Introducción

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(SANTA MÓNICA-LOS ANGELES)

Hoy es un día normal, bueno normal para ella, es una tarde de viernes y está volviendo de su último día del curso de la universidad en su coche nuevo, su Audi R8 azul eléctrico, sería extraño ver ese coche en una chica adolescente, pero no para la hija de unos de los empresarios más prestigioso de Los Ángeles, Inma Muñoz, empezó como trabajadora de una empresa de seguridad de tecnología y poco a poco se fue haciendo con más poder, hasta llegar a ser la directora de las cinco empresas más importantes de los Estados Unidos.

Hoy Inma volvía a casa, esta semana, como la mayoría del año, había estado fuera para atender a las empresas que tiene por los demás estados. Además, hoy vendría los nuevos miembros de la familia, cosa que a Mimi no le hacía mucha gracia.

-Otra vez mi padre con sus tonterías de juegos de amor, es la tercera que va en el año, no se da cuenta que solo tiene tiempo para su trabajo? Espero que duren igual que la otra y me dejen tranquila- Maldecía Mimi mientras conducía

Desde que el padre de Mimi había desaparecido de sus vidas, Inma se había centrado únicamente en el trabajo, pero en los últimos dos años parece que todo cambió un poco, a Mimi le quedaba poco para irse a la universidad, así que su padre quería estar más tiempo con ella, y centrarse un poco (solo un poco porque el trabajo seguía siendo el noventa por ciento de su vida) en ella y en su hija, y desde entonces intentaba recuperar el amor, cosa que hasta ahora, había sido un plan fallido.

-Hola cielo, que tal ha ido el último día? – Preguntaba Inma al escuchar la puerta abrirse

-Hola- Mimi le saludaba mientras le daba un beso- bien, no hemos hecho gran cosa, esta noche hay una fiesta en casa de Ricky para celebrarlo, ¿cómo ha ido la semana, has dejado todo hecho? ¿Llegaste hace mucho?  - dijo Mimi intentando que su madre pasara por alto la primera frase

-Pero hija, hoy llegan Antonio y su hija, tenemos cena familiar y tendrías que estar con ellas.

-Bueno mama, pero después de la estúpida cena familiar no pinto nada aquí.

-Ya hemos hablado de esto, esta noche no vas a ninguna parte, tienes que estar con tu nueva hermana y no se habla más, ¿me has oído?

- Mi nueva hermana? Que cringe por favor, pues bueno como es mi hermanita y solo tiene un año menos que yo que se venga a la fiesta conmigo. – Dijo Mimi a modo de farol, estaba claro que su padre no le iba a dejar llevarse a su nueva hermana a una fiesta de ella, no querría que se fueran por donde han venido por la inconsciente de su hija

- Pues muy bien- dijo Inma y desapareció por el salón
-pero que cojones- pensaba Mimi.

(OREGON)

-Joder papa no entiendo por qué tengo que abandonar todo para irme a vivir tu historia de amor, de la que, por cierto, ni pincho ni corto. Se podrían venir ellos a vivir aquí si tanta pasta dice que tienen. - Decía enfadada Ana a su padre mientras cerraba la cuarta maleta

-Hija, ya hemos hablado de esto mil veces, cielo Inma es la mujer de mi vida, y tú a la niña que más quiero- decía Antonio mientras acariciaba la cabeza de Ana- No me voy a separar de ti en tú último verano antes de irte a la universidad.

Ana y Antonio estaban muy unidos, más que una relación de padre e hija se lo tomaban como una amistad, se lo contaban todos, y Ana se apoyaba en su padre para cualquier cosa, consciente de que él le apoyaba en todo.

Vivir en Los Ángeles, sería el sueño de toda chica adolescente, pero no, no de Ana, que no estaba dispuesta a dejar todo atrás, su casa, su barrio de la infancia, sus amigos, en fin, lo que viene siendo 18 años de vida, pero ya ves, todo había cambiado, al parecer su padre se había enamorado fuertemente de una mujer maravillosa, y rica, muy rica. Verás, que ella se alegraba, desde que su madre había muerto ya hace 10 años, Antonio se había cerrado al amor, y a su vida prácticamente, reduciéndose día a día a su trabajo de auxiliar de enfermería en un pequeño hospital de la zona y a su hija, a la que le daba todo el amor del mundo. Pero Ana, no podía superar que iba a dejar todo atrás por una historia de amor, pero reconoce que, aunque su padre le hubiera dicho que se quedara (cosa que hubiera aceptado totalmente) jamás se habría separado de su padre y dejarlo solo en esta nueva etapa de su vida.

-Me voy a sentir fuera de lugar, ya verás, esa vida tan acomodada que llevan no es para nada mi estilo de vida, seguro que son unas pijas repelentes que no se les puede ni soplar al lado- Decía Ana mientras se subía al coche.

