Aprendiendo A Ser Omega (Higuel)

15° Aceptar °

Miguel se metió otro bocado de huevo a la boca, sin interesarse en lo más mínimo en la persona que lo miraba con odio y obvia envidia.

- Buenos días, Kyle. - Saludó Cass mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

- Tía Cass, ¿quién es nuestro invitado? - Kyle se acerco a la barra de la cosina para descubrir un desayuno más. Miguel no se había dado cuenta de eso.

- Oh, es Miguel. Un amigo de Hiro. - Presentó.

Hiro dirigió su mirada al mayor, el cual había decidido sentarse a su lado. El omega había quedado en medio de dos Alfas guapos y fuertes, y contrarió a lo que muchos omegas sentirían, él estaba muerto de la incomodidad.

- Creí que Hiro no tenía amigos de su Universidad - Kyle fingió desinterés.

- Miguel no va en mi Universidad. Él no es de aquí, solo vino por unos problemas, en unas semanas se ira. - Hiro explicó con hastío. No quería que Kyle se metiera en esto.

- Oh, entonces no hay de que preocuparse. - El mayor tomo una tasa de café y lo bebió tranquilamente.

Miguel que hasta entonces estaba callado, hizo a un lado su plato y tomo un baso de jugo entre sus manos, mientras decía "pasivamente": - Aún no sé si me ire, y si lo hago no creo que sea tan pronto.

Kyle dejó los panqueques después de solo dar un mordisco, de pronto sin ganas de comer más. Se levantó de su silla y aguantando las ganas de sacar sus feromonas para marcar su territorio, agradeció la comida y dijo que comenzaría a preparar el local para abrir.
Cassandra que no había mostrado más que una sonrisa, también se levanto, fingiendo ignorar lo que pasaba y levantó todos los platos para lavarlos.

- ham. - Miguel tosió un poco para atraer la atención de Hiro. - ¿Vas a ir a la universidad?

- Tengo qué. - Hiro se levanto de su asiento y miró a Miguel que ya se veía listo para irse. - ¿Haras algo hoy?

- Pienso ver unos contratos y luego quizá tocar en algún lugar de por aquí. Es aburrido no hacer nada. - Miguel negó con la cabeza, pensando que le gustaría estar un poco más con el guapo Beta.

- Oh, pensé que harías algo con Marco. Llevan poco tiempo aquí, cualquiera querría salir a dar la vuelta. - Hiro comento "desinteresadamente".

- Marco siempre encuentra la manera de no encontrarse conmigo cuando tiene tiempo libre. Sin embargo, seguro esta como loca del centro buscándome. - Miguel comenzó a caminar fuera de la cafetería, siendo seguido por Hiro.

- De alguna forma tiene que cuidarte. - Hiro dijo un poco triste y celoso, sin que él alfa lo pudiera notar.

- Supongo. - Miguel dirigió su mirada al más bajo, mirando como éste se quedaba pensando distraído. Luego recordó algo más que le causaba intriga - El Alfa que apareció hace un rato, ¿tiene algo con- - el mayor lo miró queriendo entender a lo que iba, pero el Alfa ya no quiso seguir con la pregunta. - Como sea, gracias por recibirme en tu casa - Hiro no pudo evitar verlo con emoción - y por el delicioso desayuno. - Miguel se dio la vuelta y se despidió con una ademán.

Mientras tanto, en la mente de Hiro algo se había descompuesto. Simplemente no podía reaccionar. Su corazón latía fuertemente, sus manos sudaban y su rostro estaba súper caliente. ¿Cómo es que le alegraba tanto que a Miguel le gustaran los panqueques que había hecho? ¿Qué de especial podía tener un huevo revuelto para que a su Alfa le gustara?.

Luego de unos minutos en trance, volvió dentro de la cafetería, sin esperar que en cuanto lo hiciera, una Cassandra salvaje aparecería. - Y bien, ¿Me vas a decir quién es ese guapo Alfa o tengo que preguntarle a los chicos? - preguntó la mujer.

- No es nada en especial, Tía Cass. - Quiso ocultarlo.

- Entonces preguntare a los chicos.

- ¡No, Tía! No tiene caso... - Cass lo miró con cansancio antes de darse la vuelta para salir. - ¡Esta bien! Creo que es mi Alfa. - Su tía volteó a mirarlo pidiendo una explicación más descriptiva. - Ya sabes, del tipo creado por el destino. Solo, siento que debo estar con él, y estar con él me hace sentir muy bien.

