Twelfth Star

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Zim cerró la puerta de inmediato tras oír eso, dejándo al humano estampado contra la madera. Necesitaba prepararse; ¡Ni un segundo sería desperdiciado! Los nervios los hacían temblar, y las mejillas se le estaban poniendo coloradas ya. ¿Es que acaso así era como se sentía la felicidad? Nunca lo había imaginado... Todo era tan maravilloso, que dando brinquitos alegres se dirigió al laboratorio.

Tras la puerta de entrada, Dib seguía sentado en el piso. Su nariz se estaba poniendo colorada por el golpe recibido. Frotó su nariz con insistencia, sin despegar ni por un momento la vista de la puerta principal de la casa de Zim. Se levantó, sacudiendo sus pantalones empolvados.

Bueno... creo que eso significa que será sorpresa - Suspiró sonoramente, con deje enamorado. ¿En qué momento todo se había puesto así? Parecía hasta un mal chiste; pero el sabía mejor que nadie que ese amor no era un chiste para nada. ¿Zim iría a la cita? Ante cualquier duda era mejor estar preparado. Al llegar a casa hizo unas cuantas llamadas telefónicas, y en un santiamén todo ya parecía estar listo.

Se sentía enérgico y felíz. No quería esperar tanto para ver de nuevo a Zim... quería observarlo todo el día; siempre. Estaba enamorado, y era maravilloso poder aceptarlo. Enrollando el cable del teléfono en su dedo índice, continuó charlando con la mujer del restaurante para agendar el horario de su cita de mañana. Se reía con nerviosismo por momentos.

¿Por qué estás jugando con el cable del teléfono? - Dib dio un salto en el taburete y colgó el teléfono de inmediato. Gaz mordía su pizza con una sonrisa de burla.

¿Acaso no puedo jugar con el cable del teléfono? - Se alisó la ropa y frunció el ceño, mientras su hermana se tragaba la comida que tenía en la boca. Dib le dio un último vistazo de rivalidad a su hermanita y se marchó escaleras arriba, algo preocupado de que todo funcionara bien al día siguiente.

Se recostó en su cama, observando el techo y no pudiendo pegar los ojos ni conciliar el sueño. Soltó un suspiro cansado después de un rato sin moverse; Deseaba más que nada en el mundo ver a Zim en esos momentos. ¿Sería prudente arruinar la sorpresa de mañana? Cerró los ojos con pesadez, y antes de pensar en otra cosa, se desplomó en el sueño.

(...)

Dib alistó el moño de su corbata de moño con una sonrisa. Se observó en el espejo sintiéndose orgulloso, sin dejar de pensar ni un momento en qué pensaría Zim de su nuevo aspecto.

"Espero que le gusté" - Dijo por veinteava vez en su mente, tratando de alisar el traje que llevaba puesto. ¿Cuánto se había tardado vistiéndose? Quizás algunas horas... ¡Diablos! Si que le gustaba ese chico.

Abrió la puerta de la habitación mientras tarareaba una de sus canciones favoritas, bajó la escalera moviendo los hombros al ritmo de su canción y, finalmente, se puso la gabardina y abrió la puerta principal. Gaz estaba en la cocina algo extrañada del comportamiento de su hermano, sin embargo no se movió ni un ápice.

Dib salió de la casa a paso calmado, caminando con soltura al ritmo de la canción que tarareaba. ¡La vida por fin era maravillosa para el! Las sensaciones eran nuevas y el poder sentirse lleno de emociones y nervios le encantaba. Por fin podía saber qué se sentía estar vivo.

Dobló a la derecha en una calle, y a la izquierda en la siguiente cuadra. Esperaba con ansias que Zim ya estuviese listo para la maravillosa tarde que tenía planeada. Metió la mano en su bolsillo y se dispuso a ensayar lo escrito de nuevo;

Buenos días Zim, ¿Estás listo para una tarde inolvidable? Espero que lo estés, porque hoy quiero que nunca más olvides lo que siento por ti - Lo practicó de la forma más encantadora que pudo, aún sin importarle sus mejillas sonrosadas. Tartamudeo un poco entre palabras, avergonzado de las emociones impropias que comúnmente nunca estaría dispuesto a siquiera pensar. El amor lo hacía ser un estúpido completamente.

Little World [Invader Zim - Zadr] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora