capítulo 10

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-Qué hacemos aquí Mimi? - dijo al ver como su hermana se sentaba en una de las rocas apoyando la espalda en la pared del paseo, estaba claro que no era la primera vez que venía

-Tendremos que hablar, ¿no? ¿O vamos a estar todos los días huyendo la una de la otra? Ven, siéntate aquí- dijo dando palmaditas a un hueco que había al lado suya- aunque parezca increíble es un sitio verdaderamente cómodo

-No es la primera vez que vienes aquí, verdad? - Preguntó Ana mientras se sentaba al lado de su hermana, ella negó con la cabeza

-Bueno y bien, por dónde empezamos?

-Qué tal por el por qué?

Mimi se quedó callada unos segundos, parecía segura de sí misma a la hora de afrontar esta conversación, pero la realidad es que no, estaba como un flan por dentro y podía sentir como su corazón chocaba con su piel al palpitar

-Quizás es mejor que no empecemos por ahí- dijo y su hermanastra asintió- Cómo estás?

Ana se quedó callada, ¿cómo estaba? Ni si quiera ella lo sabía, pero por algún sitio había que empezar y si ninguna de las dos ponía las cartas sobre la mesa la situación en casa sería insostenible

-Bueno… he tenido días mejores- sonrió e hizo que Mimi también lo hiciera- En un primer momento me quise morir ósea no me acordaba de nada vi…. vi nuestra ropa por el suelo y fui atando cabos. Cada ima…- Ana se cortó a sí misma, no estaba acostumbrada a esas situaciones

-No te cortes, nada me va a coger por sorpresa, las dos hemos pasado por lo mismo, si no nos sinceramos no vamos a ir a ningún lado- Ana suspiró, cerró los ojos con fuerza, lo mejor es que fueran directamente al grano así que continuó hablando

-He sido siempre de relaciones, nunca de rollos de una noche y nunca… joder nunca me había acostado con una tía y todo esto en ese momento me superó- dijo agobiada haciendo aspavientos con las manos y con las lagrimas amenazando en salir

-eh, Ana… - dijo Mimi con tono de preocupación frotándole su bazo suavemente – ya está no te agobies… lo que pasó pasó y ya está, somos adultas para afrontarlo, las dos estamos en el mismo punto, nos vamos a entender bien, ¿vale? – pasó su brazo rodeándole su cuerpo y le dio un beso en la cabeza, cerró sus ojos con fuerza, aunque fuera extraño esta situación también le estaba sobrepasando a ella

-Pero tú… pero tú estás más acostumbrada a esto tipo de situaciones, siempre dices que te lías con alguien y pocas veces repites con las mismas personas- contestó secándose las lágrimas que habían caído por su mejilla e incorporándose en su sitio

- Como voy a estar acostumbrada a esto Ana, somos hermanas tía, vivimos en la misma casa, nuestros padres están juntos, tenemos que vernos absolutamente todos los días, dormimos pared con pared- dijo bastante ofuscada

-Ey lo siento no quise…- dijo la morena al ver la reacción de Mimi, pero no, esta ya había explotado

-Joder es que no, es que parece que a mí no me afectan las cosas, pero no es así, una cosa es que mantenga la compostura y otra muy distinta como lo lleve por dentro, joder, mi madre me conoce a la perfección y me mira con lupa, ¿por qué crees que nos ha montado esta estúpida cena familiar? Piensa que ya le he cagado y como siempre no se equivoca,  como crees que me siento sabiendo que yo soy la responsable de todo, sabía que esto podía ocurrir y aún así seguí con el juego, sabía que en cualquier calentón podría arrastrarte y aún así entré en tú habitación sabiendo que íbamos borrachas y calientes por el puto baile, sabía cuáles eran las consecuencias, sabía que te iba a hacer daño, pero aún así deje que pasara

HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora