ellos. Luego, la siguiente ves que los volteó a ver, tres minutos después, el pelinegro hablaba en voz queda con el castaño, habían acortado la distancia peligrosamente entre ambos (para escucharse). El Cuervo se distrajo para mirar a un Caminante que mató uno de sus hombres, y al regresar a ver a los otros dos, ya se estaban devorando entre sí, y el hombre se dijo que parecían un par de tontos adolescentes, caminando por allí cogidos de la mano paseándose por el campamento, dándose picos en los labios y con Jesús acomodándose el cabello detrás de la oreja cada vez que Daryl lo volteaba a mirar. Siguió mirando a la pareja sentada a mitad de la nada, sin importarle mojarse, las piernas de Paul apresando las caderas de Dixon y las manos de Dixon atrayendo hacia sí las caderas de Paul. Por la tarde, cuando la pareja estaba de regreso con el sendero nordeste revisado, y El Cuervo los vio intercambiar palabras con Laura y Dwight, y Daryl rodeó con un brazo las caderas de su chico regañándolo cariñosamente por algo de su mano herida, El Cuervo se mofó sin gracia quejándose de sus escenas homosexuales.

El Piedra, su amigo de guardia, se había burlado preguntándole por qué no iba y se quejaba para ponerlos en paz. Desde luego que El Cuervo no estaba haciendo eso, apreciaba su cara y sus dientes y, de hecho, todos sus huesos en su lugar. Dixon tenía mal la espalda, pero sus puños golpeaban bien, y el castaño tenía mal la mano izquierda, pero podía patear. Cuando los Salvadores llegaron allí y vieron la cantidad de gente que mataron o lastimaron solos aquellos dos personajes, les quedó muy en claro el tipo de personas que realmente podían llegar a ser.

No muy lejos de los esposos, cerca de una fogata, Lydia cuidaba del niño Dixon; ese pequeño ser que estaba de pie dando sus primeros pasos con ayuda de la muchacha.

-Todo habría sido más fácil si en lugar de esto les hubiéramos quitado al niño y se lo entregamos a La Hermandad -pensó El Cuervo en voz alta. Lydia era la nana oficial de Hunter desde que algún loco intentó arrebatárselo en un momento desesperado y la chica reaccionó sacando su machete del cinturón y de un tajo le cortó la mano al hombre aquél y luego, riendo a carcajadas demenciales, comentó a Los Salvadores que debían mudar al hombre de la zona de ancianos a la de los tullidos, y pateó la mano al fuego como si nada para seguir jugando con el niño.

-Espero que estés bromeando -lo amonestó Laura pasando a su lado golpeándole la cabeza con la palma de la mano-. Alejandría es peor que una horda de fanáticos,y Rick Grimes es peor que el tal Isaac-, la mujer siguió su camino ignorando a los esposos y fue a donde Di permanecía de pie mirando el fuego tocándose distraídamente su cara quemada.

-Vamos adentro -murmuró Rovia con un jadeo soltando el beso-, detesto que se nos queden viendo como si... -Y no lo decía por El Cuervo y alguno que otro Salvador que se burlaba por lo bajo, las miradas que le molestaban era de la gente que estaba "capturada" en esa zona que Michonne ahora llamaba "campo de refugiados" y Yumiko «campo de concentración»-. Necesito revisarte esa espalda.

Dioses del Edén IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora