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La campana acababa de sonar pero ella caminaba sin preocupación, algunos la esquivaban otros simplemente pegaban a su hombro con indiferencia, pero si esa palabra tuviera la imagen de alguien sería el rostro de aquella joven.

Cruzó el marco de la puerta designada en su último ciclo escolar, dejó caer la mochila en el suelo, luego de sentarse, con sus brazos formo una simulación de almohada y así tratar de dormir un poco, o al menos eso trató sino fuera por que en el transcurso del día comenzaba a sentirse en un zoológico

¿Es que acaso no podían callarse?

En receso se odio a si misma por no haber traído su libro. No consideraba ser una fanática de la lectura pero era parte de sus actividades favoritas. A veces deseaba conocer a alguien que tuviera ese mismo gusto así podrían compartir títulos e autores. Hasta que veía a los cavernícolas con los que asistía en la escuela y sabía que eso estaba lejos de poder suceder.

Las horas transcurrieron y la campana que llamaba a su libertad por fin la salvó. Metió sus cosas de vuelta a su mochila, se colocó sus audífonos y se dispuso a salir con la misma tranquilidad con la cual llegó.

5:30 PM

Su cabeza se movía al ritmo de la música, de vez en cuando una sonrisa se escapaba de sus labios gracias a los recuerdos de ella bailando ciertas canciones; bailar era algo que le apasionaba gracias a su artista favorito, ensayaba en un cuarto de su casa por horas, a pesar de que era insegura, cuando de juzgar su talento se trataba no podrías notarlo.

Pero el tiempo comenzó a crearle dudas; si su futuro era el correcto o tal vez solo caminaba a tientas. El si debería arriesgarse o tal vez conseguir un trabajo en una oficina que le permitiera vivir su día a día.

En un parpadeo había llegado a su destino.Quitó uno por uno de los auriculares dejando que el sonido del agua y el color azulado dominara sus sentidos. Su caminar se alentaba, sin dejar de mirar el entorno.

La suela de sus zapatos repiqueteaban con un pavimento rocoso hasta que la ligereza en el pasto y tierra quedaron perfecto para que se sentara, permitiendo desconectarse del mundo.

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—No creo que podamos seguir manteniendo este lugar por nuestra cuenta —el chico se dejó caer en el primer asiento de la sala disponible.

—¿Es necesario buscar un compañero? Sabes que no me agradan las personas.

—Yo te agrado.

—¿Cuándo dije eso?

—¿Cuando lo negaste?

—Que molesto eres Kim Namjoon.

Yoongi era su mejor amigo, se habían conocido por azares del destino (según Namjoon) Ambos querían hacer algo más con su vida que solo asistir a la escuela, competir por las mejores calificaciones y dejar que su vida se fuera en un empleo que jamás los haría felices.

Con el transcurso de los años se volvieron como uña y mugre. Tomando así la decisión de vivir por su cuenta; pagaban servicios con ciertas canciones que Yoongi escribía y Namjoon solía tener trabajos de medio tiempo mientras avanzaba en sus estudios musicales.

Llevó sus manos con frustración a su cabello, tirando de él y deslizandolas a su nuca.

"Es tu última oportunidad, Namjoon ¿Estas consiente? Después de esto no podrás dar vuelta atrás y tendrás que meterte a una buena universidad, como primogénito eres el futuro de los Kim"

Le gustaba tener un departamento donde tenía la libertad que con sus padres no poseía pero ahora o conseguían un tercer compañero de piso o se iban despidiendo de el futuro prometedor que soñaban.

6:00pm

Unas aves de colores hermosos volaron cerca de él dejándole una sonrisa mientras las veía alejarse hacia el atardecer. Se detuvo de frente al horizonte, inhaló profundamente el olor que le regalaba su lugar favorito, enseguida su cuerpo se liberó de la tensión formando una media sonrisa en sus labios.

Conforme caminaba a su paso las familias guardaban sus cosas luego de un día de convivencia, un grupo de amigos soltaban carcajadas, por un lado contrario una pareja se miraban a los ojos con una sonrisa de oreja a oreja.

Sus pasos se hacían más cuidadosos al acercarse a la orilla, el cielo parecía una mezcla de colores y motas blancas.
En un parpadeo la luna yacía por encima del río, sintiéndose envuelto por el silencio sus ojos se cerraron lentamente...

—Ya voy para allá.

Namjoon suspiró con un poco de frustración ante tal voz que acababa de irrumpir su tranquilidad.

A su derecha una joven de cabello largo le daba la espalda, está llevaba una y otra vez su mano a su rostro. Confundido sobre que hacer, se sintió mal por haberse molestado mientras veía sollozar esa chica, sin pensarlo fue tras ella.

—Oye ¿Estas bien? —tocó su hombro cuidadosamente ocasionando que la joven se estremeciera ante tan repentino roce. Para tratar de arreglar su atrevimiento dio dos pasos hacia atrás mientras mostraba sus manos dejando en claro que no quería provocarle algún daño; fue ahí que alcanzó a ver una gota bajar por sus coloradas mejillas y como la limpiaba con su sudadera de nuevo.

—¿Necesitas ayuda?

Negó ligeramente con la cabeza sin verlo a los ojos.

La diferencia de estatura tal vez era parte de la sorpresa que se llevó la chica, creía él. Su cabeza con trabajo llegaba al pecho de Namjoon.

"Ya voy para allá"

—¿Necesitas que te acompañe a algún lado?

—No, gracias. Tengo que irme—respondió con una voz apenas audible.

Sin más se dio media vuelta dejando a Namjoon confundido e preocupado, tanto que decidió seguirla a hurtadillas.



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