—¿Me amas?
—¿Nam?
Una voz ronca llamaba por tercera vez a la puerta con la espera de tener un avance a diferencia de otros días.
Yoongi se dedicaba a verificar el suero y a traer comida que sabía nunca sería ingerida. Prácticamente era el médico/enfermera que Namjoon necesitaba pero no deseaba tener.
—Quiero estar solo.
—Ya... Es lo único que dices desde —frunció sus labios buscando las palabras correctas—. Desde el accidente.
Esta vez no obtuvo ninguna respuesta.
—Nam ¿Qué quieres? Enserio, crees que tu estado es la mejor opción. Estas tirando todo a la borda, todo tu esfuerzo y lo que pasó está siendo en vano.
Sin respuesta.
El chico dejó la bandeja en el buró más cercano. Antes de salir de la fría e oscura habitación miró de nuevo a lo que quedaba de Namjoon. Mordió su labio inferior con fuerza para así evitar las lágrimas que no quería derramar.
—Perdón, por ser un inútil. Aún siendo tu mejor amigo no puedo ayudarte como las miles de veces que lo haz hecho conmigo. Se que lo que diré está mal pero si quieres irte con ella, dímelo, y haré lo que me pidas —el dolor que sentía tras sus palabras lo transportó al dia en que se despidió de su mamá en el hospital. Segundos antes de que el electrocardiógrafo diera inicio al peor día de su vida. Y al parecer este era el segundo.
Los labios resecos de Namjoon temblaban, su cuerpo yacía tan débil que le era un reto inclusive el hablar. Tomó un poco de aire para sus pulmones y buscaba en su boca un poco de saliva.
—¿Puedes cerrar las cortinas? —pidió lo más alto que le permitía su estado.
Su amigo cumplió con la petición luego de tallar sus ojos con el dorso de su mano antes de que el platinado le viera.
—¿Algo más?
Al darse la media vuelta cayó en cuenta de que no había tenido oportunidad de contemplar muy bien el rostro de Namjoon debido a la posición que esté siempre tomaba cuando el entraba a la habitación.
En cuanto sus ojos se posaron en los de él le fue imposible contener sus emociones.
Los párpados estaban tan hinchados que le sorprendía que pudiera abrir sus ojos, los pellejos en sus labios y lo rojizo de sus ojos ensombresia la cara que alguna vez brillo con la esperanza de luchar por sus sueños.
Lucía muerto en vida y eso era lo peor que alguien podía experimentar... Lo sabía.
La diferencia es que el tuvo la suerte de encontrar a una de las mejores personas en el mundo que le ayudó a salir de ese hoyo negro qué lo estaba consumiendo, y ahora esa persona se iba de sus manos.
Se acercó para poder sostener la mano que con dificultad le había extendido Namjoon. Su cuerpo produjo un escalofrío al tentar la frialdad de la muerte.
El suero caía gota a gota; para Yoongi era un reloj de arena y para Nam una tortura lenta.
—Yoongi... L-la ví— algo parecido a una sonrisa se marcó en las comisuras de sus labios acción que le dejó un poco de sangre en sus labios—. Me está es-esperando...
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Sea
LosoweDicen que, si se conoce a la persona correcta en la vida equivocada, el destino de encargará de juntarlos tarde o temprano. Esta es su historia. "Eres como el mar para mí y quiero beber de ti hasta que el desierto solo sea un recuerdo"