Eras eso que tanto esperaba pero que no andaba buscando. Tropecé sin querer contigo en mi camino, y cuando te miré supe que en esos ojos claros era donde quería mirarme. Fue tan breve lo nuestro, apenas pude disfrutarte. A veces pienso que no fue nuestro momento, tal vez no en ese lugar, no en esa ciudad, no en ese país. Te convertiste en una droga para mí y sin saberlo me fui enamorando. Todo comenzó tan inocente, un simple juego, una simple aventura. Llegaron los mensajes y las llamas prohibidas. Las escapadas a escondidas a cualquier hotel de la ciudad y no me importaba, era tan bonito y era solo nuestro, no me importaba porque en esos momentos de absoluta intimidad podíamos ser nosotros mismos, podíamos querernos sin miramientos. Tal vez me gustase ese puntito de emoción que le dabas a mi absurda monotonía, me encantaba ir caminando por el centro comercial y que sin previo aviso tomases mi mano, sin importar el qué dirán, sin importar quién nos viera. Sin apenas percatarme quería hablarte, estar contigo a todas horas. Tal vez por eso fue que cometí tantos errores, y el principal fue enamorarme de ti. Hoy, tras varios años sin verte, ni escribirte, me sigue obsesionando el saber algo de ti. Pero al parecer te ha tragado la tierra, te busco desesperadamente por todos lados, pero no apareces, y yo solamente quisiera que hablemos... Y sigo arrepintiéndome de haber hecho las cosas tan mal contigo... Creo que eso jamás me lo perdonaré.
