───UNO: tacones carmesí

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CAPÍTULO UNO
TACONES CARMESÍ.
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EL AIRE FRESCO ESTABA PROHIBIDO EN LAS CALLES DE KETTERDAM

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EL AIRE FRESCO ESTABA PROHIBIDO EN LAS CALLES DE KETTERDAM.

El aire que luchaba por entrar en los pulmones de la chica, cuyos pasos eran recibidos con pequeños golpecitos contra la piedra mojada y el barro, mezclándose con la sangre que se había derramado en esas calles innumerables veces.

Lavender sabía de qué se trataba Ketterdam: dinero. La capital de Kerch era un lugar muy atractivo para los turistas, dejándoles ver varias atracciones: salas de juego, menageries, teatros y otros lugares para divertirse. Todos estaban ansiosos por gastar su kruge en reliquias falsas de santos y otras cosas.

Pero donde resonaban los pasos de la chica, no habían turistas. El Barril era un lugar al que no deberímas ir solo si no puedes protegerte. Después de pasar por los Menageries y otros lugares atractivos, todo lo que te queda es un hedor de orina y humo.

—¡Oh, santos, mis tacones se van a arruinar!

La voz de disgusto de la chica llenó las calles sucias. Si había algo que Lavender atesoraba más de lo que se suponía que debía, eran sus impecables tacones carmesí que la hacían sentir visible. No tenía miedo de las miradas, podía manejarlas todas.

Sus tacones carmesí golpeaban la piedra mojada mientras se abría paso en la noche, rodeada por los aplausos de los idiotas borrachos, los rumores que difundían los ciudadanos pobres —que acababan de apostar su dinero y ahora tendrían que dormir en el barro—, llegaron a sus oídos.

Todos esos rumores la estaban mareando: ¿sabías que el negociante del Palacio Esmeralda está robando? ¿Sabías que una de las chicas del Palacio Esmeralda te dará placer por dinero? ¿Qué tan bajo ha caído la humanidad? Lavender pensó, un pequeño tsk salió de sus labios.

Era fácil decir que Lavender Elrod despreciaba esta ciudad. Ella nació aquí, creció aquí y luego lo dejó, esperando no volver, pero ahora aquí estaba de nuevo... pero nadie la conocía aquí y le gustaría que siguiera siendo así. Siempre habían ventajas en ser un fantasma que deambulaba por las calles.

Y ahora, tenia que volver para encontrar al idiota de su hermano que comenzó a ir a la universidad en esta ciudad hace un par de años, pero como descubrió solo unos días después de llegar a Ketterdam, su hermano ya no estudiaba allí. Además, esa era una buena oportunidad para escapar del pueblo y ver algo de vida, pero ella no se refería a Kerch. Todo esto era simplemente horrible.

Lavender se dirigió al tercer salón de juego hoy en busca de su hermano. Dado que las salas de juego eran muy populares, había una gran posibilidad de que el estúpido patán estuviera allí en lugar de estar trabajando para obtener el título prometido.

La mujer se sorprendió al ver la poco atractiva sala de juegos. No habían colores llamativos como en los anteriores. Este edificio estaba pintado completamente de negro, a juego con el estado de ánimo con la ciudad, pero sobre la gran puerta había una escultura oxidada de un cuervo y trajo una sonrisa torcida en el rostro de la dama que rápidamente se desvaneció. Los cuervos le recordaban su pasado, pero aparentemente, toda esta ciudad era un gran recordatorio para ella de lo que perdió. De a quién perdió.

lavender and velvet ━ kaz brekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora