Hermanas

Capítulo 21

La luna se veía reflejada en el mar haciendo que entrase una débil luz por el enorme ventanal, se podría distinguir los objetos de la habitación, pero claro, a quién le importaba cómo estaban colocadas las cosas de la mesilla teniéndose a centímetros la una a la otra. Tenían un poco abierta la ventana dejando que entrase el aire de la noche, sabéis ese olor característico que tiene cada lugar, persona, casa ... pues lo mismo pasaba con ese aire, olía a final del verano, a despedida, olía a días de lluvia, manos cubiertas por la manga de la sudadera.

La casa estaba completamente en silencio, fuera tampoco sonaba mucho ruido excepto algún motor de un coche o algún grupo de chavales con más alcohol que sangre en las venas.

Mimi estaba sentada con la espalda apoyada en la pared de la cama pasando su mano por la cabeza de Ana que estaba tumbada usando de almohada las piernas de su hermana. Ambas estaban en silencio, no era un silencio molesto, sino todo lo contrario, era comodidad, confianza, tranquilidad ... La rubia pasaba una y otra vez su mano por el cabello de Ana, haciendo que de vez en cuando se le erizase la piel.

-Tienes la mano super pequeña- decía con una sonrisa Ana mirando como Mimi le daba pequeños pellizcos en la yema de los dedos.

-Mentira, si la tenemos iguales- protestó la rubia uniendo sus dos manos - Mira, ponla - ambas chocaron sus palmas dejando claro que sí, los dedos de Ana sobresalían varios centímetros por arriba de los de su hermana, esta hizo una mueca disconforme por el resultado.

-Te creció el cuerpo pero no las manos, mimita- dijo victoriosa mientras se estiraba los dedos haciendo que sonase algún que otro crujido. Mimi se llevó inmediatamente las manos a los oídos

-Ana Banana, primero deja de crujir que es muy desagradable y segundo, como cojones tienes tanta flexibilidad, a mi no se me echan tan para atrás los dedos- dijo con tono entre sorprendida y enfadada haciendo el mismo gesto con la mano que estaba haciendo su hermana, viendo como, efectivamente, sus dedos no se torcían ni una cuarta como a ella. Ana se encogió de hombros, pensando que lo suyo era normal - Vaya bollera se ha perdido el mundo todo estos años- susurró con la sonrisa de medio lado la rubia. 

-Y se seguirá perdiendo, que yo no soy bollera! - dijo incorporándose en la cama rápidamente.

-¿Ah no? Entonces esto que significa? - La voz de Mimi era casi inaudible, estaba de rodillas sentada en la cama y se había echado hacia delante apoyándose también en sus manos por lo que  la morena no podía hacer otra cosa que tragar saliva.

-Tú ... tú eres un pequeño desliz ... - dijo como pudo echándose un poco hacia atrás, la forma en la que la rubia se estaba acercando la estaba dejando en el suelo, pero es que la forma que tenía de mirarle directamente le mataba. 

Mimi se acercó en la misma posición dejando al cuerpo de Ana estampado contra la pared. La rubia puso cada pierna y brazo a los lados de ella dejándola atrapada por su cuerpo. 

-Y te arrepientes del desliz? - dijo acercando su cara a centímetros de la de Ana que no tenía más saliva que tragar. No podía hablar, se limitó a hacer un gesto con la cabeza en señal de afirmación, porque a ver ... podría estar muriéndose por dentro, pero no quería que la rubia dejase ese juego.

-¿Ah sí? - susurró soltando el aire directamente en la boca de ella. Se acercó un poco más y deslizó la nariz suavemente desde la clavícula hasta el oído, deteniéndose ahí antes de decir - porque supongo que nada de lo que hemos hecho te ha puesto ni un poco, verdad?

Ana miró fijamente como la rubia se mordía el labio a un cm de su boca y decidió jugar, se reincorporó un poco en el poco espacio que tenía entre el cuerpo de Mimi y la pared  y soltó con un tono de voz casi inaudible -lo único que me gustó fue tu cara de impotencia cuando te hice aquel baile y no pudiste hacer nada- y tras esa frase pasó su lengua de abajo hacia arriba por los labios de Mimi haciendo que esta se quedase helada