THE PLAYER [Yoonseok] - (Editando Ortografía)

Capítulo 60

"Oh, estás en mis venas y no puedo sacarte de aquí."

-In My Veins

(Andrew Belle)

Ese instituto era una verdadera definición de lo que el mundo real y la sociedad suponían tras sus puertas. Una pequeña casa de muñecas en la que las clases más altas parecían practicar el uso de sus privilegios aprovechándose de aquellos que ante sus ojos se podían considerar débiles o diferentes. Taehyung lo sabía mejor que nadie. Incluso si durante un tiempo quiso integrarse ahora ni siquiera le importaba formar o no parte de algún grupo. No le gustaba tener que encasillarse para poder conseguir algún estúpido amigo entre esas paredes y precisamente por eso todos lo miraban como si estuviese loco. Probablemente ninguno de los presentes conocía el significado de la palabra ciclotimia, incluso si lo hacían daba igual porque con toda seguridad decidirían usarlo en su contra.

A Kim Taehyung le había llevado un tiempo pero después de mucho sufrimiento y una infancia compleja, llegó a entender que para algunos resultaba mucho más sencillo caracterizar de locura eso que se apartaba de lo que generalmente se consideraba "normal".

—¿Has comido? - Taehyung alzó la mirada, se había encerrado en el laboratorio de fotografía artística para que nadie lo encontrase pero ahí estaba Jungkook, cumpliendo con lo que su amor platónico le había pedido.

Taehyung se hacía el tonto de vez en cuando, sin embargo estaba bastante lejos de ser uno. Sabía que si ese fuera un día normal Jungkook hubiera dedicado sus horas libres a jugar al baloncesto o hacer idioteces con sus amigos pero Hoseok estaba de viaje de negocios. Así que el menor de los Min se había decidido a cuidar de Tae para marcarse un tanto con el magnate.

Todo aquello, su presencia y la expresión preocupada que se reflejaba en el brillo de sus grandes ojos, se debía a Jung Hoseok y no a él. No era muy difícil de averiguar, de todos modos Taehyung estaba acostumbrado a ser ese al que todos querían cuidar de una manera u otra para complacer al mayor de los Jung, al magnate, al jefe, al mejor amigo, al hombre con poder y dinero... Y en este caso, a un amor platónico.

—"Jungkook cuida de TaeTae, ya sabes que a veces necesita ayuda." - Taehyung habló, imaginando la conversación que se habría dado entre el hermano de Yoongi y el suyo. - Y por supuesto has aceptado. ¿Es así?

Tae ignoró el hecho de que Jungkook se había sentado sobre una de las meses y lo miraba con curiosidad, casi pareciendo divertido ante su modo de imitar la voz de Hoseok. La luz roja de la sala de fotografía tropezaba sobre la mandíbula marcada del menor de los Jung.

—Hoseok solo se preocupa por ti, no lo juzgues con tanta facilidad. - Jungkook había sacado algunos recipientes con comida y ahora disfrutaba de una manzana mientras miraba divertido a Tae por su aspecto molesto. - ¿Qué? ¿Acaso he dicho alguna mentira? Tienes un hermano que daría su vida por ti, no veo nada malo en ello.

Ya. Lo malo no era que Hoseok se preocupase por él, Taehyung también estaría dispuesto a morir por su hermano. El problema llegaba cuando este usaba su posición para pedirle a las personas que lo rodeaban que por favor lo cuidasen como si él no se conociese en absoluto o no estuviera plenamente consciente de lo que una enfermedad como la suya implicaba a pesar de la enorme cantidad de tiempo que llevaba teniendo que hablar con psicólogos semanalmente.

—Lo sé, no me molesta que mi hermano me cuide. Me molesta que le encargue a un niño más pequeño que yo que ponga sus ojos sobre mí en caso de que mi estado mental se descontrole y me vuelva loco.

En los últimos meses a Jungkook había dejado de agradarle esa palabra que él mismo había usado con anterioridad para definir a Taehyung con el único objetivo de sembrar su ira sobre una persona que no merecía en absoluto convertirse en el blanco de sus comportamientos y rabietas infantiles. Lo cierto es que el hermano de Hoseok poco a poco lo estaba animando más y más a seguir adelante con la idea de sacarse una carrera de psicología, no por el hecho de sufrir en sus carnes lo que alguien con traumas experimentaba sino por el hecho de que verlo a él lo empujaba a desear poder ayudar a otros que estuviesen sintiéndose solos e incomprendidos.