Nunca he olvidado el aroma de tu piel, el roce de tus labios en mi piel y ese sutil susurro en mi oído mientras hacíamos el amor. Ese esplendor, ese goce divino mientras nos fundíamos en un abrazo, cuando éramos uno solo por un instante, cuando por un segundo podía sentir que eras mi mundo, mi luna y mis estrellas. Que eras todo lo que deseaba y necesitaba.