Aprendiendo A Ser Omega (Higuel)

~1~ Bien mal

Era un día hermoso, que digo hermoso, ¡chulisimo! un día como pocos otros. De eso estaba seguro el mexicano. El día estaba despejado y al ambiente ya estaba acostumbrado.

El era un chico Mexicano, moreno por naturaleza, con un lunar coqueto por encima de sus labios y un hoyuelo en su mejilla izquierda que le daba un aire infantil, fornido; de espalda ancha, alto y Dios le había dado la gran oportunidad de ser un Alfa "disciplinado " y con amor por su trabajo (y otras cosas) . Con una buena estabilidad emocional y mental (?, confianza en si mismo, coqueto, conquistador, aventurero, amigo y amante. Un buen partido...

Estaba en una gira por San Fransokio compartiendo su amor por la música y la vida, celebrando como tiene que ser, ¡A todo pulmón y con el corazón, cabrones!

— ¡Puto Miguel, ya bajale cabrón! — el San Juan que iba a su lado se desespero lanzándolo a volar por quien sabe donde, antes de que la chica que iba con ellos parara el auto y les fuera a dar unos golpes con su acostumbrado "¡¿se están quietos o me los madreo?!". No querían tener problemas con la alfa que empezaba a desesperarse y apretar el volante —. No sé ni por qué vine, siempre estas chingando.

— Es que eres mi mejor amigo, Leo. Además de que a ti te gusta la comida China — explico como pudo el otro por fin dejando de molestar —, y eso no me lo puedes negar, no es como si pudiera invitar a alguien más, ya que tiene problemas con su pareja.

El San Juan no dijo nada, es que en serio, no es que rechazara a sus compas Omegas Mexicanos, pero esos chinitos coquetos tenían su encanto y él no desperdiciaría la oportunidad de ir de a grapa con sus amigos Mariachis.

— Sobre eso, ¿y tu hermano? --- por fin se le ocurrió preguntar después de no haberlo visto todo el día y no es como si Marco Rivera no se hiciera notar.

El moreno estuvo a punto de responder pero la única fémina lo interrumpió — Ya esta en el punto de reunión, él si es profesional —. Rodó los ojos sin esperar respuesta.

El moreno aun así contestó: — Ajá! Como si no conocieras a Marco y a tu hermano —. La Alfa lo pensó mejor y solo asintió en su lugar dándose por vencida en pensar cosas positivas de su hermano. — La única que ha de estar allá, es tu hermana — Concluyó con algo coherente y que todos sabían.

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Este era un día pésimo, que digo pésimo, ¡Fatal! ¡Una calamidad! Y no lo culpen a él por andar lanzando maldiciones gracias al horrible día y al mal comportamiento de todos sus compañeros.

— Joven Hamada, no estamos dispuestos a soportar la mala conducta —. El viejo Beta frente a él lo miro con seriedad, mientras Hiro paraba de maldecir. — y tampoco el mal vocabulario.

— Pero profesor no fue mi culpa, sólo me defendí — frunció el ceño, mientras el maestro le dirigía una mirada reprobatoria.

El mayor lo dejo de ver para dirigir su mirada a el chico de a lado. — Y usted joven Gurotesuku, debería de dejar de molestar a sus compañeros Omegas y más a Hamada que es un buen estudiante y alguien que sí se toma en serio. — el Alfa que era regañado no apartó la mirada, tan solo asintió dando por entendido el tema, no feliz por el regaño. — Ahora salga de aquí y comportesé antes de que llame a sus padres — ordenó, para luego ver al chico levantarse con su chaqueta e ir a la puerta para abrirla y salir bufando de la cólera.

Hiro vio y escuchó a su compañero maldecir antes de salir, para después escuchar al profesor toser. Se golpeo mentalmente por querer rodar los ojos por el llamado de su maestro.

— Joven Hamada, sé que esto puede ser difícil para usted después del cambio tan repentino en su biología... — el profesor bajó la mirada y suspiró — pero se que puede afrontarlo, es un joven talentoso. No se esperaría menos, ahora valla a su clase.