Realmente era así, Ana estaba acostumbrada a una vida humilde, su padre no ganaba demasiado en el hospital y ella, aunque trabajaba los fines de semana para pagar sus gastos, no aportaba mucho a casa. Además, ella estaba acostumbrada a costeárselo ella sola, a trabajar duro y a saber en que gastar y que ahorrar, cosa que como se imaginaba, su nueva familia no estaba demasiado acostumbrada.





Antonio y Ana ya estaban llegando a su destino, aunque el viaje era largo a los dos se les había hecho ameno gracias a sus típicas conversaciones, Antonio le preguntaba a Ana que iban a hacer sus amigas este verano, y aunque Ana estaba bastante dolida con ese tema por el hecho de tener que despegarse de ella, le contesto con una sonrisa en la boca, la verdad es que como acostumbraban, todas tenían planeado irse de vacaciones con sus familiares cosa que amenizaba mucho más el viaje.

A medida que iba faltando menos para llegar los nervios de Ana subían, ya que al contrario de Antonio ella nunca había visto ni a su nueva madrastra (salvo en fotos que él le enseñaba), ni a su hermanastra ni la casa, ni el barrio ni nada, daba por hecho que no iba a encajar para nada, pero joder, una cosa es pensarlo en tu casita tranquilita en el sofá y otra cosa es ir acercándote al momento en el que tengas que convivir en aquello.
Antonio sin embargo iba tranquilo, bueno iba, es que Antonio es tranquilo por naturaleza, yo creo que si hubiera un terremoto en su casa el seguiría tranquilo la verdad, a lo que me refiero es que no tenía por lo que preocuparse porque sabía que Ana se iba a comportar de una manera correcta, no sabía cómo lo había hecho pero la educación que tenía su hija era cuanto menos perfecta, además, su hija es simpática y amable, por lo que por lo menos con Inma iba a casar bien, su mínima preocupación era por su nueva hermana, digamos que Mimi era lo opuesto a Ana, era de esperar, puesto que ambas vienen de dos universos totalmente opuestos, pero esperaba que por la cercanía de edad se pudieran entender, o por lo menos soportar, de lo contrario, si se unieran dos adolescentes, con un genio de la hostia podría surgir la tercera guerra mundial en esa casa.

-Papa, ¿En qué piensas? - preguntaba Ana que llevaba un rato observando como su padre se perdía por mundos imaginarios

-En nada hija, falta muy poco para llegar, y es todo muy diferente, es una etapa nueva contraria a la anterior, y no quiero que esto te afecte mucho, tampoco sé si estoy haciendo las cosas bien- se sinceraba Antonio

-Papa, la vida son un suceso de etapas que hace que seamos quienes somos, es una más que a ti te hace muy feliz, y con eso ya estoy feliz yo. No te voy a negar que tenga miedo, ya te lo he dicho, es todo nuevo, una casa, una familia, unos amigos, un barrio, una ciudad, pero hay algo muy importante que no cambia, y que jamás dejaría atrás, sea la etapa que sea, y es tenerte.

Antonio permanecía en silencio aguantando la lágrima que estaba a punto de salir de su ojo, no se merecía a la hija que tenía, era un sol.

-No sé qué pensaría tu madre de todo esto- decía Antonio dejando salir la lágrima que amenazaba

Ana trago saliva mientras se secaba la lágrima que ya llegaban a su boca- siempre nos dijo que cuando faltase siguiéramos con nuestras vidas, siendo nosotros, siendo felices, y es lo que estamos haciendo. – Decía Ana acodándose de su madre.



¿Joder papa en serio en este barrio viven?  - decía Ana mientras alucinaba viendo el paseo lleno de una fila de palmeras enormes, que daban la bienvenida a los enormes chalets que “se escondían” tras el inmenso jardín, los chalets eran todos diferentes pero con un estilo moderno, con grandes ventanales en casi toda la casa.

Antonio sin contestar miraba la cara de su hija que ahora mismo estaba como cuando los niños pequeños ven por primera vez los reyes magos en una carroza, con una mezcla de miedo y fascinación. Puso el intermitente para entrar en la casa más grande de todas, o eso le parecía Ana, porqué comparando con su antigua casa, esa era todo un castillo.

Cuando Ana dejó de mirar con la boca abierta se fijó que en la puerta de aquella… casa… había dos personas, reconoció a Inma la primera gracias a las fotos de su padre, realmente era muy guapa y se mantenía muy joven, y a su lado había una chica, rubia con una melena larga, parecía estar en forma, y era… muy alta, pero muy muy alta.
-Qué empiece el show- pensó Mimi volteando los ojos y caminando a saludar a su padrastro.

Ana se decidió y salió del coche, ya que su padre ya estaba bajando las maletas, ya no había vuelta atrás, ya todo había cambiado, su vida a partir de ahora sería diferente, comienza una nueva historia.

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