"Un chico: millones de sensaciones"

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Olive cumplía diecisiete años y la madre de Hunter había organizado una cena formal en casa de los Lancer para celebrar con su familia y amigos. Mis padres estaban invitados al igual que mis hermanos. Noah no asistiría pues estaba en Mexico, Dylan se había ido según esto de "día de campo" con sus amigos por lo tanto Jake, mis padres y yo seríamos los únicos que asistirían.

—¡Barbara, no sabía que te gustaba el golf!— El papá de Hunter exclama haciendo reír a mi madre que estaba a dos asientos de el. —¿Escuchaste eso, Diana?— Mike le habla a su esposa. —¡Deberías de jugar golf como Barbara!— Le dice emocionado.

El padre de Hunter es un aficionado al golf al igual que mi madre. Tienen mucho en común, y se llevan muy bien. En realidad, mi madre se lleva muy bien con todos. Diana se ríe.

—El golf no es para mi, querido— Contesta. Su esposo resopla.

—Yo siempre he dicho que mi madre es el hombre de la relación— Todos en la mesa comienzan a reír por el comentario de Jake. Hunter, quien esta a mi lado, también ríe.

Estamos sentados en una mesa rectangular escuchando las conversaciones de nuestros padres. Jake se encuentra a mi izquierda, Hunter a mi derecha. Estaban mis padres en la mesa, junto con los padres de Hunter y algunos familiares que no conozco. Olive está de el otro lado del lugar con sus amigos, al rededor de nosotros hay más mesas con familiares de los rubios.

Yo estaba bastante aburrida, Hunter estaba muy metido en la plática y no me hacía ni un poco de caso. Al igual que los demás, todos platicaban con interés. Hunter se veía tan sexy en ese traje formal. Olía delicisoso, a hombre, a mi loción favorita que no se deja de poner desde el momento en que le dije que me encantaba. Estaba muy bien peinado, impecable, con sus pestañas largas y sus ojos turquesas brillantes. Llegué al límite de mi imaginación, y lentamente sentí el calor apoderándose de mi cuerpo. Mierda.

—¿Todo bien?— Hunter me susurró por lo bajo, su cercanía erizó mi piel de inmediato. Su olor me golpeó aun más.

—Todo excelente— Logré articular. Hunter me observó por unos cortos segundos, le sonreí con coquetería. Me sonrió con cariño y regresó a la conversación.

Por debajo de la mesa, coloqué mi mano en su pierna. Fue un toque inocente, nada anormal, pero el hecho de saber que nadie podía ver lo que estábamos haciendo me hizo sentir un escalofrio de excitación. Comencé a acariciar la zona, donde mi mano reposaba, con mis dedos y sentí la mirada de Hunter sobre mi. Le di un sorbo a mi champaña ignorándolo. Comencé a deslizar la mano. La bajaba a su rodilla, la volvía a subir.

—¿Que haces?— Pregunta bajo y se inclina un poco para que nadie nos escuche. Sabía que de cierta manera el entendía lo que estaba a punto de hacer.

—¿Yo?– finjo no entender. —Nada, ¿de que hablas?— Me hago la idiota.

Muevo la cara para poder observar su reacción. Me observa con un poco de confusión, y encuentro ese brillo en sus ojos que solo aparece caundo estamos solos. Mi corazón latió en ese momento con rapidez.

Sin esperar más coloqué mi mano en su bulto. Hunter dió un brinco en su lugar, golpeó la mesa por accidente y las copas se movieron. Todos colocaron su atención en el, escondí mi sonrisa burlona.

—Perdón. Se me quedo dormida la pierna, es todo— Se lamenta. Después todos regresan a sus conversaciones.

Volví a colocar mi mano en la zona y comencé a masajear suavemente, con inocencia, con lentitud. Escuché un gemido bajo de Hunter que se escapó de lo profundo de su garganta sin su concentimiento y me excité aún más. El rubio estaba muy excitado y eso me prendió aún más.

—Len aquí no. Nos atraparán— Trató de detenerme. Su voz fue ronca, diferente a la de hace segundos atrás. Se veía que estaba batallando para respirar. Sus ojos gritaban lujuria y los míos igual.

—Shh, no interrumpas a tu padre— Lo callé.

Sin contenerme ni un poco más, desabroché su cinturón y bajé el broche de su pantalón. Metí mi mano dentro del bóxer y a como pude saqué su dura longitud que lentamente se había convertido en una droga para mi. Jamás pensé que llegaría a sentirme de esta manera por alguien en especial. Hunter me hacía sentir tan poderosa.

—Joder— Susurró en un hilo de voz cuando sintió el contacto de mi mano con su piel desnuda. Cerró los ojos y verlo en ese estado me hizo sentir tantas cosas dentro de mi ser. Tenía tan claro como el agua que Hunter era mío. Absolutamente cada pieza de el me pertenecía a mi y así tenia que ser.

Observé a las personas que se encontraban a nuestro alrededor. Era como si Hunter y yo no estuviéramos presentes en aquella mesa. Ni siquiera el metiche de Jake ponía atención.

Entonces comencé a mover mi mano de arriba y abajo. Hunter se mordía el labio para no gemir. Yo estaba a otro nivel de calentura. Acaricié a su amigo con maestría, con ganas, con descaro. Como nunca jamás lo había echo, como sabía que a él le gustaba.

Lo necesitaba por completo y ya no podía contenerme por lo tanto me detuve y le dije con una mueca que se subiera el pantalón. Lo hizo. Quería llevarlo a otro lado para continuar como Dios manda.

Pero antes de que pudiera tomar marcha y arrastrar a la belleza de hombre que se encontraba a mi lado, Hunter me sorprendió cuando deslizó una de sus manos por mis muslos.

Mi piel se erizó al sentir su contacto suave y su palma abarcar la mayor parte de mi muslo derecho. Imaginé todo lo que el podía hacer con esas manos grandes y esos dedos largos. Me sorprendí y quise gemir en voz alta cuando sin pensarlo dos veces metió su mano mano acariaciando mi zona húmeda. Mordí mi labio cuando comenzó con movimientos suaves. Me tocaba tan bien que me hacía pensar que aquel lugar había sido creado para sus manos. Movía sus dedos como si conociera aquel lugar a la perfección. Me volví loca y mas al sentir su mirada penetrante sobre mi.

—Estas tan mojada— Susurró en mi oído. —Eres una niña mala y tendrás tu castigo, dulzura.

Metió los dedos moviendo la tela que le impedía tocarme por completo. Comenzó con movimientos lentos después lo hizo rápido. Arqueé mi cabeza sin poder evitarlo. Mordí mi labio de nuevo para no gemir, mi respiración era entrecortada.

Sin querer hacerlo quité su mano y me acomode un poco cundo me liberó. Lo quería tan dentro de mi.

—Iré un momento al baño, si me disculpan— Dije con dificultades. Me levanté alisando la falda. Hunter me observó con desesperación, gritaba sexo a los cuatro vientos. Le hice una señal para que me acompañara.

Me retiré a paso lento, temblando un poco por lo de hace minutos.

—Vamos a mi habitación— Mumuró en mi oído cuando finalmente me alcanzó. Me sujeto fuerte de la cintura y me pego a él. Sonreí imaginando lo que estaría a punto de ocurrir.

Cuando la puerta de su habitación se cerró brinqué y me subí arriba de él uniendo nuestros labios con ansias. Nos besamos con pasión, deseo, rodeé mis piernas en sus caderas y pegué su dura longuitud en mi feminidad.

—No sabes las ganas que te tengo— Me dice. Aprieta mi trasero y lo mueve para restriegarse más en mi.

—¿Porque mejor no me lo demuestras?— Lo provoqué con maña.

—Te follaré como nunca antes lo he hecho, cariño.

Era tan claro para los dos que mientras más nos tocábamos más ansiábamos la cercanía del otro.

Mientras disfrutaba su calor y su cercanía razoné el hecho de que un solo chico te hace sentir millones y millones de sensaciones.



Primera escena medio pervertidilla. ¿Que les pareció? ¿Quieren más escenas así o se cancelan? Por cierto, ¿Como le hago para conseguirme un Hunter Lancer así, carajo? ¿¡Acaso estoy haciendo algo mal en mi vida y todavía no me doy cuenta?!

Voten, comentan, compartan pequeñas! Nos leemos pronto!!

Relationship goalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora