Dioses del Edén III

13. Y LOS MUERTOS SE LEVANTARÁN

-¿Y por qué tienes que ser tú? -bramó Jesús-, dejemos que Rick se encargue. -Su voz fue suficientemente alta para que todos escucharan la discusión desde la calle-. No estoy poniendo en duda que puedas hacerlo, de hecho te estoy dando tanto crédito que ya dí por sentado que vas a lograrlo y terminarás sintiéndote muy mal por esto.

-Puedo hacer esto -respondió Daryl-. Tengo que hacerlo. -Y sería más fácil si Paul lo apoyara, pero el hombre se cruzó de brazos negando con la cabeza.

Jesús había estado al tanto de las constantes juntas del pelinegro con Rick, imaginó que estarían urdiendo alguna especie de plan, pero cuando llegó de nuevo el domingo y la junta de siempre se realizó, en el momento en que entró a la iglesia para enterarse de qué iba todo, como los demás, y vio a Daryl sentado en la silla que cotidianamente era de Rick, el alma se le fue a los talones. Rick explicó que Daryl sería el encargado de lo que fuera que hicieran, se trataba de su hijo y toda Alejandría encontró sentido al hecho de que el hombre fuera quien exigiera deshacerse de los que querían matar al bebé y ya estaban causando demasiados problemas, y Alejandría confiaba en Daryl, así que lo recibieron como el capitán en esa nueva faena, lo apoyarían en la lucha y escucharían lo que fuera que tuviera que decir, pero a Paul no le agradó la idea.

-Este tipo de cosas es las que hace Rick mejor que cualquiera de nosotros -espetó Rovia, por suerte Hunter estaba en esos momentos en casa de Mikey y sus padres, así que podían gritarse cuanto quisieran.

El pelinegro apretó los puños, por supuesto que estaba al tanto de que Rick era mejor que él en eso y muchas cosas, y desde luego que habría preferido no hacerlo, pero igualmente estaba consciente de que esa era su guerra y no quería meter en la mierda a nadie por su culpa. Además ¿no fue Jesús quien dijo que tendrían que matarlos a todos y que Daryl debería elegir a su familia por encima de cualquiera así significara una masacre? Entonces ¿qué diablos discutían?

El castaño se llevó las manos al puente de la nariz. Muy bien, si el cazador quería volver a jugara ser el tipo rudo al que no le importa nada y va por allí matando a quien se pusiera por delante con tal de cuidar a su familia, podía, Paul no iba a detenerlo, pero ya sabía cómo seguía la historia.

Algo saldría mal, siempre pasana, y el arquero se culparía; a Rick todos los planes le habían salido mal y tuvo que irlos acoplando, sin sentirse culpable porque para eso entrenó como policía, pero el pelinegro era de otra tela, se culparía con lo que saliera mal y se lamentaría si ganaba y niños y mujeres morían. No había forma en que Dixon acabara bien en esto y no comprendía por qué Rick le hacía eso.

Respiró profundo.

-Muy bien, has lo que quieras -jadeó el castaño-, alguien tiene que quedarse con Hunter mientras tú juegas a Rambo, yo lo cuido, tú ve y mata unos cuantos locos -soltó saliendo de la casa a grandes zancadas, ignorando a quienes voltearon a verlo por la calle, tirándose del cabello hacia atrás con aire desesperado. Daryl fue detrás de él alcanzándolo en la plaza.

-¿Qué diablos te pasa? -rugió el pelinegro-, creí que querías que acabáramos esto rápido.

Paul se volvió hacia el moreno y se arrepintió incluso antes de decir las palabras.

-Por esto tipos como tú y como yo no deberíamos tener hijos. Ya bastante tenemos con montarnos el culo por toda esta gente, por Hilltop, el Reino y todos los otros como si fuéramos los de debemos, como para todavía tener que montarnos otras por un maldito niño. ¿Sabes qué? Vete a la mierda, sólo no vengas después con tus traumas.

Daryl salvó el espacio entre ellos de un paso y le dio un puñetazo en la quijada que derribó a Jesús, Rovia podría haberlo derribado y terminar a puños entre ambos, pero se contuvo, en su mente decidió que lo merecía, por real que fueran sus palabras, el pelinegro no se las merecía, así que escupió la sangre, se levantó sacudiéndose las ropas y siguió con su camino.