- Cariño... - Los brazos de Cass se envolvieron en Hiro, dandole un fuerte abrazo. - Me pone muy feliz saber eso.

Hiro con una sonrisa satisfecha en su rostro, devolvió el abrazo. Así se mantuvieron por un tiempo antes de decidir soltarse y mirarse con una linda sonrisa.

Cass retiro sus brazos para poder tomar las manos de Hiro en una muestra incondicional de apoyo. - Pero.. ¿Están saliendo? ¿Son novios? ¿Tienen algún plan para el futuro?

Hiro no pudo evitar sobre saltarse y mirar a su tía con pánico antes de llevarla rápidamente a sentarse en una silla apartada de las mesas del local que comenzaba a llenarse. Sí, casi olvida que había gente que podría escuchar su conversación.

- Tía Cass. No, no, no. No tenemos planeado nada, solo nos estamos conociendo. - Hiro explicó pacientemente sin querer decir toda la verdad.

- ¿Pero por qué no? Miguel se ve como un chico de buena familia, gentil y responsable, no creo que él no quiera formalizar. - Cass en verdad se mostró confundida.

- Tía, él no lo sabe. - Hiro murmuró, diciéndose a sí mismo que lo hacia para no ser escuchado por los clientes.

- ¿Qué no sabe? - Cass preguntó aún más confundida.

- Que somos destinados, él no sabe que él y yo somos destinados. - El Omega repitió un poco más alto, esperando que ella por fin entendiera y dejará de lado el asunto.

- ¿Y por qué no lo sabe? - Cass se mostró preocupada, no quería pensar que su sobrino solo se estaba ilusionando. - Según sé, aunque solo existen pocos casos, en la mayoría ambos sienten la conexión cuando se conocen, ¿cómo no lo va a saber? - Hiro no quiso mirar más a su tía, no quería mentirle pero no podía decirle la verdad.

- Ni siquiera creo que sospeche, aunque lo sienta. - Cass lo miró con reproche. - Él tampoco sabe que soy Omega, así que es muy poco probable que piense que es el destino.

- ¡Pero, Hiro... - Su rostro se pinto de rojo. - ¿¡Qué hicieron!? ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué nunca me entero de lo que te pasa? - La Beta no podía estar más enojada. En estos momentos es cuando se lamentaba de no poder percibir olores como las otras castas. - Creí que todo hiba bien.

- Y lo esta, pero... Tía, los supresores que tomo ocultan al cien por ciento mi olor. Miguel creé que soy un Beta, así que aunque sienta apego, no podría descubrir que somos destinados. - Hiro explicó lo más que podía.

- Pero ¿por qué te escondes? ¿Por qué de él, mi cielo? - Cass tomó el rostro de su sobrino entre sus manos.

- No quiero estar con alguien solo porque mi instinto me lo pide, no quiero que él este conmigo solo por deber, el amor no debería ser ni un tipo de obligación.

- Cariño - Dijo al ver cómo los ojos de Hiro comenzaban a lagrimear. - No tienes porqué sentirlo así, mira, quizás tiene que ver con el instinto, pero eso no es malo, es... Como un regalo para ti, ¿no te das cuenta? Después de lo que pasaste, después del dolor, el perder la vida que tenías y la que te esperaba. Miguel es como un seguro de lo que la vida tiene para ti, con él no habrá dudas, y quién sabe; quizás él también necesitaba esto. Eres una gran persona Hiro, y la persona que te merezca, debe de ser tan increíble como tú. - Cass a penas y podía contener sus lágrimas mientras secaba las que querian rodar por las mejillas de su sobrino. - Solo toma lo que la vida te dé, y se feliz.

Hiro sonrió como no había podido hacerlo en todo este tiempo, con verdadera satisfacción por algo que tenía que ver con su vida amorosa.

- Gracias, Tía Cass.

- No me agradezcas. Tomalo con calma, Cariño - Le sonrió reconfortante. - Ahora corre a apresurarte para ir a la Universidad. - Hiro asintió a sus palabras mientras limpiaba sus pocas lágrimas - ¡Ya voy, Kyle! - Dijo la mujer antes de alejarse para ayudar al apresurado chico que preparaba los cafés con una expresión aterradora.

Hiro soltó una leve risa antes de sacar la lengua en dirección del chico, ayudante de su tía, que le había dirigido la mirada, para después apresurarse a su cuarto.

- ¿Qué debo de hacer ahora si quiero estar con él?