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— ¡Dejenme! ¡Quiero estar solo!

A empujones sacó a todos de su pieza, no quería a nadie ahora molestándolo con su lastima, dándole palabras de apoyo.
Cerró de un portazo la puerta, logrando escuchar las quejas y llamados de ellos atrás de esta.
Se recostó en su cama, tapándose por completo con las frazadas casi formando una crisálida, deseando no salir nunca o al menos hasta que todo se resuelva. Dejando que las lágrimas demostraran su estado de animo lloró, lloró en silencio hasta quedarse dormido. Su cuerpo ahora estaba mucho más tibio por las frazadas y su respiración.

Mientras él se sumía al mundo de la inconsciencia, otros cuatro hombres trataban de calmar sus nervios, estaban preocupados por lo que podría pasarle al menor. Solo rogaban porque nada le pasara a ninguno de los dos.

¿A quién se le ocurrió poner trabas en las habitaciones?

Preguntó Robert, caminando de un lado a otro nervioso, mordía la uña de su pulgar.

— ¿Cerró con traba? Porque sino, yo tengo la llave — Sebastian sacó dicha llave de su bolsillo para enseñárselas.

— No, no esta con llave, ya dije, lo cerró con esa trabita chota.

Hiddleston rezaba para que nada le pasara a su bebé ni a Tom, moriría si algo le ocurría a alguno de los dos.

Chris se había alejado para llamar al infeliz de Cumberbatch, para hablar sobre lo que hizo su mujer.

Stan y Robert pensaban como abrir aquella puerta. Estaban entrando en una crisis nerviosa, se sentían desesperados.

Y Holland, él solo dormía.

¿Qué Tom está qué..?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora