Thirteenth Star

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¡Zim, abre la puerta! - Gritó por quinta vez, más o menos. Comenzaba a respirar con dificultad, con el gélido aire de la noche raspando su garganta y calándole hasta los huesos. Dentro de la base no había ruido alguno.

¡Abriré la puert-! - La voz de Gir se cortó de pronto, pero el grito de Zim no se escuchó en ningún lugar. Dib trató de escuchar si la puerta se desbloqueaba, pero no hubo ningún sonido. Continuó golpeando hasta el cansancio.

¡Zim, abre la maldita puerta! - Quizás a ese ritmo había despertado toda la cuadra, pero realmente daba igual; el sólo quería ver a Zim.

Esperó pacientemente por la respuesta que nunca llegó, y después de hartarse de no poder entrar por la puerta, sin más rompió la ventana y entró por ahí. Se ganó unos cuantos cortes, pero daba igual, puesto que valían la pena.

¡----! - El robot movió la boca, saludando alegremente. Dib se asustó al no escuchar ningún sonido.

¿D-Dónde está Zim? - Le fue señalado el cubo de la basura, y sintiéndose bastante incómodo y asustado tan sólo se metió dentro para por fin encontrarse con el extraterrestre. Se sorprendió un poco al no encontrarlo en primera instancia.

Corrió por las distintas habitaciones de la base, gritando su nombre en todas partes, subiendo y bajando ascensores hasta el cansancio; hasta finalmente poder encontrarlo.

¡Zim! - Exclamó cansado, al finalmente verlo a una distancia considerable, en el area de despegue del crucero voot. - ¡¿Qué haces?!

Se quedó de pié esperando la respuesta que Zim guardaba entre sus labios cerrados a decisión propia mientras continuaba reparando alguna de las partes de la nave. Se subió a ella para examinar si todo estaba correcto para marchar ya.

¡NO! - Gritó el humano antes de correr por el puente inestable y colgarse desde fuera de la nave, abrazandola para que no marchara. - Si tu te vas... ¡Yo iré contigo!

El alien lo observó dudoso por unos momentos, pero tan sólo volteó al frente al final. Una de sus patas aracnidas elevaron a Dib enganchandose en su camiseta para que entrara de una vez.

Muy bien entonces. Computadora, prepara la salida del voot - Cerró el cristal de la nave, y cuando el piso comenzó a elevarse hasta dejarlo ver a lo lejos del horizonte, fue la hora de partir.

Dib estaba de piedra, no pudiendo creer que estaba volando en una nave alienígena en realidad. Su valentía estúpida lo estaba llevando a quién sabe dónde... quizá en algún tiempo sería comida de aliens.

"Si tu vas yo voy" se repitió mil veces en la cabeza, cada vez sintiéndose más culpable mientras miraba la pequeñita ciudad de la que se alejaba. ¿Por cuánto se iría? Quizá no tuvo que hacerlo... su padre estaría preocupado, y Gaz quizá se sentiría sola. A todos les había afectado de sobremanera la ida de su madre... ¿Cómo podría sentirse ahora el prestigiado Profesor Membrana, sabiendo que otro ser vital de su familia lo había dejado?

Dib tragó saliva, acomplejado de tantas dudas. ¿Su madre se había sentido igual cuando se marchó? Quizás la había culpado todo ese tiempo por una decisión que ni siquiera había sido de ella...

Trató de resguardar las lágrimas que no había querido dejar salir durante todo ese tiempo, pero cuándo una gota húmeda se deslizó por su mejilla, supo que había perdido la pelea. Estaba siendo el hazmerreír de toda la galaxia.

Aquí es - Abrió los ojos llorosos y trató de limpiar sus lágrimas con disimulo, volteando finalmente a observar a través del cristal. Se quedó anonadado al observar la cantidad de estrellas y colores que podía ver desde allí.

Esto es... hermoso Zim. Creí que irías a tu planeta o algo así - El alienígena sonrió con nostalgia, perdiéndose en la belleza del paisaje. Negó con suavidad segundos después.

Irk ya no es un hogar al que volver - Murmuró con suavidad. Dib lo observó algo confuso; ese no parecía ser el alien al que conocía. - ¿Por qué llorabas?

