Little World [Invader Zim - Zadr] [Terminada]

Eigth Star

Zim se encontraba siguiendo el camino a la eskuela sin el paraguas qué Dib le había prestado, y que no pensaba devolver (porque no pasaba por la puerta y no descubrió cómo cerrarlo, así que lo dejó en el patio). De camino a la escuela obviamente se cuestionó sobre muchas cosas, y terminó por decidir algo; con el fin de ordenar ideas, escribiría notas en algún lado. Caminando en silencio junto a la ventisca de la primavera algo perturbada por el cambio climático, y entre sus pasos gustosos de pisar con gentileza algunos charcos de agua llegó finalmente al recinto escolar.

Miró a su alrededor en busca del humano que había confundido tanto su cerebro sin encontrarlo en ningún lado. El siempre llegaba temprano... ¿Entonces dónde estaba ahora? Vio una gran cantidad de personas reunidas en círculo, como siempre que molestaban a alguien. Temiendo que algo malo le pasara a Dib se acercó con rapidez, pero se sorprendió al ver a alguien que definitivamente no conocía. Sus ojos eran celestes, tenía el cabello rubio y vestía ropa alegre y colorida que ahora estaba cubierta de lodo. Los gritos y risas se apoderaban del ambiente, al igual que los ruegos por un poco de consideración y piedad.

¡Maricón, das asco! - Eran palabras que sus antenas ocultas podían percibir con claridad, pero no lo comprendía. ¿Qué tenía de malo un chico igual que todos? La campana sonó indicando la entrada a clases, y todo el grupo se dispersó en silencio, dejando al desconocido aún sollozando.

Son estúpidos... - Murmuró más para si mismo, mientras extendía la mano cubierta por tela impermeable al humano en el lodo. El muchacho aceptó, se puso en pié y dió una ligera sonrisa al chico bajito que le había prestado ayuda.

Gracias - Zim asintió, conforme con sus actos y se alejó silencioso a la sala de clases. Entró al aula con desinterés, notando que Miss Bitters aún no llegaba, y tomó asiento en su lugar designado; percibió murmullos de nuevo.

"¿Viste a ese marica allá afuera? Le dieron un buen merecido" "Detesto que se crean gays sólo por moda" "Son bichos raros... me asquean" "¿Tan raros cómo el raro de Dib?" "Quién sabe, quizá el raro de Dib también es..." Los murmullos se acallaron cuándo el sonido estruendoso de dos manos chocando contra la superficie plana de la mesa resonó por todo el salón. Dib estaba de pié ahora, para la gran sorpresa del pequeño invasor.

¿Hay algo de malo en ser homosexual? ¡Lanzaron a ese chico al barro sólo por ser diferente a ustedes! ¿Qué acaso no se dan cuenta de que eso es ridículo? Los que asquean aquí son ustedes, apoyando ese tipo de violencia contra alguien que no les hizo nada - Todos los ojos del aula se posaban sobre el extraño chico de gustos paranormales, quién movía las manos para intentar explicar mejor lo que quería decir. Cuándo su frase terminó, las miradas se dirigieron al grupo contrario para esperar respuestas.

¿Eres gay entonces? ¡Se los dije, les dije que lo era! - Volteó a ver a sus compañeros con una sonrisa de triunfo, pero para cuando volvió a darle la mirada a su contrincante lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos. Un golpe seco en la nariz; Un golpe de Dib, quién nunca se había atrevido a defenderse de nadie.

Se llama respeto. Y si estás tan interesado en mi, entonces respondo a tu pregunta; No, no lo soy, pero eso no significa que no pueda sentirme mal por lo que hicieron con ese chico. Eso se llama empatía... lee algún diccionario o aprende un poco - Sacudió su mano un tanto adolorida por el golpe dado, mientras se acercaba a recoger su mochila y salir del aula; si se quedaba ahí no estaría vivo para el final del día. Zim observó toda la escena con la sangre helada, completamente sorprendido e incapaz de moverse.

¡Ese imbécil! ¡Le partiré la cara cuándo lo vuelva a ver! - Zim prestó atención a esa amenaza, y decidió que no podía permitir que dañaran a Dib bajo ninguna circunstancia. Se levantó de su asiento y dirigió sus pasos a la estantería de objetos perdidos, extrayendo una libreta y una lapicera. Comenzó con sus apuntes.