¿Q-que...? Yo no...! - Desistió del deseo de ocultarlo al darse cuenta que era imposible. Suspiró, para dignarse a mirar al alien y comenzar a hablar - Estaba triste por tener que dejar a mi familia... nosotros, bueno... mi madre me dejó cuando era pequeño. Ella tan solo se fue un día y nunca más volvió; papá y yo seguimos muy tristes por ello.

¿La querías mucho? - Dib asintió adolorido, aún nostálgico por la partida de su querida madre. Zim suspiró algo cansado.

Aún la quiero; no puedo culparla sin saber que pasó con ella en realidad... - Sonrió, tratando de despejarse y cambiar el tema - Bueno... ¿Qué tal tú, Zim? ¿Qué hacemos aquí?

Bueno, solo quería mostrarte este lugar. Es mi lugar especial y secreto; vengo aquí cuando quiero estar solo - Observó las galaxias lejanas con una sonrisa. Dib continuó la charla.

Pero estoy contigo ahora, quizás te molesto - Miró el suelo algo incómodo, más levantó la cabeza al sentir un golpe. Zim parecía molesto.

Eres importante para mi. Te traje porque no me molestas, estúpido Dib-cosa - Volteó enfurruñado hacia otra parte a causa de las palabras del chico más alto. Dib hizo una mueca, completamente avergonzado.

En la tierra no decimos tan a la ligera lo que sentimos por otras personas sin antes dejarle claro que lo apreciamos... es vergonzoso... - Zim volteó a verlo con fastidio. Era bastante cierto que le había dejado claro que le gustaba bastantes veces ya. Se cubrió el rostro, asustado de recibir una paliza - Bueno, ya entendí...

A veces eres un completo imbécil - El ambiente estaba bastante tenso para el humano, ¿Quizá unas cursilerias ayudarían a que todo mejorara? Tragó saliva antes de tratar de aclarar todo.

Hey, Zim... escucha; después de todo me di cuenta que en realidad me gustas. Me gustas mucho tal y como eres, diferente a todos, completamente especial... no quiero que pase nada que pueda dañarte, y creo que para que podamos estar juntos debes aprender a vivir en la tierra. ¡Matar a alguien solo para alejarle del camino no es un método para enamorar! Eso no está bien, Zim. La tierra no es un campo de batalla, y mucho menos lo es el amor... ¿Podrías comprenderlo y tan sólo disfrutar de lo que estamos viviendo? Sin más muertes ni amenazas... sólo disfrutando lo bella que puede ser la vida - Se quedó esperando respuesta unos momentos, hasta que finalmente el alienígena volteó a mirarlo a los ojos. Le trató de sonreír algo nervioso.

¿Prometeras no dejarme si lo hago? - Dib sonrió y se abalanzó a abrazarlo con gran entusiasmo. Lo hacía muy felíz.

No tienes que preguntar eso. Mientras sientas "eso" en tu corazón, no me iré de aquí - Dubitativo, Zim correspondió el abrazo.

Squeedily Spooch - Corrigió. El de gafas rió al notar su error.

Lo había olvidado, lo siento... ¡Oh! ¿Quieres ir al baile conmigo? - Tomó sus manos cubiertas por los guantes oscuros, observando los enormes ojos magentas frente a el. Zim titubeo unos momentos, pasando en su memoria todos los momentos similares en las películas vistad con Gir.

Quiero - Respondió al final, hipnotizado en los brillantes ojos de Dib. El humano sonrió antes de abrazarlo nuevamente.

La noche podía desaparecer en la tierra, y su padre y hermana podrían buscarlo por todas partes, pero no importaba demasiado. Esas pequeñas locuras eran las que le daban sentido a su vida aburrida y apagada... después de todo, el también era un loco extraño, buscando su razón por la que vivir. Y cuándo estaba al lado del motivo de su felicidad, nada ni nadie más podía acabar con ese momento. Nada ni nadie...


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Hice un libro sobre "mi" y publicaré notas, ideas o one-shots a medida que pase el tiempo. Pasense por ahí cuando quieran y pidan o pregunten lo que gusten☆

Espero les haya gustado el capítulo☆

Little World [Invader Zim - Zadr] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora